La paquistaní Malala Yousafzai en 2014, a los 17 años de edad, se convirtió en la mujer más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz por la defensa del derecho a la educación femenina en su país.
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Su pecado: querer estudiar siendo mujer
El 9 de octubre por la tarde Malala salió de la escuela como cualquier otro día y se subió al autobús que la esperaba a la salida. El viaje era corto, un camino que se podía hacer fácilmente a pie: había que pasar un descampado donde los niños suelen jugar al criquet y luego bordear la ribera del río hasta llegar a la casa.
«Mi madre me dijo: ‘Ahora que estás creciendo y la gente te conoce, no debes ir caminando, debes ir en carro o en autobús para estar más segura'», recuerda Malala.
Iba sentada, hablando con su amiga Moniba, cuando notó algo inusual. La carretera parecía desierta. Momentos más tarde, dos hombres pararon al autobús y preguntaron quién era Malala.
Ella no se acuerda de cómo eran, pero Moniba sí. Parecían dos estudiantes universitarios, dice. Su amiga pensó que eran dos periodistas que querían entrevistar a su amiga famosa.
Aunque Malala escribía un blog anónimo para el Servicio Urdu de la BBC ya había participado en un programa de televisión nacional en el que habló con valentía sobre el tema.
Pero rápidamente Moniba se dio cuenta de que se trataba de otra cosa: la mirada de Malala traslucía temor. Los hombres comenzaron a disparar. Su pecado: querer estudiar siendo mujer.
Las dos niñas que estaban sentadas al otro lado de Malala -Shazia Ramzan y Kainat Riaz- también resultaron heridas. «Escuché los disparos y luego vi mucha sangre en la cabeza de Malala», recuerda Kainat. «Cuando vi toda esa sangre sobre Malala, me desmayé».
Malala sobrevivió el ataque, se fue a vivir con su familia a Birmingham, la segunda ciudad más grande de Inglaterra y desde ahí comenzó su campaña mundial para apoyar la educación de chicas como ella.
Tras una serie de operaciones para restituir su capacidad auditiva en uno de sus oídos y para reconectar un nervio facial que le devolviese el movimiento a una parte de su rostro, Malala dio un paso crucial que demostró en qué medida había superado el incidente del autobús.
Discurso en la ONU
Malala celebró su cumpleaños número 16 con un discurso frente a una asamblea de jóvenes en la sede central de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.
«Un niño, un maestro, un libro, un lápiz pueden cambiar el mundo», dijo ante una multitud que la ovacionó de pie.
«Cuando vi a 400 jóvenes de más de 100 países me dije: no sólo le estoy hablando a la gente de Estados Unidos y otros países. Le estoy hablando a todas las personas del mundo«, expresó Malala.
Y su discurso no se ciñe sólo a la educación. Malala enfatizó la importancia de dialogar con el Talibán para alcanzar la paz.
«La mejor forma de resolver los problemas y luchar contra la guerra es a través del diálogo», indicó.
Aquí el discurso de Malala en la ONU:
DesdeLaPlaza.com/KM