X

Nancy Arnal: no alcanzará la vida para agradecerle al país lo que ha hecho conmigo

Dicen que “loro viejo no aprende a hablar”, pero no hay dicho más odioso y condicionante que éste. Si te repitieran diariamente lo mismo, tal vez terminarías por creértelo sin objetar. Por muchos años esto estaría en tu subconsciente y repetirías el mismo patrón como si fuera algo habitual.

Algo parecido le pasó a Nancy María Arnal González, una venezolana como cualquier otra, de 50 años edad, madre y abuela, quien recientemente terminó sus estudios de medicina al presentar su tesis sobre el proceso de envejecimiento del adulto mayor.

Nancy Arnal es la primera venezolana alfabetizada y graduada por medio de las misiones creadas por el presidente Chávez

Nancy está próxima a recibir su título de Medicina Integral comunitaria en la Universidad Bolivariana de Venezuela, además de ser la primera venezolana en graduarse en todas las misiones creadas por Hugo Chávez y ejerce en su consultorio donde atiende diariamente sus pacientes.

El 1º de julio de 2003, formó parte del primer contingente de formación de la Misión Robinson I, continuó sus estudios de primaria y bachillerato en la Misión Ribas y hoy doce años después su vida es otra.

Leer Más: Dedicación: Calvin Harris, pasó de limpiar salmón a ser el DJ más rico del mundo

En una entrevista a DesdeLaPlaza.com esta triunfadora nos abrió las puertas de su casa, en donde habló con el corazón en la mano y contó su historia.

Un trabajo, una oportunidad

Arnal viene de una familia muy humilde, nacida en Barlovento, recuerda su niñez con nostalgia “Tenía un hermano que era parapléjico, un niño muy lindo que solo veía y comía. Cuando a mi mamá le daban comida para él, mis hermanos y yo nos poníamos alrededor y abríamos la boca para que nos diera sin saber que esa cucharada era para mi hermano. A mi mamá no le quedaba otra opción que dárnoslas a cada uno”.

Arnal cuenta que su madre se vio obligada a partir a Caracas, específicamente al hospital Ana Francisca Pérez de León a tratar a su hermano quien fallece por complicaciones propias de su condición.

Sin embargo, empezó a trabajar allí para mantener a sus hijos. Allí empiezan a aconsejar a su madre para que le diera escolaridad a sus hijos, solo pudo darle estudios a su hermana mayor, Josefina quien en la actualidad es médico naturista.

Nancy empezó primer grado de primaria a los 14 años, sus maestros de esa época dijeron a su madre que “la niña no iba a aprender a leer, que estaba muy grande para eso, también yo estaba pendiente de otras cosas. Además, me dijeron que “’loro viejo no aprende a hablar’”

Es por eso que la retiraron del colegio y empezó a trabajar en el hospital Pérez de León. Sin embargo, siempre tuvo deseos de estudiar “Yo no sabía leer, pero siempre fui muy obediente, ayudaba a mi mamá en el hospital, botaba la basura, limpiaba con ella”.

Lo que más recuerda de su mamá fueron sus enseñanzas “Me enseñó a respetar, yo no le hablaba duro, antes de irse a su trabajo nos enseñaba nuestra lección de vida a todos. Algunos las aprendimos, otros no».

Al salir jubilada su madre del hospital, Nancy ocupó su lugar de camarera, “Lo mejor que me pudo haber pasado fue llegar al hospital Pérez de León y conocer a la señora Josefina Blanco y al señor Marco Antonio Solórzano, quien era jefe de personal” ellos fueron, por decirlo de alguna manera, quienes le dieron esas nociones para que ella emprendiera su largo camino al conocimiento.

2003 año decisivo para Nancy

Nancy recuerda que por aquellos días, su amiga Josefina Blanco le dijo: “’Nancy, hay unas misiones muchacha, para que te pongas a estudiar’, entonces le dije que si por salir del paso”. Al llegar a su casa se sintió mal porque pensó en que no lo podría lograr y empezó a ponerse trabas a sí misma “Ay, estos estudios no me los van a valer, la gente me está diciendo que para qué hacer eso, qué va, loro viejo no aprende a hablar”.

Ese día se puso a ver por primera vez una cadena del presidente Chávez en el que exhortaba a los ciudadanos analfabetas ponerse a estudiar con las nuevas misiones que estaba creando: «Sentí que esas palabras del Presidente eran para mí, volteé y todo a ver con quién más hablaba, pero me di cuenta que estaba sola viendo la televisión».

Nancy cree que un presidente que se ocupa por la educación de su pueblo «es bueno», dijo sentirse agradecida por ello. «A los presidentes no les gusta que el pueblo se prepare, un pueblo culto, eso es enemigo de un gobierno corrupto».

Habló con su amiga Josefina y la llevó a inscribirse, emprendió sus estudios a los 33 años cuando le hicieron un test en donde iban a medir sus conocimientos, «tuve que empezar de cero, no quería ir porque la gente se iba a reír de mi. Cuando me mandaban a hacer una actividad y no la sabía hacer me sentía mal». 

Primero la mandaron a Caucagüita, en un liceo donde asistía como oyente, pero «me dijeron que me iban a hacer las diligencias en el colegio Simón Bolívar o en la Arocha, empecé en la Arocha como tal».

Los profesores le decían que tenía que crear un hábito de estudio, «y así lo hice, por consejo del profesor Roberto, quien me dio cursos de computación y diseño gráfico, en Vuelvan Caras».

Arnal cree que los módulos la enseñaron bastante, «fue muy bonito, porque para una persona que está empezando le es dificil».

Floreció en Nancy el conocimiento

Era un viernes, Nancy quería “jubilarse” de clases ese día para irse a bailar a Chacaíto, “recuerdo eso y me río”, empezó a ver uno de los módulos y viendo a la gente estudiar, cuando de repente, ¡Leyó por primera vez! “El perro” decía la oración, ella quedó estupefacta porque no sabía si estaba leyendo o lo estaba imaginando.

Le dijo a la compañera que tenía al lado: “Oye, creo que ya puedo leer, allí dice: “El perro”, ¿No ves?” su amiga hizo caso omiso, se paró y se fue. Nancy sin embargo preguntó a otra amiga “¿Cuándo uno aprende a leer es porque entiendes la oración completa? Entonces la compañera le dijo a la facilitadora que retrocediera la lección y en efecto la oración decía “El perro”.

¡Se armó el alboroto! Su facilitadora salió corriendo del salón a avisar que Nancy había aprendido a leer “Tú sabes leer, ven acá, lee esta lección correctamente, de manera pausada. Yo solo leía ‘El perro’, de ahí nadie me sacaba.”

Ese día hicieron una reunión en donde pusieron a Nancy a leer, y a entender todo lo que leía, fue aplaudida y la felicitaron. Sin embargo ella aún no se lo creía “yo decía ‘creo que se leer’”. Pero en efecto, había nacido en Nancy las luces del conocimiento.

Hoy Nancy se muestra como una mujer con ideas y objetivos claros, que se reconoce como una aprendiz perenne.

El cambio radical

Nancy con parte de su familia, su hija Heily Acevedo y sus nietos Angel Gabriel, Emily Acevedo y Joselyn Acevedo quien dijo «querer ser doctora de la patria igual que su abuela»

Pasaron los años y Nancy presentó una prueba en el Ince, quería estudiar computación pero no había para esa carrera, le ofrecieron estudiar enfermería y ella aceptó. Cuando le tocó presentar la prueba, en Palo Verde, «me dieron la de otra persona que iba a estudiar medicina». 

Se sintió totalmente aterrada al ver que esa era la carrera asignada para ella, porque no se veía estudiando medicina, «yo veía a esos médicos bien pulidos, con sus batas y sus cuestiones, contestando a todo lo que se les preguntaba. Yo pensaba que eso era muy grande para mí».

Con eso se sintió muy bien porque ese es un reto que debía asumir, “mi vida cambió desde mi casa, soy mejor persona, mejor cristiana, ahora entiendo muchas cosas”.

Sus hijos están muy orgullosos de ella, “se sienten muy felices por mí y que están orgullosos que yo sea su mamá”.

Con su ejemplo motivó a sus hijos a estudiar, el menor, Moisés, está próximo a graduarse de bachiller “cuando él (Moisés) tendría unos 7 años empezó a escribir un ‘escrito misterioso’, yo le pregunté ¿‘hijo qué escribes allí?’ él no quiso mostrarle.

“La vida de Nancy Arnal” así se titulaba la historia donde su hijo dejó plasmado el largo recorrido que ha tenido que llevar su mamá “mi hijo me educa, me siento muy contenta con él”.

Ella aprovechó de revisar el manuscrito cuando el niño estaba en el colegio y la sorpresa la agradó:

“La vida de Nancy Arnal” así se titulaba la historia donde su hijo dejó plasmado el largo recorrido que ha tenido que llevar su mamá “mi hijo me educa, me siento muy contenta con él”.

Leer Más: Tres rutinas que te llevarán a la maestría personal

En ocasiones no tenía para ir a la universidad

Nancy visiblemente emocionada contando su increíble historia

El camino que ha tenido que transitar Nancy no ha sido un lecho de rosas, en ocasiones no tenía dinero para ir a recibir sus clases “un día con mucha pena le dije al chofer de un carrito que no tenía para pasaje y me dijo que subiera”.

En otra ocasión volvió a ver al chofer e intentó pagarle el pasaje que no tuvo en la ocasión pasada “Le quise pagar pero él no quiso, me dijo que para qué, y me bendijo”. Luego se lo consiguió en otras ocasiones pero no quiso subir más en su autobús porque el chofer no quería cobrarle “y ese es su trabajo”.

Juan Salvador Gaviota es su libro de vida

Ese fue un libro que le recomendó su amigo Marco Solórzano, el que ayudó a expandir su conocimiento y la ayudó a conocerse más. “me siento identificada con ese libro porque todas las personas que se burlaron de mí, después me aplaudieron y cuando las veía en la calle me felicitaban y me invitaban a seguir estudiando”.

Con esta experiencia, Nancy no solo aprendió a leer y escribir, sino que también a perdonar, a sí misma primeramente por haber sentido rabia alguna vez por estas personas “empecé a hablar con Dios, le pedía ayuda, cuando se burlaban de mi me molestaba mucho, con el poder de la oración, le contaba mis momentos de aflicción, algunas veces se lamentaba de su suerte ¿Por qué no nací como las demás muchachas, que estudiaban y tenían todas la comodidades?” Sin embargo no culpó jamás a sus padres, porque ellos no tuvieron la culpa de su pobreza.

Planes a futuro

Nancy Arnal quiere seguir estudiando para devolver al país todo lo que hizo por ella

Próxima a su graduación el 21 de noviembre, Nancy piensa seguir estudiando un postgrado en salud pública para retribuir al país todo lo que sabe y ayudar a quien lo necesite. «Jamás me alcanzará la vida para agradecerle al país por lo que ha hecho conmigo, ahora es el momento de decir ¿qué puedo hacer yo por mi país?».

“Pienso prepararme para comunicar el índice de mortalidad y morbilidad en el país. Quiero visitar instituciones y visitar personas que se deprimen por estar enfermas y se quitan la vida, es el poder abarcar los problemas de la comunidad. Además de ayudarlos en su parte espiritual”.

Leer Más: 5 señales de que estás teniendo éxito en la vida (Aunque no te des cuenta)

Nancy Arnal, es un claro ejemplo que la constancia y dedicación es el camino que cualquier persona debe emprender para lograr metas y sueños trazados, y que los proyectos educativos que se iniciaron en Venezuela gracias al apoyo del entonces Presidente Hugo Chávez rindieron sus frutos para dar a los más necesitados conocimiento y una mejor calidad de vida.

DesdeLaPlaza.com/Miguel de La Rosa/Fotos: Daniel Tineo

 

 

Related Post