Esta película de Eliseo Subiela, realizador argentino de quien ya hablamos en la entrega en la que fue reseñada su película Hombre mirando al sudeste, es uno de los filmes latinoamericanos más interesantes que haya visto quien les escribe. En él la poesía y el cine se fusionan magistralmente. Con poemas de Juan Gelman, Oliverio Girondo y Mario Benedetti (quien aparece en la película), esta obra cinematográfica narra la historia de un poeta argentino llamado Oliverio, quien es asediado por la muerte y busca afanosamente a la que vuela: la mujer que lo lleve de la mano a las alturas del amor. Esta búsqueda lo lleva al encuentro de una prostituta en Montevideo, quien le hace despegar de la tierra, pero se trata de un vuelo turbulento.
El reto de incorporar la poesía al cine sin caer en lo literatoso, es superado holgadamente por este filme. La poesía funge como mirada, no solo como temática. Como amante y hacedor de ambas artes, debo decir que Subiela logra representar cuestiones casi inefables del hecho poético, a través de herramientas cinematográficas sumamente creativas. Pero, además, la película cuenta con una gran riqueza narrativa, personajes con los cuales es muy difícil no empatizar y un manejo genial de la ironía, la cual en algunos momentos es utilizada con gran tino para criticar la realidad política latinoamericana de los 90, en pleno apogeo neoliberal.
La película también problematiza sobre el hecho artístico comprometido con la sociedad, y sobre el precio que un artista a veces tiene que pagar para no realizar concesiones en su obra, cuando ésta busca dar al traste con la dominación impuesta por el sistema imperante. Esto está logrado sin recurrir a los lugares comunes ni al panfleto, al que a veces nos sentimos tentados de recurrir los que estamos del lado de los mayoritarios, sino que está sustentado en un manejo muy atinado de lo simbólico. La poesía está puesta al servicio de la historia y potencia la progresión dramática del filme. En 95% de los casos, si un guionista se aproxima a un productor con un texto en el cual los personajes recitan poemas en cámara, éste dará por terminada la reunión antes de que alcance siquiera su meridiano. En el caso de esta película, la poesía no solo está unida a la vida de los personajes y nos ofrece un asomo hacia su interioridad, sino que funge como forma superior de diálogo, y como arma que se esgrime contra la muerte, por la vida, la belleza, el amor y la alegría.
Esta película, rica en elementos surrealistas, no es solo una inteligente y creativa historia de amor, sino que es un homenaje a la que es considerada por muchos la madre de todas las artes: la poesía. Y más allá, es un filme que habla, desde la mirada poética, de la realidad latinoamericana en la época neoliberal, y del hecho creativo en medio de esa realidad. Una película que nos hace reír, llorar y estar en el borde del asiento esperando el desenvolvimiento de los acontecimientos. Una joya del cine latinoamericano.
DesdeLaPlaza.com / Vea / DG