Más de 30 canciones entonó Vicente Fernández en su noche de despedida

En el Estadio Azteca de México el charro mexicano Vicente Fernández o mejor conocido como «Chente»dio su ultimo concierto para despedirse de su público y de los escenarios.

Los asistentes al concierto jamás dejaron de aplaudir muy a pesar de que Vicente Fernández tenía que terminar. Chente le regaló a sus seguidores más fieles las últimas tres horas de su vida artística.

Entonó más de 30 canciones lleno de emoción las cuales corearon quienes le han seguido desde que empezó su carrera en 1966. Al inicio, un Chente vestido de charro negro se quebró al ver a quienes vinieron a despedirle y les agradeció que hicieran posible “que un ignorante como yo, tuviera una vida”.

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Con un solo gesto Fernández pidió  a sus fans que corearan al ritmo y la estrofa de las letras que el charro les pedía.Durante más de una hora,  el charro entonó algunos de sus éxitos más grandes antes de anunciar un dueto que volvió locos a los presentes.

Los Fernández
Padre e hijo cantaron juntos en el concierto

 

Padre e hijo cantaron a dos voces un par de canciones antes de que Chente dejará el escenario para cambiarse el traje. A la vuelta, ahora en color durazno con sombrero a juego, el charro oyó de su hijo una promesa antes de dejar el escenario: no dejar morir la música ranchera.

Solo después dos horas seguidas de pie, Vicente Fernández empezó a cantar desde una silla; emulando la mesa de una cantina, recargó los codos, y pidió copas y más copas. Y llegaron los estragos. Con un caminar complicado, Chente pidió permiso al público para volverse a cambiar el traje “o para tomarse un café”, bromeó un asistente. Y a la vuelta, el charro lo confirmó: sus hijos le pidieron dejara de beber, “pero no se me hace justo, es la última vez”, se justificó.

El Charro de Huentitán dejó para el final las canciones más dolorosas, las que aceptan que hasta el más macho se quiebra por amor. Las letras de Juan Gabriel o José Alfredo Jiménez empezaron a sonar. De qué manera te olvido, Por tu maldito amor, La diferencia, Ella, La barca de oro y otras salieron de la garganta de Chente.

Y  llegó la canción que catapultó al mexicano a la fama internacional: Volver, volver. Algunos no pudieron evitar las lágrimas, quizás recordando un amor no superado. Y volver, volver, volver, a tus brazos otra vez… el estadio y Chente se hicieron una voz.

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Avanzada a la madrugada sonaron Las Golondrinas, una canción que el mariachi suele tocar para despedirse de alguien. Los aplausos no pararon. Chente se los llevaba todos al corazón y se deshizo en agradecimientos a quienes forjaron su carrera. Y entonces desapareció del escenario para nunca más volver. Se apagó la voz dolorosa; ojalá que le vaya bonito y ojalá que se acaben sus penas.

 

DesdeLaPlaza.com/ND/MB