Nada común es ver a Los Roberto (Malaver y Hernández Montoya) disertar “seriamente” sobre un tema. Por eso el 27 de marzo, cuando había transcurrido buena parte del programa, Como ustedes pueden ver (transmitido cada domingo por Venezolana de Televisión), estuve entre quienes apreciaron cómo dejaron de lado el estilo que los caracteriza para –interpretando y padeciendo el fenómeno como cualquiera de nosotros- abordar sobriamente el asunto de la inseguridad personal en Venezuela, sangrientamente salpicada de un accionar que no deja lugar a dudas de su componente paramilitar y parapolítico, según nuestra manera de evaluar la materia.
En un par de minutos desnudaron una angustia que obliga incluso, a quebrantar los formatos de nuestros mejores espacios comunicacionales.
El comentario combinado e iniciado por Malaver, fue a propósito de la reacción del dirigente Freddy Bernal, luego del asesinato el 23 de marzo del oficial Larry Morillo y su hijo Yonaiker, condenable hecho suscitado en el sector El Cementerio, Caracas. Ese mismo día, Bernal, también exdiputado y conocedor del tema de la violencia producto de su origen policial, preguntó vía tuiter: “¿Cuántos funcionarios policiales y civiles deben morir?” para dentro del mismo tuit exhortar a “tomar policial y militarmente los corredores de la muerte”.
Luego del abordaje del martirizante tema por parte de Malaver, Hernández Montoya dio en lo que parece ser un clamor local, regional, nacional y general: “Hay que aplicar medidas extraordinarias para un problema que es extraordinario”, haciéndome recordar que hace un año más o menos el también colega periodista Noel Briceño comentó -en charla de la sala de redacción del diario Vea- sus “medidas extraordinarias”: elevar el número de años de las diferentes penas y disminuir –o suprimir, plantean otros- la política de beneficios hacia los sentenciados.
Entonces coincidí con Noel Briceño como ahora con Hernández Montoya. No hay que darle más vueltas al asunto: en muy poco tiempo y gracias al híbrido resultante de la derecha y el imperialismo (aunque algunos no crean esto y más bien se burlen), el crimen se estiró los pantalones y vaya de qué forma.
Es como que si mansamente nos sentáramos a esperar que algún día un equipo de la categoría Semillita, derrote a cualquiera de los equipos de beisbol profesional. Los Semillitas, en este caso, sabemos quién es.
En el criterio y profesionalismo de las y los expertos, queda la tarea de elevar propuestas –de manera acelerada- para enfrentar con real opción de éxito el dantesco panorama. En manos de las autoridades, darle chola, como dicen en mi barrio.
Al momento de redactar esta nota (martes 29 de marzo de 2016), la nación aún no se reponía de los homicidios ¡en serie! del activista revolucionario haitiano Fritz St Louis, del jefe de guardacosta del estado Falcón, Francisco Bello y de los oficiales Armando Otos Marqués Molina (24) y Nicolle Melisa Pérez Soler (21).
No tenemos otra: o vencemos o vencemos.
¡No pasarán!
DesdeLaPlaza.com/Idelgar Gil