La mansión en La Habana donde pasarán dos noches el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su familia, sobrevivió a la guerra, la revolución y hasta una ocupación de Albania.
Ahora, con los lazos diplomáticos restaurados entre Cuba y Estados Unidos y el descongelamiento total de las relaciones, la residencia de los embajadores de Washington en La Habana resurge como centro de influencia en la isla de Gobierno comunista.
El edificio de dos niveles, construido entre 1939 y 1942, es más de la mitad del tamaño de la Casa Blanca, según datos del Departamento de Estado de Estados Unidos, y fue levantado con los mejores materiales y mano de obra de ese tiempo.
Estados Unidos abandonó la mansión entre 1961 y 1977 después de la Revolución Cubana de 1959, cuando los rebeldes liderados por Fidel Castro derrocaron a un gobierno pro-estadounidense. Washington cortó los lazos entonces y el hogar fue dejado al cuidado de Albania y luego de los suizos.
Los pisos y las columnas exteriores son atractivos e impresionantes, confeccionados de coral con piedra caliza y mármol, dijo un hombre que vivía allí al compararlo con las mejores residencias de embajadores de Estados Unidos en Londres, París o Buenos Aires.
«Este es un lugar que fue construido para impresionar», dijo John Caulfield, quien fue el principal diplomático de Washington en La Habana entre 2011 y 2014. La suite residencial en la planta de arriba cuenta con dos dormitorios, dos baños y una sala de descanso.
El nivel superior también tiene otros cuatro dormitorios grandes con baños privados, entre ellos la Suite Presidencial.
El mandatario, su esposa Michelle, sus dos hijas y la madre de la Primera Dama permanecerán allí el domingo y el lunes por la noche durante la primera visita a Cuba de un presidente de Estados Unidos en funciones desde hace 88 años.
Las zonas comunes y de trabajo se encuentran en la planta baja.
El Departamento de Estado compró el terreno y construyó la residencia cuando Estados Unidos estaba comenzando a involucrarse en la Segunda Guerra Mundial.
«Es realmente un ejemplo del poder blando. Se puede caminar a través de esa puerta que impresiona. Es cara, pero no tan cara como un portaaviones», dijo Caulfield.
El barrio donde está ubicada la residencia, actualmente conocido como Cubanacán, fue llamado Country Club Park cuando la mansión fue edificada. Tiene una parcela de dos hectáreas, una piscina y una cancha de tenis.
«No está mal para una vivienda pública», dijo Caulfield.
El funcionario de mayor rango que se alojó antes allí fue Richard Nixon en 1955 cuando era vicepresidente. DesdeLaPlaza/Reuters