Recientemente un empresario vasco residenciado en la capital venezolana de nombre Agustín Otxotorena, publicó en su perfil de Facebook fotografías que demuestra que en país hay comida y que existen una especie de «clubes» de alimentos exclusivos en mercados caraqueños, donde existen diversos tipos de productos.
Siguiendo esta tónica, el periodista venezolano, Cristian Fuentes comentó en su perfil de la misma red social algo similar, espacio que aprovechó para hacer la reflexión de que sí se consiguen los productos sin hacer cola, en mercado ubicados en el centro de Caracas.
Fuentes –además- demostró de manera gráfica (fotografías) y con las facturas que los centros de abastecimiento que visitó cuentan con variedad de productos y no tuvo que hacer colas para poder comprarlos.
Asimismo, otro usuario de Facebook alertó sobre el surgimiento de clubes de alimentos exclusivos dentro de algunas cadenas de supermercados nacionales, en los cuales solo las personas “pudientes”, bajo estricta vigilancia y sin hacer largas colas, pueden entrar a comprar lo que deseen.
Entonces nos preguntamos ¿Hay o no hay alimentos en Venezuela? ¿Existe o no una guerra económica por parte de algunos sectores de la sociedad? ¿Por qué buscan dividir a la población dentro de los mismos supermercados? ¿Por qué están surgiendo cada vez más clubes de alimentos exclusivo? ¿Los productos son vendidos a precios regulados o a costo de bachaqueros?
Juzguen ustedes mismos, reflexionen y analicen un poco mejor antes de simplemente echarle la culpa al gobierno, porque es evidente que sí hay comida y al parecer son otros los que juegan a que las personas de menos recursos no puedan adquirirlos.
Haciendo una búsqueda rápida en las redes sociales de lugares donde se consiguen alimentos, sin hacer cola y a precios no regulados encontramos lo siguiente:
Recordemos que hace un par de meses explotó el caso de los «Clientes VIP» de los supermercados Garzón, quienes tenían el privilegió de comprar -en horario nocturno (sin colas) todos los productos regulados y no regulados a su antojo, con tan solo adquirir una «invitación», la cual tenía un valor de así como Bs. 30 mil, aparte del costo de la compra.
DesdeLaPlaza.com/ YV