La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró al vallenato colombiano como patrimonio inmaterial de la humanidad, género musical de grandes como Rafael Escalona, Leandro Díaz y Emiliano Zuleta Baquero, y que recientemente, le ayudó a internacionalizar el cantante Carlos Vives.
El anuncio lo realizó la Unesco en su cuenta oficial de Twitter este martes.
El vallenato, música tradicional del Magdalena Grande, #Colombia inscrito en lista de salvaguardia urgente del #patrimonioinmaterial. Bravo!
— UNESCO en español (@UNESCO_es) diciembre 1, 2015
El reconocimiento fue exaltado de inmediato por el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien sostuvo en la misma red de microblogueo que la decisión de la organización respecto a este ritmo es «una acción para preservarlo para siempre».
La @UNESCO acaba de declarar nuestro vallenato como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Una acción para preservarlo para siempre.
— Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) diciembre 1, 2015
La decisión fue tomada en Windhoek, Namibia, según el Ministerio de Cultura colombiano.
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«Este reconocimiento representa una oportunidad para que el mundo promueva el aporte del vallenato al fortalecimiento del diálogo intergeneracional y el respeto por las matrices melódicas de una música que se construye a partir de la realidad y la cotidianidad, y para que apoye las acciones para hacer frente a las amenazas que aquejan la música del vallenato tradicional», señaló Alberto Escovar, director de Patrimonio del Ministerio de Cultura.
El vallenato, es considerado un género musical autóctono de la Costa Caribe colombiana con epicentro en la antigua provincia de Padilla (actuales sur de La Guajira, norte del Cesar y oriente del Magdalena) y en la región sabanera de los departamentos de Bolívar, Sucre, Córdoba.
Según lo definió la Unesco, «el vallenato es un género musical tradicional surgido de la fusión de expresiones culturales del norte de Colombia: canciones de los vaqueros del Magdalena Grande, cantos de los esclavos africanos y ritmos de danzas tradicionales de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta».
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