«No me quiero ir del país, sería un desperdicio entregarle tu juventud y tus conocimientos a otras tierras que nunca lo van a valorar. Es un proceso un poco complicado, me abrumo y no me aventuro». Eso fue parte del testimonio de Edgar Sulbarán, un estudiante de Administración de Empresas en la Universidad Alejandro de Humboldt (UAH) ante la situación que atraviesa el país y el alto costo de las matrículas universitarias.
Sin embargo, reconoce la situación económica por la que atraviesa el país desde hace unos años. «Antes estaba acostumbrado a hacer ciertas cosas que ahora no puedo», comenta.
Sulbarán recuerda que cuando comenzó a estudiar en ese recinto académico, en el 2013, pagó una matrícula de 4 mil bolívares, pero ahora su próxima inversión es incierta porque su último pago fue de unos 600 mil bolívares. «No sé de dónde voy a sacar la plata», expresa consternado por el alto costo de las matrículas universitarias.
La odisea
La preocupación en los estudiantes en relación al costo de las matrículas universitarias crece cada vez que deben inscribir un nuevo periodo académico, debido a que las casas de estudios privadas constantemente aumentan los costos de las matrículas universitarias, lo que supone un obstáculo para quienes esperan cursar o continuar el curso de su carrera.
El repunte de la inflación por la situación económica por la que atraviesa el país ha tenido un impacto significativo en la educación universitaria de los jóvenes venezolanos, quienes en muchos casos han abandonado las aulas de clases, ya sea por la dificultad de pagar los costos de las matrículas universitarias o para trabajar a tiempo completo y así poder costear otros gastos. Algunos han optado por cruzar la colorida obra cinética del artista venezolano Carlos Cruz-Diez en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía con la esperanza de conseguir más oportunidades en otro país.
Sulbarán cuenta que en algún momento pensó en irse de Venezuela, «pero si no tengo dinero para la universidad, ¿cómo voy a tener para irme del país? Ni siquiera me he graduado», razonó.
Las directivas de las casas de estudios alegan que el aumento del costo de las matrículas universitarias se debe a que los ajustes en la escala salarial de los profesores y todo el personal que allí labora para cumplir con los aumentos anunciados por el presidente Nicolás Maduro y enfrentar la inflación. Además, se suman los costos que implica el mantenimiento de la infraestructura y las instalaciones de las instituciones.
En la página de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) se resalta que el monto de la matrícula «puede tener variaciones en cualquier momento del periodo académico«; es decir, que los estudiantes no están exentos a dejar de cursar su carrera en cualquier momento por la imposibilidad de pagar esas “variaciones” que puedan surgir en el transcurso de los días.
Costo de las matrículas universitarias
En esta institución, según una consulta realizada por el equipo de DesdeLaPlaza.com, el costo de la matrícula correspondiente a los meses de septiembre-noviembre no baja de los 500 mil bolívares. Lo que se traduciría a más de cuatro salarios mínimos (136.543,4 bolívares).
Para los jóvenes que iniciaron su educación universitaria en este recinto en el mes de septiembre en las a escuelas de Educación, Letras o Filosofía debieron pagar alrededor de 799 mil 330 bolívares, en el que se incluye el llamado “derecho de inscripción”, una cuota inicial, la inscripción en septiembre y dos cuotas correspondientes a los meses de octubre y noviembre.
Las Escuelas más costosas son las de Psicología, Ingeniería y Comunicación social, por la que el costo total que cubre hasta el mes de noviembre es de 1 millón 256 mil 094 bolívares.
A los estudiantes regulares, que ya se encontraban cursando una carrera en la universidad, les realizaron un “pequeño” descuento.
En otra casa de estudios consultada, la Universidad Santa María (USM), en Caracas, un semestre en las carreras de Comunicación Social, Derecho, Economía, Administración, Contaduría Pública, Estudios Internacionales, Ingeniería y Farmacia tiene un costo de 651 mil bolívares, con la inscripción incluida.
Los estudiantes que puedan pagar el monto completo tienen un porcentaje de descuento, quienes no, deberán pagar 65 mil bolívares mensuales; en el caso de Arquitectura, el costo del semestre es de 701 mil bolívares, con 280 mil bolívares incluidos de inscripción. Es decir, seis cuotas de 70 mil.
Estudiar «poco a poco»
Mariana Cáceres se encuentra a la espera de su acto de grado para obtener el título de licenciada en Comunicación Social, mención Corporativo. En entrevista para esta redacción contó lo difícil que se le tornó mantener una estabilidad en sus estudios, y que en varias oportunidades tuvo que posponer la defensa de su tesis para costear «poco a poco» los gastos que se requería. Comenzó sus estudios en el año 2009 en la Universidad Católica Santa Rosa (UCSAR), una de las más «accesibles» en el país.
«En ese momento el costo de las matrículas universitarias eran muy económicas, mil bolívares el trimestre completo. Mis padres al principio me ayudaron a pagarla hasta el cuarto trimestre», narró Cáceres, quien posteriormente se vio en la obligación de comenzar a trabajar para pagarla ella misma. Ganaba sueldo mínimo y hacía horas extras para tener otro ingreso. En ese momento podía costear sus estudios y los gastos que ello implicaba, como copias, guías e impresiones.
Al momento de elegir la mención que estudiaría «se me complicó en la parte económica», dijo, y en varias ocasiones tuvo que congelar sus estudios. «La crisis del país golpeó». Recordó que todo estaba «costosísimo» y lamentó no haber presentado junto a sus compañeros en el 2012, meses antes de que comenzara la desestabilización económica en el país.
«Los precios en el 2015 estaban más elevados y a uno se le hace más difícil. Presenté la defensa en el 2016. Y no fue nada sencillo invertir en la encuadernación, la plastificación, la impresión de pendones y en ese momento estaba fuerte la escasez de materiales para los trabajos», dijo.
Rendir el kilo de carne molida para una semana con papas picadas que la gente no compraba en los supermercados era la situación de un estudiante de la Universidad Santa María que pidió ser no identificado. Aseguró que normalmente no desayunaba porque no tenía cómo comprar más comida. «Eso fue horrible», asintió.
Inicialmente optó una beca-trabajo en ese recinto porque el dinero que le mandaban sus padres no le alcanzaba, y con ello la universidad podría exonerarle, por lo menos, cinco semestres.
Para cubrir parte de sus gastos y conseguir un mayor sustento, el estudiante se encargaba de ayudar a sus compañeros con los trabajos y cobraba algo de dinero. Vivía alquilado en una habitación que compartía con una amiga, pero tuvo que dejarla porque la propietaria les aumentó más del 50%.
Para su suerte, una de sus tías lo recibió en su casa y le brinda el apoyo con la comida. Por los momentos, consiguió trabajo estable y su salario lo dedica para pagar los 65 mil bolívares mensuales que le cobran en la USM por su formación, ya que no puede pagar la totalidad.
DesdeLaPlaza.com/Luis De Jesús