El cambio climático está afectando al mundo. El calentamiento de la tierra no sólo perjudica con el aumento de la temperatura global, sino que las corrientes marinas también se ven afectadas. Las corrientes climáticas de El Niño y de La Niña cada vez se dan en ciclos más cortos de tiempo. Si a eso le sumamos las acciones directas sobre los bosques que se talan indiscriminadamente para el aumento de la superficie de cultivos, tenemos una situación que está explotando en estos momentos.
La corriente de El Niño afecta provocando grandes períodos de lluvia en algunas regiones y de sequía en otras. Ésta es una corriente o contracorriente cálida que nace en Panamá y recorre de norte a sur las costas de América del Sur. Debe su nombre a los pescadores peruanos que sentían su efecto en la Navidad; relacionando a la corriente con la llegada del Niño Jesús, le pusieron ese nombre.
Su nacimiento se da en la corriente cálida de Cromwell que recorre el Pacífico de oeste a este. Cuando llega a Sudamérica aflora a la superficie y se desvía hacia Panamá, de allí baja hacía el sur con el nombre de corriente de Panamá, la cual cambia cuando pasa la costa de Ecuador, llamándose de El Niño.
La misma fue estudiada durante 61 años y determinaron que la misma cumplía ciclos de 18 años divididos en períodos de 5 – 4 – 5 – 4. Esto quiere decir que durante los primeros cinco años se da la época de máxima sequía, los cuatro siguientes de sequía y lluvia, los cinco siguientes de máxima lluvia y los cuatro últimos de lluvia y sequía. Lamentablemente, aunque no se puede verificar por el tiempo, se cree que esos ciclos se están acortando, teniendo menor tiempo entre ellos.
Estos ciclos se dan desde hace mucho tiempo; es más se cree que el imperio Moche fue afectado por las lluvias máximas de El Niño, que destruyeron las mayorías de sus construcciones de adobe. La pregunta es que, si nuestra tecnología en construcciones hace que no se vea afectada por las lluvias, ¿por qué hay situaciones críticas de inundaciones? ¿Es la corriente del Niño la causante de todos nuestros males o nosotros también influimos?
El viernes emprendí un viaje desde mi ciudad, Córdoba, a la ciudad de Resistencia en la provincia de Chaco; esto es desde el centro de mi país al noreste del mismo, región que está siendo afectada por las lluvias desde diciembre. Sin salir de mi provincia tuve que hacer dos desvíos por las inundaciones. Además, en estos momentos la ciudad de Pozo del Molle, al este de mi provincia, está totalmente inundada y sus edificios principales se están hundiendo.
Los costados de las rutas están completamente anegados, y en los campos los cultivos se están arruinando por exceso de humedad. Los animales mueren ahogados, no sólo los de consumo (vacas y ovejas) sino la fauna natural, en la cual se encuentran algunas especies en peligro de extinción.
Los kilómetros pasaban (hay 870 kms. entre ambas ciudades) y los pueblos inundados se iban sucediendo, de la misma manera que los campos, antes llenos de bosques originarios, hoy arrasados para el cultivo de la soja. Ahora son campos completamente inundados que no retienen el agua, que convierten a la tierra, antes esponjosa y absorbente por los árboles, en una capa dura por donde el agua se desliza siguiendo su rumbo de inundaciones.
A mitad de camino nos pararon de nuevo; policía y gendarmería cortaba la ruta. Me bajé a preguntar por cuál camino podía seguir. “Está todo cortado” fue la respuesta. La única forma era volver al camino anterior, desviar a la izquierda e ir por el camino del Tostado, lo cual implicó un desvío de 400 kms. Paciencia y calma, algún día íbamos a llegar.
Mientras iba manejando pensaba por qué en los medios, TV, radio o periódicos no decían nada de esto; todos hablaban del robo del gobierno anterior, de los Panamá Papers, del default y de las acusaciones entre un partido político y otro, pero nada de las inundaciones, ni de los inundados que desde diciembre están evacuados, y que han perdido todos sus bienes.
Pero las pérdidas no sólo afectan a la región, sino también al país entero. Gran parte de la zona inundada es la cuenca láctea del país, que ya venía castigada por una economía que no les favorecía y que les explotaba, pagándoles $ 2,40 el litro de leche que en los supermercados se vende entre $20 ó $ 25, y ahora las inundaciones de las tierras de pastoreo, que hace imposible la alimentación de las vacas lecheras, lo que lleva a una pérdida de dos vacas por días. De esa manera, se pierde uno de los alimentos principales en la nutrición: la leche.
Mientras continuaba el viaje, Sabina cantaba en la disquetera del auto: “Hoy ayer como siempre / En el diario no hablan de Ti / En el diario no hablan de Ti / ni de mí.” Y yo pensaba: “Ni de ellos.” De los inundados nadie habla. Todas las noticias son acusaciones o indagatorias; juegos de la justicia, de la política, de la mierda. Pero de los inundados, de la gente que hace meses está sufriendo, nada. No son importantes, o son tan importantes que de la única forma que no se note es tapar la noticia con supuestas noticias más importantes. El exceso de información también produce desinformación. Sabina seguía cantando y yo pensaba que inundados rima con olvidados.
DesdeLaPlaza.com/Nito Biassi