El papa Francisco llevó a cabo una ceremonia solemne en la plaza de San Pedro, para beatificar a Pablo VI, quien según el pontífice «guió a la Iglesia en medio de una «sociedad secularizada y hostil».
La ceremonia de beatificación fue programada como clausura del primer sínodo de obispos solicitado por el santo padre, marcado por las divisiones entre conservadores y progresistas ante las reformas y transformaciones que Francisco propone.
Durante la homilía, el papa argentino elogió a Pablo VI al calificarlo como un «valiente cristiano», por predicar el diálogo con el mundo moderno y crear en 1965 los sínodos de obispos para democratizar a la iglesia.
«La grandeza del beato Pablo VI resplandece en su humildad», dijo el papa al elogiarlo como el «gran timonel» del Concilio Vaticano II, la persona que «en el momento en que estaba surgiendo una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría y visión de futuro -quizás en solitario- el timón de la barca de Pedro», detalló.
Franciso también hizo referencia de las transformaciones que está promoviendo dentro de la Iglesia, al recordar que el sínodo de obispos que se cierra este domingo y dijo: «Ha sido una gran experiencia» porque «renueva sin cesar a la Iglesia, llamada a hacerse cargo de las heridas abiertas y devolver la esperanza a tantas personas que la han perdido».
El papa emérito Benedicto XVI, quien renunció el año pasado, concurrió a la misa en primera fila, en compañía de una gran cantidad de cardenales y obispos de todo el planeta.
Mientas se desarrollaba la ceremonia, fue colocada en el altar la reliquia del nuevo beato, la camiseta ensangrentada que llevaba puesta cuando fue víctima de un atentado protagonizado por un desequilibrado en Filipinas, en noviembre de 1970.
Desde La Plaza/El Mundo/KC