Con un presupuesto de apenas 30 mil bolívares y sólo 21 días de grabación, “Complot” el segundo filme de Jackson Gutiérrez que se proyectará en la gran pantalla, demuestra que el cine guerrilla tiene el potencial de ser digno representante de los largometrajes venezolanos.
Ernesto Ceballos, director de posproducción, contó para Desde La Plaza cómo fue todo el proceso de creación y edición de la película, que llega a la cartelera este viernes 05 de septiembre, destacando la colaboración y camaradería del equipo, que hicieron posible su realización.
¿Qué novedades podemos esperar de “Complot”?
Podremos ver un poco más del crecimiento que ha tenido Jackson como director y el apoyo que ha recibido de importantes productoras y actores. Además, esta película está totalmente dirigida por él. En el caso de Azotes de Barrio, tenía la dirección con Carlos Daniel Malavé, que ya es un director de trayectoria.
¿Qué tal fue el recibimiento de los espectadores durante la premier?
La convocatoria fue excelente, la sala estuvo abarrotada. La opinión de los asistentes estuvo muy dividida y variopinta. La gente de cine tuvo más feedback sobre detalles cinematográficos, resaltando siempre lo positivo. Mientras que en el público general, muchos se sintieron identificados con la realidad que narra la historia, otros terminaron muy impresionados.
El presupuesto fue de apenas 30 mil bolívares ¿Cómo lo lograron?
Esta película proviene del cine guerrilla. No es para nada convencional en su forma de filmar. Cuando uno hace un largometraje, normalmente se da cuenta con seis semanas de preproducción y ocho de rodaje, lo que requiere mucho presupuesto. En nuestro caso, se grabó en 21 días con el apoyo de un gran equipo técnico, un increíble elenco y mucha gente que colaboró con equipos y locaciones sin ningún costo, simplemente en calidad de agradecimiento.
Otra de las características es que se grabó con una cámara Canon EOS 5D, cuya función principal es tomar fotos. Sin embargo, cuando ves la película y el tratamiento que se le dio en posproducción, notas que el resultado es impresionante y que tiene la calidad necesaria para la gran pantalla.
Estrellas venezolanas con gran presencia en el cine, como Pedro Pérez (Budú), actúan en esta cinta ¿cómo fue el proceso de casting?
La mayoría del elenco conocía a Jackson, que ya se ha hecho un nombre en el cine, así que ya grandes profesionales solicitan trabajar con él, porque tienen una manera diferente de ejecutar sus proyectos.
Además Jackson proyecta a talento jóvenes, chamos de la comunidad a los que apoya y que de alguna manera lo ha ido fogueando y enseñándoles en todos su rodajes, mostrándole otro camino diferente al que pudiesen hallar en las barriadas.
¿Fue complicado grabar en locaciones como Petare, uno de los barrios más grandes de Latinoamérica?
Hay que recordar que ese el filme número 18 en el que trabaja Jackson, aunque sea el segundo que se proyecta en la gran pantalla. Él tiene mucho tiempo trabajando en esto y los barrios casi siempre son el escenario de sus historias. La gente lo conoce y lo respeta, no sólo en Petare, sino en todas las barriadas del país, por lo que la seguridad no representa un problema.
¿Cuál fue el reto más grande durante la filmación?
Poder conseguir todas las toma, con el poco recurso y las condiciones de tiempo del equipo. Todo fue casi imposible.
¿Tienen expectativas de taquilla? ¿Esperan alcanzar o superar alguna cifra?
No. Solo queremos ver cómo reacciona el público ante esta nueva historia.
Las películas con temas de delincuencia, suelen ser consideradas un “cliché” en el cine venezolano ¿Crees que esto pueda influir en la aceptación del público?
No podemos censurar ni eliminar un género, aunque sea considerado “cliché”. Lo importante aquí es que se desarrollen los otros géneros, para que en un futuro que ya se muestra inmediato, ofrecer al público la opción de la elección. Este cine tiene su público, igual que los otros géneros, no tiene por qué ser abandonado.
Durante el 2013 y 2014 el sello venezolano nos ha proporcionado un thriller con La casa del fin de los tiempos, comedias románticas como Papita, Maní, Tostón y drama con La distancia más larga, por solo nombrar algunas. Lo interesante es que ya se están rompiendo esos paradigmas de “cine venezolano es igual a cine violento” y que cada día se está logrando trabajos de mayor calidad.
Sería increíble que dentro de unos años se pueda hacer un Festival del Cine netamente venezolano, que ofrezca varias películas dentro de un mismo género, sin necesidad de renegar de ninguno, haciendo de esto una mejor industria.
¿Una anécdota para destacar?
Cuando la película llegó a nuestra empresa Neo-Creative Producciones, ya estaba filmada y a pesar de haberlo hecho en 21 días, la posproducción duró un año y cuatro meses. El proceso fue largo, detallado, corregir aquí y allá. De intro hicimos una ciudad en 3D y dimos buen uso a los recursos tecnológicos.
En ese tiempo pasaron muchas cosas, mi socio Avak Avakian y yo dormíamos editando, riéndonos e incluso con muchos dolores de cabeza, pero siempre pensándola muy bien.
¿El equipo está satisfecho con los resultados?
Estamos muy claros de cómo fue todo el proceso, todos pusimos de nuestra parte. Fue un trabajo mancomunado por lo que hay un gran sentido de pertenencia, muy diferente a que fuera una película financiada. Estamos muy felices y satisfechos con los resultados.
Desde La Plaza /ABD