La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, al referirse a Venezuela y la situación entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, afirmó que: «No estamos a favor de interferencias e intervenciones dentro de países hermanos. Nosotros no hacemos eso», ha dicho.
Preguntada por la posición de Brasil y la hora de condenar las decisiones de Maduro, Rousseff ha dicho que Brasil no es «golpista» sino «eminentemente pacífico» y que dibujar a Venezuela como una amenaza para los Estados Unidos no contribuye a que haya más democracia en el país norteamericano, sino a radicalizar posiciones.
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Además, comparó la situación de Venezuela con la de Cuba, resaltando que la estrategia de dar la espalda a un país no da resultados, y recordando que Brasil invirtió en el puerto cubano de Mariel antes de que se anunciase el deshielo con Estados Unidos, y que inversiones así «dan más resultado que 40 años de bloqueo«, según ha expresado en declaraciones a la radio alemana Deustche Welle con motivo de la cumbre CELAC-UE.
A pesar de que Brasil es la principal potencia de América Latina, Rousseff ha destacado que el país jamás será «un poder regional con el garrote en la mano», sino un puente para el diálogo, y ha lamentado que el mundo se haya acostumbrado a las intervenciones militares para resolver problemas.
En relación una de las históricas reivindicaciones de Brasil -un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU– la presidenta recordó que va de la mano de Alemania a favor de esa reforma, porque la configuración actual «no refleja la realidad» del mundo actual.
También ha criticado la composición de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial(BM), donde los países emergentes «no tienen el peso que merecen», considera.
DesdeLaPlaza.com/Europa Press/AMH