En un intento de hacer justicia con sus propias manos, los pobladores de una aldea selvática al oriente de Bolivia, castigaron a un par de presuntos ladrones de motocicletas con picaduras de hormigas venenosas por lo que actualmente se encuentran en estado crítico de salud.
Uno de ellos se halla en terapia intensiva y el otro requiere diálisis. Ambos padecen una severa intoxicación que les provocó una insuficiencia renal, según informó a periodistas locales, Roberto Paz Soldán, médico del hospital donde fueron internados en la ciudad de Cochabamba, 210 kilómetros al este de La Paz.
Wilmer Machado de 18 años, y Miller Macdonal Rodríguez de 19, informaron a la policía que pobladores de la aldea de “Ayopaya” los torturaron y ataron a un árbol de palo santo, para que los picaran las hormigas que anidan en el tronco, tras acusarlos de haber robado tres motocicletas.
La hermana de uno de ellos declaró que las dos familias pagaron un equivalente a 3.700 dólares que les exigían los captores para compensar el robo, de lo contrario corrían riesgo de ser linchados.
Los dos sospechosos estuvieron retenidos desde el jueves 10 de abril en la tarde hasta el sábado 12 en la noche, cuando fueron liberados tras el pago.
El jefe de la policía de la localidad más próxima a Ayopaya, teniente Diego Céspedes, dijo que los pobladores bloquearon el camino de ingreso para impedir la intervención de los agentes.
En regiones rurales aisladas y barriadas donde escasea el control policial en este país, ocurren con frecuencia linchamientos a presuntos delincuentes pillados infraganti. Esa práctica llamada «justicia comunitaria» muchas veces queda en la impunidad debido al pacto del silencio que adoptan quienes la aplican.
Pero no es frecuente que los sospechosos sean atados a un palo santo. La picadura de las hormigas que viven en esos árboles es mucho más potente que de la abeja y puede ser letal.
Desde La Plaza / El Tiempo /ABD