El futuro que presenta el filme que produce y protagoniza el actor español Antonio Banderas es oscuro. Pero Banderas lo que ve negro es más bien el presente. «Estamos viviendo un momento que yo casi definiría como post-democrático».
«Yo he tenido la suerte de que la vida me ha puesto delante de Barack Obama, y ha ido perdiendo el brillo en los ojos. Uno se plantea si realmente estamos siendo gobernados por aquellos a los que votamos o si los que manejan las cuerdas, ante la impotencia de los jefes de Estado, son poderes invisibles, llámense mercados, lobbies, corporaciones o lo que sea«, afirmó el actor.
«Tú puedes prometer Disneylandia en tu programa electoral. Pero una vez que subes ahí, el encuentro con la realidad es muy duro», cuenta el intérprete, que en San Sebastián se paseó con una apariencia envidiable, jeans , camisa vaporosa y barba de días, que invita a creer que no sólo los robots no envejecen. Pese a todo, explica: «Soy un optimista patológico. Siempre creo que va a venir un momento en el que las cosas se arreglen».
Por eso, continúa, «nosotros planteamos la película, y eso es un poco la ciencia ficción a la que queríamos ir, con referencias continuas a la situación actual en el mundo: en la historia hay una pérdida de valores clara; en una escena un hombre dispara a otro como si fuera un perro, y se levantan muros que separan a unos de otros como si fuera basura. A mí me emociona que los que heredan esos valores, que en un momento dado fueron los pilares de nuestra civilización, son los robots».
Y añade: «Nosotros estamos continuamente desvaneciéndonos como un castillo de arena frente a esa otra civilización, que surge como un apéndice para convertirse en la nueva. En realidad la película reflexiona sobre el sentido efímero de nuestra existencia».
Desde la Plaza/La Razón/AMH