¡Ay! Los artistas mexicanos sufren ahora mismo de una maldición que lleva años castigando a sus colegas cubanos: se espera que, cada vez que se enciende un micrófono, nos iluminen sobre la situación política en su país. Julieta Venegas (Long Beach, California, 1970) recurre a dos canciones incluidas en su nuevo disco, Algo sucede (Sony Music). Explosión y Una respuesta reflejan el México noqueado por la brutalidad casual con que fueron masacrados 43 estudiantes en Iguala, gracias a la complicidad de las autoridades y los policías locales con los narcos.
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Las canciones en cuestión se impusieron, confiesa: “aunque nunca he tenido la habilidad para traducir mis convicciones en música, llegó un momento en que entendí que no podía evitarlo. Que necesitaba manifestar tanto dolor, tanta impotencia. Somos un país gigante acostumbrado a convivir con un grado de violencia pero, desde hace unos años, el cáncer luce más grande que el país. Tal parece que estuvieran poniendo a prueba nuestra capacidad para el horror”.
Con todo, aquí estamos para destacar el modelo artístico de Julieta. Desde 1997, graba para una multinacional y, con el disco Sí, fue descubierta por el gran público; ha mantenido un fino equilibrio entre comercialidad y credibilidad. Aunque no todos lo aprecien: hubo fragor en las redes sociales cuando el FIB 2011 incluyó a Julieta en su cartel. “Supongo que me rechazaban por ser alguien que ha sonado en radiofórmulas. Me parece injusto: los grupos ingleses o los que cantan en inglés están en las radiofórmulas y nadie dice nada si luego van a un festival indie.”
Se atreve a usar la palabra tabú: feminismo. “Puede que no agitemos esa bandera pero somos feministas en lo cotidiano. Ejercemos nuestra creatividad, nada que ver con las divas habituales en las disqueras, que son sumisas a pesar de que hagan videos supuestamente provocadores. Entiendo lo que hacen, yo me divertí cuando grabé con Paulina Rubio. Pero, más allá de la sociabilidad, jugamos en ligas diferentes”.
Su visibilidad revela la irrelevancia de las distancias en la era Internet: “Antes conocías a esas cantautoras digamos atípicas cuando actuabas en Maracaibo o en Santiago de Chile. Ahora, ya viajas sabiendo lo que las chavas están haciendo en toda Latinoamérica. Hay tanta variedad que nos cuesta participar en esos conciertos o discos tipo solo-mujeres-latinas: pueden ser hasta reduccionista, una forma de encerrarnos en un gueto”.
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