El pasado 9 de junio cumplió 100 años de nacido Lester William Polsfuss… ¿Quién? Pues, seguramente los amantes del rock se ubiquen mejor si hablamos de Les Paul, los menos conocedores sin duda con solo ver su legendaria guitarra eléctrica sabrán que hablamos de una de las figuras más importantes no solo de este género sino de la música popular moderna.
No, Les Paul no inventó la guitarra eléctrica, pero definió y cambió para siempre la forma en que iban a sonar y fabricarse estos archiconocidos instrumentos. Luego de remar incansablemente contra viento y marea, Lester logró hacer que su nombre pasara a la historia del rock and roll.
“El Mago de Waukesha”, nació en el estado de Wisconsin, en el año 1915 y desde temprana edad mostró su inclinación por la música. Sus primeras notas se dieron con el country, tocando banjo y harmónica. Luego, cuando aprendió a tocar la guitarra comenzó a experimentar con el jazz, donde se quedaría definitivamente. Pero además de músico, Les Paul tenía una fuerte atracción por la inventiva, lo que a nosotros a la postre nos traería muchas alegrías.
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A finales de los 30 empezó a experimentar con la guitarra eléctrica, puesto que las que existían para la época no satisfacían sus gustos y sentía que tenían muchos problemas de sonido. Finalmente en 1941, Lester consigue la solución definitiva: inventa una guitarra de cuerpo sólido. ¿Cómo la hizo? Sobre una tabla de madera de pino maciza montó el mástil, el puente, dos micrófonos sencillos y las cuerdas. Luego a esa pieza le pegó dos mitades de una guitarra Epiphone y listo: la bautizó como the log (“el leño” o “el tronco”). Bastante propicio.
El cambio en el sonido fue del cielo a la tierra. Por supuesto, la duración y la tonalidad del sonido ahora dependía de la vibración de la madera y no de lo que durara dentro de una caja de resonancia, como venía pasando. Además logró lo que estaba buscando: un sustain de verdad duradero. De hecho, Les Paul decía que podía tocar una nota, salir a cenar y cuando volviera la nota seguiría escuchándose.
Sin embargo, la parte más llamativa de esta historia es que a Les Paul, como a muchos grandes inventores, le cerraron las puertas en la cara. En 1946, Polsfuss presentó su “leño” a la empresa Gibson (que aún para la fecha no tenía nada que ver con Epiphone). Maurice Berlin, presidente de la compañía, no escondió su desprecio por el modelo y dijo que no estaba interesado en una guitarra que parecía una escoba (una escoba que sonaba muy bien, por cierto).
Los de Fender en el 50 se lanzaron al ruedo con la Fender Broadcaster (hoy conocida como Telecaster) y esto puso a correr a los de la Gibson. Volvieron a llamar a Les Paul y en el 51 se aliaron para formar una de las guitarras más conocidas y predilectas: la Gibson Les Paul Goldtop. El resto es historia.
Luego vendrían mejoras y personalizaciones de este modelo. De hecho, la Gibson Les Paul Standard muchos guitarristas la denominan como la guitarra perfecta. Y luego, el abanico se extendió con las Les Paul Custom.
Grandes guitarristas han tenido en sus manos una de estas guitarras, desde John Lennon hasta Slash, pasando por Gustavo Ceratti. Hoy en día son unas guitarras hermosas sin duda (a diferencia del primer “leño”), pero su aporte va más allá de lo estético: lo que nos dejó Les Paul entre manos no fue otra cosa sino el sonido que definiría a la guitarra eléctrica para el futuro, fuera cual fuera su marca, fuera cual fuera su modelo.
DesdeLaPlaza.com/ Simón Herrera