Mauricio Macri nació el 8 de febrero de 1959 en Tandil. Dos veces divorciado, está casado con Juliana Awada y tiene 4 hijos. Se recibió como ingeniero (UCA), aunque nunca ejerció. Su primer contacto con la política fue como gerente del emporio familiar. En 1991 estuvo 12 días secuestrado. Cuatro años después se convirtió en presidente de Boca. En 2003 rechazó la invitación de Eduardo Duhalde para ser candidato presidencial y creó su fuerza política con la que ganó la Ciudad en 2007.
Macri es hijo de un empresario exitoso, cuestionado por sus negocios y por la forma de llevarlos sobre todo en los años de plomo de la Argentina e investigado por evasión durante el menemismo. Macri tardó años en despegar de la fuerte figura paterna, es el mayor de seis hermanos, y del influjo que Franco Macri tuvo hacia el clan familiar: un padre exigente, imposible casi de complacer, duro en el reproche, parco en el halago.
Si los años de empresario ejecutivo de Mauricio Macri se forjaron a la sombra del padre, los años de político fraguaron lejos de esa omnipresente figura y, no es un dato menor, sin su visto bueno. Se educó en el colegio Cardenal Newmann, donde conoció a Nicolás Caputo, una amistad cuestionada hoy porque Caputo está sospechado de llevar adelante contratos no muy santos para la obra pública de la Ciudad, cargos que Macri niega.
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Es curioso cómo ha evolucionado la política. Antes, los jefes de Estado se rodeaban de mentes iluminadas, no importa sus apellidos: Richelieu, Telleyrand o Dulles. En el siglo XXI, es imprescindible tener al lado a un experto en la obra pública. Tampoco es decisivo el apellido.
Macri estudió también en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, y se recibió de ingeniero civil en la Universidad Católica. En 1983 fundó con Caputo Mirgor S.A., proveedora de sistemas de climatización, de la que Macri se retiró en 1994, antes de encarar su campaña para presidir Boca Juniors. En 1984 trabajó en el Citibank y luego sí, se hizo cargo como vicepresidente del holding SOCMA que dirigía las empresas del grupo Macri: Siderco (construcciones) Sevel (autos) Manliba (residuos) Movicom (Telefonía) entre otras.
A la una y cuarto del 24 de agosto de 1991, Mauricio Macri fue secuestrado por una banda de delincuentes formada por policías en actividad, algunos comisarios. Lo levantaron cuando bajó de su auto en Tagle y Tedín, donde esperaba encontrarse con una joven actriz. Lo golpearon, lo metieron en un ataúd y lo llevaron hasta el sótano mugriento de un local de la Avenida Garay 2882. Empezaban catorce días de odisea en los que la vida de Macri pendió de un hilo. Macri apareció a las dos de la mañana del 6 de septiembre, después de que la familia pagara seis millones de dólares. Si hoy es electo presidente, será también el primero de la Argentina en haber sido secuestrado, un símbolo del país que deberá presidir, si le toca.
En 1995 ganó las elecciones en Boca: remodeló el estadio, construyó palcos VIP que remató en persona, creó un fondo de inversión para la compra de jugadores y puso como aval su patrimonio personal; padeció los embates y caprichos de los ídolos deportivos del momento, mantuvo una espinosa relación con el técnico Carlos Bianchi; en suma, despuntó su vocación política. En 1999 fue por la reelección, y la obtuvo, con una salvedad: Boca era su trampolín para saltar a la política.
Lo demás es historia conocida. En 2003, después de la crisis y del “Que se vayan todos” fundó Compromiso para el Cambio y se presentó como candidato a Jefe de Gobierno. Perdió frente a Aníbal Ibarra. En 2005 impulsó y dirigió la Alianza Propuesta Republicana, PRO, para los amigos. Fue diputado por la ciudad en 2005 y Jefe de Gobierno en 2007, reelecto en 2011: fue su camino para aspirar a la Rosada.
Procesado por el caso de las escuchas ilegales en la Ciudad, una causa que ya lleva seis años, Macri pidió ser sobreseído porque el juez Sebastián Casanello no encontró pruebas en su contra. Pero la Sala I de la Cámara Federal, que falló en varias ocasiones en consonancia con los deseos del Gobierno, desestimó el pedido.
Se casó tres veces. la primera, muy joven, con Yvonne Bordeu, con quien tiene tres hijos; con Isabel Menditeguy y con su actual mujer, Juliana Awada, con quien tienen una hija, Antonia.
Quienes conocieron al Macri empresario, presidente de Boca y principiante en política, destacan un cambio en el carácter del candidato. Si antes lo veían soberbio y distante, ahora lo ven más sensible. Adjudican el giro a la atracción del candidato por los misterios del budismo, que intenta desentrañar con dedicación.
El candidato eligió como cierre de su campaña, y acaso de su destino, un escenario simbólico, afín en lo político pero disonante si se quiere con su historia: Jujuy. El “creído de Barrio Parque” se mezcló el jueves con la etnia curtida, dura y silenciosa de la Puna. Hubo entusiasmo y emoción.
Si es electo presidente, el tiempo revelará cuál es su verdadera cara.
Tomado de Clarin