Escribo éstas líneas a quienes se fueron, pero sobre todo a quienes nos quedamos.
Comparto esta reflexión con quienes nos adversan, pero sobre todo a quienes apoyamos la Revolución Bolivariana.
Debemos reconocer que, Venezuela nos une, todas y todos la llevamos en el alma, y el amor que sentimos por ella es más grande que cualquier diferencia.
Hay que desterrar de la política nacional a los lacayos del imperialismo, aquellos hombres y mujeres que están dispuestos a todo, incluso a entregar su Patria, a cambio de cuantiosas sumas de dinero o espacios de poder.
Las diferencias son naturales y propias de los sistemas políticos. Lo que debe quedar claro es que hay unas reglas de juego que todos debemos aceptar y respetar.
Todas y todos debemos reconocer, respetar y asumir la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; dentro de ella todo, fuera de ella nada. Porque sobre nuestras posiciones, hay valores que nos unen. Nuestros adversarios se han burlado del concepto de Patria, pero quiero apelar a su conciencia, tanto ustedes, como nosotros nos sentimos orgullosos del tricolor y sus ocho estrellas (sí, son 8 estrellas, porque 8 fueron las Provincias que se unieron en la gesta de Independencia), de nuestra historia y de las grandes potencialidades que tenemos.
Durante años, desde los grandes centros de poder mundial, se ha desarrollado una campaña de mentiras contra nuestro país, diciendo que vivimos en una cruenta dictadura, donde no hay cabida para las libertades. Lo absurdo es que, en los procesos electorales que permanentemente se hacen en Venezuela, muchas veces han resultado favorecidos con el voto popular, precisamente aquellos que hablan de dictadura.
Quiero recordarles que en la «Venezuela democrática» que muchos de ustedes añoran, ilegalizaron al Partido Comunista de Venezuela, persiguieron y encarcelaron a dirigentes políticos y sociales sólo por manifestar sus ideales. La Policía política de la 4ta República fue tan represiva como la de la Dictadura, incluso perfeccionó muchas de sus técnicas. Larga y dolorosa es la lista de muertos y desaparecidos por la represión del Pacto de Punto Fijo.
Ojalá algún día hagan un acto de contrición y pidan perdón a tantas familias que aún esperan por justicia.
Afortunadamente hoy, gracias a la Democracia Participativa y Protagónica hemos elevado los niveles de conciencia de nuestro pueblo, a pesar de que quienes nos adversan digan por todos los medios de comunicación, redes sociales y en todos los escenarios internacionales que en Venezuela hay una Dictadura que encarcela a la disidencia, omitiendo los delitos en los cuales se encuentran incursos, negando que, lo que realmente tenemos es políticos presos, porque con sus acciones atentaron contra la Constitución y las leyes, y muchos de ellos -incluso- atentaron contra sus propios seguidores.
Otra mentira que se ha tejido contra Venezuela es decir que vivimos una «crisis humanitaria», como si estuviésemos en medio de una guerra o un cataclismo. La verdad, es que producto de la caída de los precios internacionales del petróleo, disminuyeron las importaciones, afectando la disponibilidad de productos en el mercado nacional. Sumado a la guerra económica que han desatado los sectores económicos para intentar acabar con la Revolución Bolivariana.
Quienes hoy hablan de crisis humanitaria, deberían responder primero, ¿Por qué se vivió el éxodo campesino en los 60?, ¿Por qué se vivió el Viernes Negro?, ¿Por qué en los barrios se comía perrarina? ¿Por qué ocurrió el Caracazo?, ¿Por qué la Rebelión Militar del 92? ¿Por qué enjuiciaron a Carlos Andrés Pérez en 1993?.
Ser un país que depende de la renta petrolera, donde durante décadas se atrofiaron los sectores productivos, como consecuencia de un modelo basado en la importación, es la cuestión a resolver. Es necesario diversificar, fortalecer y expandir la economía nacional, un esfuerzo que nos convoca a todas y todos.
Para muchos de ustedes es fácil señalar a Chávez como el culpable de todos sus males, han llegado a decir que él fue quien dividió a Venezuela, que Adecos y Copeyanos jugaban fraternalmente dominó. Los invito a visitar, el puente 05 de julio del Municipio Sucre del estado Miranda, que separa a La Urbina de los Barrios de Petare, para que vean que este país estaba divido mucho antes de que el Comandante Chávez insurgiera el 04 de febrero de 1992. Y era una división silenciosa, y dolorosa, más allá de las toldas políticas, era una separación e incluso segregación de clases sociales. Si el Valle de Caracas está integrado por un conjunto de montañas, ¿por qué las de la clase media se llaman colinas y las pobladas por los sectores populares cerros?, ¿por qué el valle fue para los privilegiados y los pobres y marginados fueron empujados a poblar desordenadamente los cerros?
Reconozcamos que el discurso de Chávez nos devolvió el orgullo y la dignidad de ser venezolanos, con Chávez resurgió la historia, esa que la derecha siempre ha ocultado, porque la acusa. El Comandante Hugo Chávez le dio voz a quienes históricamente ustedes se la negaron. Y aquí empiezan las diferencias con las élites que gobernaron Venezuela, porque no toleran que las grandes mayorías se empoderen.
Yo estoy seguro que tú que me lees, estás de acuerdo con que la educación, la salud, la cultura, el deporte y la seguridad ciudadana son derechos que el Estado debe garantizar gratuita y universalmente a todas y todos los venezolanos. Asimismo compartes que el Estado debe promover la inclusión, la participación ciudadana, generar condiciones para el despliegue y fortalecimiento del emprendimiento, defender el acceso de la ciudadanía a los bienes y servicios. Fomentar el desarrollo de las diversas áreas de la economía.
Esa es la gran tarea de la Revolución Bolivariana: construir un país más justo, más incluyente, más productivo. Y como obra humana, siempre hemos reconocido que tenemos errores, problemas y situaciones que revisar y corregir. En otras ocasiones he señalado que, la indolencia, la ineficiencia, la impunidad y la ignorancia atentan contra el logro de los objetivos de la Revolución, pero quiero subrayar un elemento central: la Revolución tiene un proyecto claro y transparente de país. La derecha no termina de presentar su modelo alternativo, y por lo visto, no pretende hacerlo.
Sabemos que el país que tenemos, aún no es el que queremos, pero es muchísimo mejor al que recibimos. Y estamos tomando las medidas, las acciones y las correcciones para transitar a la Venezuela que soñamos. No es una tarea fácil, ni rápida, pero es el camino que decidimos, empoderar al pueblo y hacerlo protagonista de los cambios y transformaciones políticas, económicas y sociales.
Le han aplicado al Presidente Nicolás Maduro, de manera intensiva, todas las recetas que usaron contra el Comandante Hugo Chávez, una y otra vez vuelven a sus guiones fracasados, obteniendo los mismos resultados.
En estos últimos días la escalada se ha vuelto peligrosa, ya que en su ambición de poder han llegado a solicitar de manera irresponsable la intervención extranjera en nuestro país.
Somos herederas y herederos de la Resistencia Indígena, somos continuadoras y continuadores de la gesta independentista. Como dijo nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez: “No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para, bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán, ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria”
Hago un llamado a la conciencia y la unidad nacional en defensa de la soberanía, la paz y la dignidad de Venezuela. Todas y todos los venezolanos, más allá de cualquier diferencia, debemos dar un paso al frente por la Patria. Venezuela nos une, somos hijas e hijos de esta tierra y, nuestros problemas, sólo los podemos resolver nosotros.
DesdeLaPlaza.com/Heryck Rangel