Pese al incremento de los controles de seguridad en la costa turca, los migrantes y refugiados siguen llegando cada día a las islas griegas. Se calcula que en la isla de Lesbos, de 85.000 habitantes, podría haber hasta 17.000, pese a que ayer casi 3.000 salieron en dos transbordadores hacia la Grecia continental; en Kos, de 33.000 vecinos, quedan aún unos 6.000, e incluso en la pequeña isla de Leros, de 8.000 residentes, hay 2.000. “La situación está realmente al borde de la explosión”, aseguró el ministro griego para Política Migratoria, Yannis Muzalas.
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El ministro Muzalas se refería a Lesbos, donde en los últimos días se han producido choques entre inmigrantes de diversa nacionalidad y ataques racistas por parte de la población local. De hecho, ayer mismo, simpatizantes del partido neonazi Aurora Dorada trataron de reventar una manifestación de refugiados que exigía que se acelere el proceso de registro y se les otorgue el permiso para salir de la isla y proseguir su ruta, aunque finalmente otros residentes y la policía intervinieron para evitar altercados.
Las fuerzas de seguridad y las autoridades locales están desbordadas por el problema migratorio, por lo que el Gobierno de transición que dirige Grecia hasta las elecciones del próximo 20 de septiembre ha movilizado al Ejército para que preste ayuda a las islas y anunció que, durante los próximos días, enviará varios ferries a Lesbos para trasladar a unos 10.000 refugiados al continente.
Los 33 millones de euros de ayuda prometidos el viernes por la Comisión Europea para que el país mediterráneo —sumido en una profunda recesión— haga frente a la crisis económica no serán suficientes, según Atenas, que además ha pedido poner en marcha el mecanismo de protección civil de la UE, para que equipos de especialistas en gestión de emergencias acudan con ayuda a las islas griegas y colaboren con las autoridades helenas.
DesdeLaPlaza.com/El País.es/AMH