De la ‘exportación para seguir dependiendo’ a la exportación para aportar al país – ¿Podemos exportar TV, a pesar de no contar con la vieja TV? – ¿Cómo garantizar que no se repita la historia de una TV de exportación desordenada y, al final, no comprometida con la transformación del modelo económico venezolano?
El año nuevo 2016 nos recibe con la Reforma, vía habilitante, realizada por el Presidente Maduro, del Régimen Cambiario y sus hechos ilícitos. En particular, nos referimos a la eliminación del certificado de No Producción, requisito para solicitud de divisas, cambiándolo por el certificado de Producción, única vía para recibir dólares de la República, dependiendo de lo que produzcan.
Si se establecen políticas públicas, y canales de comunicación, se abre una oportunidad para la televisión venezolana.
En nuestra anterior crónica “TELEVISIÓN VENEZOLANA, Años 80-90, Exportación para seguir dependiendo” explicamos que la telenovela en Venezuela se convirtió en el producto de exportación más importante del sector no petrolero: “Se estima que, solamente en 1992, los ingresos por derechos de transmisión de las telenovelas venezolanas alcanzaron una cifra entre los 40 y 50 millones de dólares, lo cual equipara a la industria televisiva con las exportaciones mejor consideradas…” (IESA, Venezuela: El reto de la competitividad, citada por Francisco Tremonti, en la revista Comunicación, 1995, P-7) Hasta 1993, 38 países del mundo conocían alguna telenovela venezolana.
A través de Coral Pictures (RCTV) y Venevisión Internacional, distribuidoras creadas con divisas de las exportaciones de estos monopolios venezolanos (fueron constituidas en Florida, Estados Unidos), llevaron la telenovela a EEUU, Europa y Asia, con ganancias, en dólares, mucho mayores a las antes citadas.
Sin embargo, también dijimos que esta TV, que ganó exportación, continuó dependiendo de los dólares que producía Venezuela, a través de PDVSA, para su equipamiento y costos internacionales, a través del Régimen de Cambio Diferencial (Recadi) ente regulador del control de cambios que rigió en buena parte de los años 80.
¿Podemos exportar TV, a pesar de no contar con la ‘oligarquía comunicacional’, como Andrés Cañizalez describió al duopolio RCTV-Venevisión en 1991? Sí.
TVES, nacida de la no renovación a RCTV por sus continuas violaciones a leyes venezolanas, informó, a través de Miguel Sánchez, su director general (Últimas Noticias, 24 de marzo de 2015) que tienen ofertas para vender sus programas al exterior, incluso, a España y Europa del Este, mercados donde antes fueron favoritos los dramáticos producidos por RCTV.
¿Pero cómo hacemos para que no se repita la historia de una TV que produjo divisas, pero no aportó al Estado que le dio el capital inicial en divisas para lograr sus éxitos?
Precisamente, asociándose con el Estado, con normas claras: ‘Guerreras y centauros’, obra del Productor Nacional Independiente Henry Galué, financiada por el Fondo de Responsabilidad Social, es una de las obras de exportación que TVES está vendiendo al mundo, lo que indica la primera clave: Financiar la Producción Nacional Independiente.
El presidente Maduro señaló que se eliminará toda traba para hacer posible esta meta de lograr un país productivo y de exportación no petrolera. La nueva TV venezolana de exportación, requiere de:
a) Libertad Creativa: El único límite para nuestros realizadores debe ser la Ley RESORTEME. Nuestras instituciones encargadas de financiar proyectos deben generar una comunicación permanente, de buena fe, con nuestros realizadores, que facilite, y no obstaculice, sus proyectos audiovisuales. Si queremos contenidos diferentes, debemos apostar por programas nunca vistos en la TV tradicional.
b) Resolución eficiente de problemas para financiamiento, seguimiento, y control de los proyectos audiovisuales: Se debe garantizar que la burocracia no obstaculice, no retrase, no hay tiempo que perder, especialmente en algo tan delicado como la Televisión, donde cualquier retraso genera problemas económicos. Si se revisaron las credenciales profesionales de quienes son financiados, no debe haber desconfianza. Es el diálogo lo que lleva a feliz término cualquier proyecto.
c) Seguimiento más allá del fin del proyecto: Una alianza entre la PNI y el Estado, que se traduzca en colocación de programas en la TV nacional (TVES no es el único canal que debe garantizar espacio a los PNI) y la TV internacional (colocando programas en el exterior) es la clave para lograr el crecimiento del Productor, que debe seguir generando contenidos, ya internacionales, con las divisas que produzca su creación, y del Estado, que requiere divisas para superar el rentismo petrolero.
DesdeLaPlaza.com / Ennio Di Marcantonio D.G. (enniodimarcantonio@gmail.com)