El Estado Islámico tomó el control, en abril pasado, de un estratégico barrio de la capital siria, convirtiéndolo en un verdadero infierno. Se trata de Yarmouk, que llegó a ser un próspero distrito de Damasco, pero desde que cayó en manos de los terroristas, su población atraviesa por una lamentable crisis humanitaria.
«Los combates en Yarmouk son cada vez más intensos, por eso ellos (lo que queda de la población civil) continúan asediados. Tratamos de negociar para establecer corredores humanitarios para que la gente enferma pudiera salir. Pero esos acuerdos nunca fueron respetados», lamentó Abu Kifah del Frente Popular para la Liberación de Palestina en declaraciones a RT.
Leer más: Estado Islámico declara la guerra a Rusia
Nadie puede salir de ese distrito, y tampoco es posible el suministro de ayuda humanitaria. Además, la población ya no cuenta con los servicios de agua potable ni electricidad, y la situación no ha hecho más que empeorar.
En un principio fue el Frente Al Nusra, filial siria de Al Qaeda quienes sitiaron Yarmouk, y ahora se ha convertido en el bastión del EI, en un lugar estratégico a las puertas de Damasco, a solo seis kilómetros del palacio presidencial sirio.
«La batalla es compleja. Así como los civiles están sitiados, también lo están los insurgentes. Pero no es posible atacar cuando hay población civil. Por eso el combate se limita a la línea de fuego«, explicó el analista político Thaer Ibrahim, comentando las posibilidades que los yihadistas tienen de avanzar hasta el corazón de la capital siria.
Los extremistas «cortan las cabezas y eso va en contra de nuestra cultura.
Todo es muy trágico. Nos sentimos muy mal por no poder hacer nada por ellos», manifestó una mujer que logró escapar de ese infierno.
DesdeLaPlaza.com/RT/WG