La carrera de M. Night Shyamalan está conformada por cintas llenas de momentos gloriosos y también de mamotretos absurdos, es un director que parece tener la misma facilidad para escribir y dirigir películas geniales que para crear obras prescindibles. No sé que le ha pasado en los últimos años, pero algunas de sus cintas han sido completos esperpentos.
Sus primeras películas “Sexto Sentido”, “El protegido” y “Señales” son de lo mejor de su producción, ya que desde el año 2004 con su film “La Aldea” comenzó un camino tortuoso, por decir lo menos, dentro de su filmografía.
La cinta, filmada bajo la muy popular técnica denominada found footage o “metraje encontrado”, la cual es muy usada en películas de terror y consiste en que la narración se presenta como un falso documental, narra el viaje de dos niños a la casa de sus abuelos a quienes nunca han visto.
El miedo esta asociado con lo desconocido, en general todos tememos a lo que acaba de aparecer en nuestras vidas, sin embargo, seguramente, todos podemos detectar cuando algo realmente no va bien.
Lo que sucede es que no le hacemos caso, nadie prefiere aceptar lo malo de un solo golpe, mucho se duda o se pretende justificar aquello que en el fondo no tiene justificación. En la cinta un montón de situaciones injustificables encuentran los niños Rebecca y Tyler, en la casa de los padres de su mamá, quien lleva más de 15 años sin hablarles.
Pese a todo, perseveran en su tan extraña visita, como el humor con el que Shyamalan llena el suspenso y el miedo que te domina al ver esta cinta.
Una mezcla de susto, asco y ganas de reír es lo que brinda este regreso a las salas de cine del director indio nominado al Óscar muchos años atrás. Adornada con una leve (y quizás a ratos cursi) intención de reflexionar sobre lo que significa el perdón, algunos diálogos efectivos nos recuerdan a su antigua forma de contar historias. Esa que al estilo del director español Alejandro Amenábar, usaba el terror para contarnos “algo mas”.
Sin embargo, “Los huéspedes” es una película que más allá de la forma en que esta filmada: el juego con la cámara, las luces, las sombras, y la muy buena fotografía, despierta la sensación de que algo en la puesta en escena no esta bien del todo, que algo falta, tal vez ese “algo mas” de sus antiguas cintas.
Quizás la clave del film se encuentra en una frase que se dice un poco por azar, pero que cuando termina la película podrás tomarte muy en serio: “Hay que reír para encerrar a la oscuridad en una cueva”. Llégate a los cines y trata de descifrar ese enunciado.
Muy buenas actuaciones por parte de todo elenco, pero sobre todo de los dos niños. Realmente muy convincentes.
DesdeLaPlaza.com / Luisa Ugueto L – @Luisauguetol