Seguramente en alguna oportunidad has escuchado lo rentable que podría ser, crear un sistema de reciclaje y sacarle el mayor provecho económico a todo elemento que contamine.
Pero luego de todas aquellas ideas que pueden surgir de un proyecto ecológico, no se convierte en más, que un simple sueño.
¡Pues bien! Un proyecto llamado WastedsLab ha implantado un nuevo sistema de reciclaje, donde el plástico además de residuo, es una moneda de cambio, instalando así una nueva economía, en Holanda.
Cada ciudadano de la capital holandesa recicla tan sólo 1,8 kg de plástico por persona de los 25 kg que consume al año.
Bárbara Koole dio inicio, en el barrio norte de Ámsterdam, a un proyecto para involucrar a la sociedad en el reciclaje del plástico, respondiendo a las premisas de la economía circular.
Estas estadísticas desencadenó en Koole, una idea para que le diera vida al ciclo del plástico de la ciudad, a través de un sistema por el cual se fomenta que los ciudadanos recojan el plástico de las calles. A cambio se les entrega una moneda simbólica que después podrá intercambiar por servicios en todo el vecindario.
Tal y como lo reseña el mundo en su portal web, la cantidad de plástico se mide en función del volumen, de tal manera que una bolsa de seis litros equivale a una moneda: “el plástico pesa tan poco que no tenía sentido medirlo de otra forma”, explica Koole.
Vinculados con un total de 28 locales en el vecindario entre tiendas, restaurantes y negocios, esta nueva economía del trueque por reciclaje aplica descuentos en la frutería, un café gratis o, con cinco monedas, una cena gratis.
Para la activista, es significativo que, este proyecto, se llevó a cabo en uno de los barrios más desfavorecidos económicamente de Ámsterdam: “Hay mucha gente muy implicada limpiando las calles de plástico. Con esto es posible que puedan comer algo o tomar un café”, relata Koole, que si bien se muestra feliz de este beneficio social, admite que no se encontraba entre sus principales objetivos.
En Aras de escalar el proyecto y llevarlo a otras ciudades, Koole asegura que la digitalización será uno de los primeros pasos a dar: “Queremos cambiar la moneda tradicional por un sistema de puntos, de alguna forma, digitalizarlo”.
Gobierno holandés apoya la causa
El propio gobierno de la ciudad considera este proyecto como un servicio a la comunidad, a la vez que han establecido una colaboración con un centro de tratamiento de plásticos de la capital.
En este punto, la holandesa confiesa que uno de los mayores retos con los que se han encontrado ha sido transformar el plástico porque carecían de esos conocimientos. Sin embargo, ahora el barrio norte de la capital holandesa cuenta con maceteros para los árboles hechos de plástico.
Koole explica que conjuntamente con la Universidad de Ciencias Aplicadas de Ámsterdam están desarrollando una máquina para separar los diferentes tipos de plástico.
Supermercado ecológico
En colaboración con partners, WastedLab construirá un edificio íntegramente con plástico: “Se llama UpTown porque construimos con la vertical del reciclaje y lo hacemos en la ciudad”.
Su propósito es demostrar todo lo que se puede llegar a hacer con plásticos y, para las partes que realmente no se puedan construir con este material, un simbólico color negro rellenará el espacio. Ejemplo de ello sería el marco de la ventana: “es una forma de innovación”, resalta. Lo curioso es que este edificio será, ni más ni menos, que un supermercado Open Source, según define Koole.
La idea del supermercado viene porque presenta una menor regulación que un edificio de viviendas. Pero con valentía parece tener claro esta holandesa que de cara al 2020 pretenden hacer realidad las casas construidas con plástico.
Viendo esto, sería un buen ejemplo y una buena iniciativa para empezar a reciclar en Venezuela. ¡Intentémoslo!
DesdeLaPlaza.com/El Mundo/Rubén Scorche