Hace unos años conocí el concepto más básico y a la vez más ilustrativo del capitalismo, un concepto tan simple como lapidario “Yo,Yo,Yo-Todo,Todo,Todo-Ahora,Ahora, Ahora”. La voracidad capitalista no tiene limites, su insostenible modelo de producción y consumo ha roto con los equilibrios ecológicos y está llevando a la humanidad a poner en riesgo su propia existencia. Recientemente se avivado el debate sobre la fracturación hidráulica, también conocida por el término en inglés “fracking” una técnica desarrollada para aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo.
El procedimiento consiste en la perforación de un pozo vertical en el cual, una vez alcanzada la profundidad deseada, a más de 2500 metros de profundidad, se gira el taladro 90° en sentido horizontal y se continúa perforando entre 1000 y 3000 m de longitud; a continuación se inyecta en el terreno agua a presión mezclada con algún material apuntalante y químicos, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, y que son típicamente menores a 1 mm, y favorecer así su salida hacia la superficie. Habitualmente el material inyectado es agua con arena y productos químicos, lo cual favorece la creación de canales para que fluyan los hidrocarburos. Entre los aditivos utilizados en la fractura hidráulica se encuentran en algunos casos el queroseno, benceno, tolueno, xileno y otros formaldehídos; sustancias altamente contaminantes.
Un informe emitido en junio de 2011 por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo, concluye que con la fracturación hidráulica se produce una «emisión de contaminantes a la atmósfera, contaminación de las aguas subterráneas debido a caudales de fluidos o gases provocados por escapes o vertidos, fugas de líquidos de fracturación y descargas no controladas de aguas residuales, así como la utilización de más de 600 productos químicos para liberar el gas natural»
Los capitalistas en su afán extractivista no se detienen a pensar que la implementación del fracking trae como consecuencia la contaminación de acuíferos, elevado consumo de agua, contaminación de la atmósfera, contaminación sonora, migración de los gases y productos químicos utilizados hacia la superficie, contaminación en la superficie debida a vertidos, y los posibles efectos en la salud derivados de ello. Asimismo, estudios cientificos revelan que se han producido casos de incremento en la actividad sísmica, la mayoría asociados con la inyección profunda de fluidos relacionados con el fracking.
Venezuela debe ser un territorio libre de fracking, y en el marco del Quinto Objetivo Histórico, deben emprenderse investigaciones científicas orientadas a reducir al máximo los impactos ambientales que produce la industria petrolera. Tenemos que liderar y hacer una revolución en ese campo. Frente a la voracidad capitalista, cada día más conciencia Ecosocialista.
Desde La Plaza / Heryck Rangel Hernández