Desde que arrancó el mes de abril las protestas opositoras no han detenido su carácter violento en diversos episodios que van desde la destrucción de instalaciones públicas y privadas, hasta la muerte de más de 50 personas en hechos relacionados a la manifestación opositora. Este despliegue de violencia, como nos explica el sociólogo y psicólogo social, Paúl Córdoba, tiene en la frustración de la población opositora uno de sus principales factores.
Esa frustración se encuentra mediada por la información que se difunde y «lo útil de la información a través de los medios y las redes es que permite que esa violencia o que esa sensación de frustración que genera violencia se mantenga exacerbada«, para luego ser activada a conveniencia. Este fue el análisis que hizo Córdoba para DesdeLaPlaza.com sobre estas jornadas de manifestaciones opositoras y lo que se oculta detrás de ellas.
¿La violencia en las manifestaciones opositoras es espontánea o hay elementos que reflejen una programación detrás de eso?
Dar una respuesta contundente a eso no es fácil, pero de los dos elementos hay. Por un lado hay un sector de la población que está cansado, que está harto, desde el punto de vista en el que ve su situación personal y colectiva. Se enfoca en una visión de sociedad, que para no irnos muy lejos, es la visión de la sociedad burguesa donde están todos los elementos de control clave: la familia, como elemento de control de la subjetividad y la sexualidad; el Estado como elemento de control del ejercicio del poder y las instituciones y especialmente el conocimiento técnico-científico que es el control del poder del conocimiento a través de todos los mecanismos institucionales. Ese sector o un porcentaje de ese sector de la sociedad está agotado y efectivamente pudiera responder violentamente ante ciertas circunstancias. Ahora si eso está mediado o no por unos elementos mediáticos, comunicacionales, es posible.
De hecho, en este momento, tengo la certeza en un 95%, que la violencia está en ese sector y está mediada por el tipo de información que se da en los medios y en las redes. Te cito un ejemplo concreto, en estos días rodó un audio que decía que a Leopoldo López lo habían asesinado y que lo trasladarían secretamente a no sé dónde. Lo daban por muerto. Eso exacerba más una afectividad que ya de por sí viene afectada por otro conjunto de elementos antecedentes. Es decir que a la afectividad colectiva lo que le ocurre en estos momentos es que cualquier evento particular es un factor detonante para la violencia. Te insisto, para un sector de la población.
Ahora, de que es planificada, evidentemente hay elementos de planificación. Cuando tú ves gente con cascos, máscaras antigas, botellas con algún agente combustible, con verjas de hierro, piedras, es evidente que hay una organización detrás de eso. Entonces la violencia tiene esos dos componentes: hay una violencia que ya está vinculada a una afectividad que cualquier cosa la motiva y hay otra que es inducida y promovida. Ahora decir cuál es el porcentaje de una u otra es lo complicado. Pero la que estamos viendo en este momento en las movilizaciones de la oposición, esa es organizada.
En esos momentos de organización, todos pescan en río revuelto: puede aparecer alguien que tenga un arma, dispara, por supuesto que puede haber conspiración, esa persona se pone una franela roja, una franela militar o como puede ser una franela de AD o de Voluntad Popular. Eso es algo que no podemos medirlo porque se aprovecha el caos para culpar de cualquier lado.
¿Qué papel juega en esa organización el manejo de la información en redes sociales que se viraliza muy rápido?
Me voy a apoyar en Dieterich, que no diré que es socialista pero tenía una visión aproximada de los niveles de comunicación.
Hay un primer nivel, que es elemental y rudimentario: el de la ideología dominante que ya sabemos cuál es. Este nivel de transmisión sirve a las necesidades de adoctrinamiento de las mayorías. Lo llevan a cabo periódicos como Bild en Alemania, el Reader Digest, el Washington Times y Usa Today. Las cadenas del magnate australiano Rupert Murdoch, Silvio Berlusconi en Italia, Cisneros en Venezuela y así.
Hay un segundo nivel, que es el que creo que ocurre en las redes, aun cuando él aquí no hace referencia a las redes yo creo que está ahí. Este nivel sirve para la manipulación de las masas y para fabricar el consenso entre los distintos sectores de la clase dominante. Es decir, el sector opositor necesita fabricar un consenso que en mi opinión es respecto a la democracia. Y ya sabemos cuál es el tipo de democracia a la que ellos apuntan: la democracia liberal, donde domina la burguesía y donde están todos estos elementos de control que ya referí: instituciones, Estado y familia como elementos de control de esa democracia.
En este segundo nivel se crea un consenso donde se hace entender que la democracia tiene unas características como las elecciones libres. Fíjate que ahora se apegan al carácter universal del voto. Y eso es lo que hace que se genere un discurso que además va a servir no solo para ese adoctrinamiento y entendimiento de la democracia sino que además a ellos les optimiza la búsqueda de estrategias más prometedoras para ellos mismos, los homogeniza en tanto que a pesar de sus diferencias, tratan de juntarse en torno a este grupo que es la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). A través de este grupo ellos están tratando de homogenizarse en torno a las principales posibilidades de acción que para ellos la definitiva es el golpe de Estado.
Y los sub grupos que reciben estos mensajes a través de las redes se convierten en agentes multiplicadores de ese discurso dominante. “No te dejes joder, mira que la democracia es voto universal”, “vamos con el artículo 350”. Es decir, están apelando a todo el discurso de la democracia liberal y además hay actores que contribuyen a alimentar esto: por ejemplo lo que ha hecho la Fiscal en sus últimas declaraciones cuando habla de todos los referentes simbólicos de la democracia representativa que es el Estado de derecho, la garantía del debido proceso, etc., entonces estos que son hábiles, descontextualizan estas declaraciones, las introducen en sus discursos de una manera selectiva y fabrican el consenso que ellos necesitan para dar un golpe o para poder llegar a dónde quieren llegar
Y luego está el tercer nivel al cual no tenemos acceso. Es el discurso de dominación democrática. Eso lo usan sobre todo los planificadores estratégicos que piensan en términos del crudo poder y de intereses a puerta cerrada en los consejos de administración, en algunas oficinas ministeriales en el caso de que sea desde el ejercicio del poder en el Estado, en lo que se conoce como los tanques de pensamiento. Nosotros no tendremos acceso a ese discurso a menos que sea uno el que lo esté fabricando, que uno sea dueño de empresas trasnacionales. Ese es un nivel de discurso que la gente como uno no conoce.
Creo que está operando ese segundo nivel de fabricación del consenso pero a la vez está ese tercer nivel que no me extrañaría nada que se esté llevando a cabo en la OEA. Fíjate que se reunieron, no llegaron a consenso pero la intención está ahí. Es ese sector burgués que está más interesado en que esto concluya.
Las redes como elemento técnico científico actual, son muy volátiles y sobre todo que está operando el rumor. Eso moviliza la afectividad y si lo vinculamos con tu primera pregunta, esa afectividad al verse movilizada por el rumor es posible que degenere en violencia, dependiendo de cómo se perciba el asunto.
En esa construcción del consenso, ¿no se le genera a un sector de la población una expectativa falsa o tal vez inalcanzable?
Es una expectativa que goza del respaldo de más de dos siglos y medio de producción y reproducción en término de lo que son las prácticas. La democracia liberal que viene de la Revolución francesa, incluso de la estadounidense, entonces nosotros tenemos practicando la democracia de una manera y aunque en Venezuela nosotros hemos hecho grandes esfuerzos por practicar una democracia participativa y protagónica, nuestros referentes prácticos también para legitimarla se sustentan sobre todo en elementos de la democracia representativa porque ¿qué son las elecciones? Es el criterio fundamental de la democracia representativa. La mayoría gana y la minoría acepta. Eso no es participativo ni protagónico. En la práctica eso no ha cambiado.
En realidad no hay falsa expectativa en tanto esa es la ideología dominante. Ahora quienes hacen un trabajo analítico profundo, se dan cuenta de que efectivamente eso es una falsedad porque realmente lo que se quiere es una poliarquía. Es lo que decía Robert Dahl, la democracia donde dominen las élites, pero no cualquier élite sino la trasnacional. Y de eso trata todo este asunto. Por eso se utilizan referentes para apelar al miedo como “cuando ellos ganen te van a quitar todo”, que por cierto nosotros también usamos. No se trata de que te van a quitar todo sino que en el fondo cuando tú decides utilizar los preceptos del consenso de Washington que refieren a la democracia donde pulula una economía neoliberal, esencialmente ellos deben reducir el gasto público y al hacerlo tienes que eliminar misiones, reducir el gasto fiscal, eso se traduce en eliminación de puestos de trabajo, reduciendo todo lo social. Pero eso está disfrazado.
El que sea falso va a depender de la posición en la que tú te encuentres. Ahora hay gente que cree en eso y lo legitima. Yo digo que la gran lucha que tenemos ahorita en la Constituyente se da en el plano de los referentes simbólicos y Maduro dijo algo que es muy importante: hay que apelar a la venezolanidad, la identidad, la nueva espiritualidad y la multiculturalidad. Ese debe ser el punto uno, el que hay que trabajar con emergencia. Si se trabaja bien podemos apuntar a los referentes simbólicos que tenemos que transformar para apelar a un modelo de democracia real, protagónico y que nos genere una identidad diferente. Ahí debemos dar la batalla y me parece una gran oportunidad.
Ahora, reiterando sobre las expectativas falsas: Ellos por ejemplo el año pasado prometieron un referendo con base en un procedimiento que no lo hacía posible y este año, en este momento, usan como bandera la solicitud de una elección general cuando no hay ningún marco legal que lo sustente. ¿Cuál es el objetivo?
En ese caso más puntual hablamos de expectativas falsas porque la consecución de los objetivos no se logra, porque lo hacen cabalgando detrás de un conjunto de premisas que no tienen ningún sustento ni asidero ni siquiera constitucional. Se las ingenian a través de la comunicación para hacer ver que tienen todas esas posibilidades ahí claras de ganar, pero efectivamente es una generación y creación de falsas expectativas.
¿Qué es lo que sucede? Cuando ves que el objetivo que te trazaste y por el cual insististe tanto, no se logra, eso te genera una frustración como ser humano, independientemente de lo mediatizado que tú estés. Cada quien asume la frustración de modo distinto y no extraña entonces que esta violencia también esté mediada. Por eso es difícil decir si la violencia es una causa del tema mediático. También pudiera estar mediada por esta frustración que ya tiene años para ellos.
¿Esa violencia está ligada de alguna forma con esa frustración?
La frustración es uno de los factores. El tema del mensaje que se produce y se reproduce y se hace girar en el imaginario es otro. Si a esa frustración tú le sumas también un tipo de información que no solo se sustente en el rumor sino que además es falsa, como lo que ocurrió con Leopoldo López, eso lo desencadena. Lo útil de la información a través de los medios y las redes es que permite que esa violencia o que esa sensación de frustración que genera violencia se mantenga exacerbada, que no muera y que se mantenga de manera constante movilizado de forma colectiva. De modo que al estar eso movilizado cualquier tipo de mensaje que tú envíes o cualquier evento se percibe de una manera muy estrecha porque justamente el campo perceptivo está estrechado, y eso hace que se actúe de manera violenta.
Existen diversos sectores que quieren restaurar ese paradigma de la democracia liberal, ¿pero por qué a través de la violencia?
Yo soy de los que piensan, y es una opinión muy personal, que no se puede afirmar de forma absoluta que Venezuela es un pueblo pacífico. Yo creo que desde que los españoles llegaron a estas tierras, llamándose como se llamen, la forma cómo tuvimos que defendernos de toda esa atrocidad nos condujo a ser sujetos violentos. Y por aprendizaje nos volvimos violentos. Eso no quiere decir que en momentos específicos los Baruta, los Caracas o quienes fueran no hayan sido violentos para cualquier cosa, pero lo que sí es cierto es la colonialidad del poder que vino detrás de todo eso con los españoles, nos enseñó que teníamos que defendernos siendo violentos.
Ahora bien, si uno ve toda la historia de Venezuela de manera particular, incluso desde la primera República hasta el establecimiento de la democracia ¿qué vemos? Violencia. No podemos decir que no hemos sido violentos. Pero hay que ver también para qué nos ha servido esa violencia porque para que Bolívar pudiera lograr unos objetivos tuvo que ser violento. La Batalla de Carabobo no fue una comiquita.
Para lograr un objetivo político, en cierta medida la historia demuestra que se necesita ser violento. Bolívar fue violento, lo que siguió después fue violento, y si nos vamos a Betancourt y Villalba, ¿qué hicieron todos ellos? Ejercer la violencia para instituir un régimen. Y ese régimen gozó de cierta estabilidad al principio y esa violencia luego se exacerbó, más que por la vía del Estado fue por la vía de la ciudadanía que venía soportando un conjunto de cosas y los factores detonantes como el incremento de la gasolina y el aumento de los pasajes, generaron El Caracazo. Y entonces violencia nuevamente.
Lo que quiero reflejar con esto es la violencia actual no es ahistórica. Sería injusto decir que esto es algo muy puntual y que nos están sembrando el odio. Hemos sido violentos y ahora tenemos una manifestación de violencia. Ahora, que esta violencia de hoy está mediada por elementos de carácter de rumor y que se basa en el consenso de las élites que es mantener la democracia liberal, tal como lo hicieron en su momento Betancourt y los demás. No contaban tal vez con los medios que hoy contamos nosotros pero tenían sus medios. Y ahora estos sujetos que han vivido históricamente de eso pues no están más que reproduciendo nuevamente lo que hicieron hace 60 años. Solo que con otros sujetos, otros actores, pero no desvinculados de esos referentes simbólicos.
Por eso te digo que la lucha actual está en el plano de los referentes simbólicos. Creo que Chávez lo intentó con aquel primer decreto 1011 que la oposición decía “con mis hijos no te metas”. Por ahí era que tenía que comenzar todo y por ahí debe recomenzar todo nuevamente.
Es deconstruir el imaginario de democracia que tenemos porque para mantenerla es útil la violencia. Para ellos siempre va a ser útil la violencia porque es la única vía que tienen para lograrlo. ¿De manera pacífica cómo? Primero es nuestro aprendizaje, segundo porque esa violencia está siendo exacerbada por un conjunto de cosas como los medios y además no hay líderes que digan “bueno vamos a quedarnos aquí tranquilitos” y en vez de eso se ponen a lanzar piedras y todo lo demás.
¿Y qué hace un Guardia Nacional? Si ves un video de un cuerpo de seguridad en funciones de contención en países asiáticos, ves cómo los policías están ahí aguantando y no tocan a nadie. Pero aquí somos explosivos, el venezolano tiene unas características. El GNB llega un momento en que pierde su control y por más que le den la orden, llega un punto en que eso se sale de control. Claro, eso tiene que ver con el comportamiento individual, pero después de que se desata el primero compañero, el comportamiento colectivo cambia. Detrás de todo eso creo que prevalece un aprendizaje que todos tenemos y del cual no hemos hablado. A veces lo queremos esconder.
Y hay otras cosas que se suman. Por ejemplo, estoy viendo un comercial de Ávila Tv que cantan algo en contra de la guarimba y al final dice algo como “queremos la paz” y sale un tipo con un sombrero y un machete. Yo entiendo que me estás haciendo referencia al campesino, pero ese soy yo. Pero no es correcto jugar con los referentes simbólicos de esa manera porque me estás pidiendo pan pero me estás mostrando a un tipo con un machete en la mano y eso no cuadra con el mensaje. Eso es totalmente contraproducente. Entonces, ¿somos una revolución armada pacífica? No estamos armados para ser pacíficos. Porque en cualquier momento podemos responder de manera violenta. También tenemos que confrontarnos con eso.
Viéndolo del otro lado, ¿este gobierno se ha mantenido en el poder de forma violenta?
Depende de cómo quieras enfocar la violencia. Si tú quieres definirla desde lo que está pasando en este momento, obviamente no se ha mantenido con ese tipo de violencia. Más bien yo soy de los que piensan que a Chávez en el 2002 le faltó guáramo para dejar a todo el mundo hundido así como él quedó hundido en el 92. Bueno esa gente también debió quedar así.
Desde el punto de vista de la violencia física como tal, el sustento del gobierno no ha sido ese. Pero hay otras formas de generar violencia, que es donde yo creo que pudiera estar nuestro error.
Lo que sí le ha dado sustento al gobierno, yo no sé quién será el propagandista o el asesor, pero por lo menos en el momento de Chávez, detrás de él y su equipo había unos propagandistas importantes que coadyuvaron a que de alguna manera esto se mantuviera. Y hubo años además, demasiado firmes como los años posteriores al golpe y paro sabotaje que reimpulsaron esto de gran manera. Eso se sustentó mucho en la propaganda gubernamental. Lo que sí creo que le pasó a la propaganda gubernamental es que cedió mucho en lo que respecta a lo visual, por ejemplo, que se generó un odio contra el rojo. Yo creo que eso estuvo muy cargado ahí y eso no lo supimos manejar y nos debilitó nuestra propaganda.
También hay que hacer una distinción muy clave entre Chávez y Maduro. Chávez era un estratega, un comunicador en tanto que Maduro no sabe comunicarse, siendo honestos. Eso también hay que mirarlo: qué es lo que pasa ahí desde el punto de vista del efecto comunicacional y del efecto que el mensaje de Maduro también está produciendo sobre nosotros como población objetivo de la Revolución.
Ahora yo sí creo que el haber tomado la iniciativa de haber ido a la Constituyente va a hacer que nuevamente retomemos la acción política, porque simbólicamente lo que hicimos fue acudir a un ejercicio del poder de forma abusiva en los últimos 4 años. Hemos tenido que gobernar violentamente por el tema de la guerra económica, por las guarimbas y eso ha tenido que llevar al Estado a ejercer violentamente. En los 2 últimos años ha sido violento y esa violencia se ha exacerbado hacia las áreas de las instituciones.
Lo que sí estoy de acuerdo es que las manifestaciones violentas hay que reprimirlas. Eso no se discute. El Estado tiene el ejercicio legal de la violencia y si esa gente quiere trancar y quemar, pues hay que responderles. ¿Por qué no se quedan sentados varios días en el mismo sitio quietos? Lo que están haciendo no es pacífico.
¿Y cómo ha sido la activación de la violencia a través del uso del miedo? Por ejemplo, el terror hacia los colectivos que en el 2002 eran los círculos bolivarianos
Un problema ahí es la contradicción en el mensaje que ha enviado el gobierno. Si tú me pones a mí un campesino con un machete en la mano en un mensaje donde me dices que quieres paz, creo que el problema está más en la contradicción del mensaje que en el hecho en sí mismo. Y recae en la contradicción del mensaje con los referentes simbólicos que están vinculados al mensaje, con los elementos paralingüísticos vinculados al mensaje.
Ni tú ni yo tenemos posibilidades de comprobar que quien se pone una camisa con los ojos de Chávez y le da un tiro a alguien es un chavista o pertenece a un colectivo chavista. Pero ya ha habido un mensaje contradictorio: queremos la paz pero estamos armados. Creo que ahí hemos fallado nosotros enviando un mensaje contradictorio. Por eso ahora la gente no cree en nada. Cualquier que se pone una camisa de color rojo o amarillo, ya no importa el color, la gente ve y dice “esos son los colectivos”. Si a eso le sumas la impunidad que está allí al lado ¿cómo podemos hacer para no decir que no son ellos? Es muy complejo.
Además ellos se han apoyado en la mediatización del asunto. Como bien dices, en el 2002 eran los círculos bolivarianos. Eso es como el concepto del comunista: en el año 1945 eran los comunistas; en la guerra fría era los soviéticos; después en los 80 eran los narcotraficantes y hoy en día se les llama terroristas. Estamos asistiendo a lo mismo. Es el mismo procedimiento de resignificación pero el hilo que conduce eso siempre es el mismo: que debes tener un enemigo.
Entonces ya desvincular a ese enemigo del referente simbólico cuesta porque ves impunidad al lado. Por ejemplo, 5 tipos que anden en moto con sus parrilleros, ¿qué es lo primero que dice la gente?: colectivos. No dicen “mira es Voluntad Popular”. Porque además la venia con la que ellos han contado desde la mediática es esa. Y es más poderosa que todo el aparataje que nosotros tenemos porque son referentes simbólicos de siglos.
Eso no se desmonta con los videos que muestra Reverol. ¿En qué cabeza cabe que pones a declarar unos chamos y les tapas la cara? Además al que pregunta le distorsionas la voz. Si yo soy el gobierno y encuentro a unos tipos que se están declarando culpables, entonces deben ser mostrados, como hacen los Zetas en México. ¿Por qué yo tengo que taparme la voz si estoy descubriendo al que está delinquiendo?
Hay un estado de neurosis en la sociedad que causa todo este escenario de violencia en las protestas. ¿Hay herramientas que nos permitan bajar esos niveles de neurosis? ¿Es posible contrarrestar esos miedos y frustraciones que se han generado en ese sector de la población?
Existen y es posible. Son herramientas de normalización. Pero esencialmente es lo que se está haciendo a través de la Constituyente: es el diálogo. Pero ese diálogo no puede ser condicionado y no puede traducirse en dejar de hacer las cosas que se acuerden a través de ese diálogo. Porque así se pierde la credibilidad.
Cada parte debe mostrar los acuerdos a los que llegan. Demostrar que existe la disposición a cumplir con esos acuerdos. Dar una muestra real y concreta de que existe una voluntad de cambio. Y eso en base a cómo se encuentran las cosas en este momento. Nadie cree en nadie. Todo el mundo es sospechoso. Eso pasa también por la polarización. Eso nos ha llevado a territorializar el conflicto, a que algunos espacios no se invaden. Hay siempre un clima de sospecha y desconfianza. Generamos dificultades para establecer el diálogo o hay una ausencia total del mismo. Nos definimos en función de una otredad que desconocemos y todo esto nos termina exacerbando emotivamente y de manera violenta.
Las estrategias están en dejar de hacer todo eso. Vamos a reconocer al otro. Dejemos de hacer resignificación y atribución de significados de discursos y acciones que estén referidas a la clase social, a la raza, al sexo, a la etnia. Dejemos de acusarnos. Dejemos de ser los buenos y los otros son los malos. Cuando todo eso lo cambiemos, ahí podemos hablar entonces de que estamos dando inicio a un proceso de paz. Y que así realmente vamos a abandonar la violencia.
DesdeLaPlaza.com/Simón Herrera Venegas