Al menos diez personas, entre ellas cinco niños, han muerto este lunes en un ataque israelí contra un edificio en el centro de la ciudad de Gaza. Los cadáveres fueron trasladados al hospital Shifa, el más importante de la ciudad, junto a decenas de heridos, en medio de gritos contra Israel y contra la inoperancia de la comunidad internacional.
Por su parte, el Ejército israelí ha asegurado haber alcanzado con éxito un depósito de munición antitanque que se encontraba en las inmediaciones de un hospital en la Franja de Gaza, ataque que dejó cuatro palestinos y cincuenta heridos. De acuerdo con un comunicado castrense, «una investigación inicial sugiere que había un depósito de proyectiles antitanque almacenados en un vecindario aledaño al hospital Al Aqsa». «Ese depósito fue exitosamente alcanzado por las fuerzas del Ejército israelí», precisa la nota, que acusa a Hamás de «emplear de forma sistemática viviendas, hospitales y mezquitas en Gaza» para desarrollar su actividad hostil.
El Ministerio de Sanidad anunció que la cifra de fallecidos ascendía a 548, entre ellos 120 niños, y que dos terceras partes de las víctimas son civiles. En paralelo, hizo un llamamiento a la comunidad internacional para recibir «ayuda urgente» debido «a la grave escasez de materiales médicos y medicinas que sufren cuando aún hay más de 3.300 personas en situación crítica».
Las imágenes que han quedado de este conflicto son brutales, una de las últimas muestra cómo durante una tregua, civiles y cooperantes entran a uno de los barrios más agredidos por el ejército israelí. Un hombre, vistiendo una camiseta verde, llama y busca desesperadamente a su familia. Es un civil, está desarmado, pero un francotirador israelí le dispara y lo hiere, segundos más tarde, como puede ver en el video, lo remata.
La crueldad del ejército israelí no tiene límites.
Desde la Plaza/EFE/AMH