«Este ha sido un año de referencia para mí en muchos aspectos. Abandono 2014 siendo un hombre diferente al que lo recibió. Es más, no estoy seguro de que haya habido otro año en el que haya sentido que he crecido tanto en mi visión y haya resuelto tantos aspectos. Decir que me siento ‘lleno’ no sería correcto. Cuando comenté aquello de que no era ya un joven director no olvidaba añadir que espero seguir aprendiendo hasta que me entierren. Porque no creo que pase un solo día en el que no me quede totalmente sorprendido ante lo que experimento», declara el director venezolano Gustavo Dudamel a El País de España, diario que distribuye gratuitamente desde ayer un disco suyo.
En entrevista con Jesús Ruiz Mantilla, el larense destaca que está pensando más en la accesibilidad que en la viabilidad económica de su música. «Mi prioridad ha sido siempre abrir la puerta de la música clásica en cualquier forma o manera en que me sea posible (…) Tenemos planes de grabar a continuación, Turangalila, de Messiaen, y quizás algo de Haydn. Y luego: ¡mucho Beethoven!», informa.
Dudamel confiesa que su sueño es dar un paso adelante con la Sinfónica Simón Bolívar, «pasar de ser considerados como una orquesta de jóvenes a algo que sea tomado mucho más en serio, algo revolucionario (…) Nunca ha sido nuestro objetivo imitar a estas orquestas (europeas), sino crear algo que sea completamente nuestro, un sonido y una interpretación del repertorio que sólo la juventud, la energía, el compromiso y el espíritu de El Sistema puede prestar a estas obras».
El País regala además del disco donde se recogen composiciones de la tetralogía El anillo del Nibelung de Wagner, entradas a conciertos que el venezolano ofrecerá en España próximamente.
Desde la Plaza/El Universal/AMB