Para evitar nueva fuga de Juaquin «El Chapo» Guzmán, se han puesto en marcha algunas medidas de seguridad tales como perros entrenados solo para captar su olor y guardias que en sus cascos llevan cámaras de vídeo.
Los perros se desplazan en todo momento junto a un guía humano dentro de la prisión de máxima seguridad, señaló el periodista Carlos Loret en una columna del diario El Universal.
Los momentos en que Guzmán camina dentro de la prisión lo hace vigilado por guardias que portan cámaras de vídeo en sus cascos, y uno de ellos permanece siempre frente a su celda para grabar los movimientos del narcotraficante.
Guzmán fue nuevamente capturado 8 de enero de 2016 en Los Mochis, estado de Sinaloa, y fue ingresado una vez más en el Altiplano, de donde se había fugado del 11 de julio de 2015 por un túnel de 1,5 kilómetros de largo.
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Por tales motivos, las autoridades inspeccionaron minuciosamente las condiciones de la prisión y los protocolos de seguridad, introduciendo los perros «huele-Chapo», como los han llamado, reforzando los pisos con mallas de acero y cambiando constantemente de celda al prisionero, señaló el diario.
Loret detalló que durante las primeras cinco noches en prisión, Guzmán fue cambiado de celda en siete ocasiones sin seguir ningún patrón, y que puede estar en una celda horas o minutos y siempre bajo supervisión de máxima seguridad.
Las autoridades elevaron a cuatro el número de cámaras de vídeo en la prisión y esperan que para abril el número de ellas alcance el millar, todas con tecnología térmica y con capacidad para detectar rutinas y emitir una alerta si se rompen, agregó.
La requisa para las personas que ingresan al penal se incrementó con un escáner corporal y se hicieron adaptaciones al sistema de aguas aledaño al penal, también se adaptó de nuevo el detector de movimientos terrestres.
Los abogados del capo han denunciado que su cliente se encuentra «incomunicado» y de que no se le permite entregarle ropa acorde al clima de la zona donde está la cárcel.
DesdeLaPlaza.com/Informe21/WG