Siempre se ha dicho que la culpa es católica. Es dura de llevar si se está arrepentido.
Muchos feligreses agobiados por este peso han migrado a otras religiones buscando consuelo y por su disconformidad con la doctrina católica, a la que consideran distante de la sociedad actual. Todas estas variables fueron tomadas en cuenta por el papado de Francisco para conceder el perdón al aborto.
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La medida se toma en el año del Jubileo que inicia desde el 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016 y que promoverá la absolución de este pecado, que hasta hace poco era un punto de honor para el catolicismo, que no se doblegaba ante la idea de quitarle la vida a un ser, desde sus primeras semanas de gestación.
Perdón a quien se arrepiente
Con la nueva decisión los sacerdotes y no sólo los obispos podrán perdonar el aborto, esto modifica lo normado en el derecho canónico, que le atribuía esa facultad a estos últimos.
Para justificar esa norma, el actual pontífice dijo en una carta difundida hace pocos días por el Vaticano: “El perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido”.
Con anterioridad, a los sacerdotes se les había otorgado la potestad de perdonar el pecado del aborto en cada parroquia en tiempos de Cuaresma, lo que abrió el camino para esta resolución.
«Espero el perdón como católica que soy«
Ivette González, una mujer de 40 años, consultada por Desde La Plaza comentó que recibió con agrado la decisión, pues recordó que a sus 17 años se practicó un aborto y nunca olvidó ese momento. “Yo pude haber sido madre y no lo fui por miedo. Era muy joven, apenas era bachiller y no me podía mantener. Mi novio se había ido. Yo nunca olvidé cómo interrumpí una vida y yo misma me puse en riesgo”.
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Pasaron veinte años y González, hoy contadora y madre de un niño de 10 años dice “ese recuerdo es un tormento. Espero el perdón como católica que soy”.
Ese dolor agobiante es el que el papa Francisco quiere aliviar y que los feligreses tomen conciencia de esto, así lo escribe en su carta: “Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. (…) Solo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza”.
Para lograr esa indulgencia, además de la confesión, las afectadas deben realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa abierta en cada catedral o en las iglesias identificadas con el Jubileo por la diócesis respectiva.
Desde Venezuela, la Conferencia Episcopal cumplirá con lo dictaminado por el Papa, pero conviene recordar la postura de los prelados en tiempo recientes sobre este tema: se han opuesto al uso de la pastilla del día siguiente, por ser un aborto anticipado y han condenado la idea de legalizarlo por ser un “crimen”, algo que propusieron ciertos movimientos feministas en 2005 y que en cada ocasión se reaviva el debate.
Evangélicos aceptan la idea
Otras iglesias que hacen vida en Caracas han manifestado su acuerdo con este perdón sobre el aborto, algo que también da muestras de los cambios a su interior, tal es el caso de los evangélicos.
En consultas a evangélicos practicantes en La Candelaria, estos aceptaron la idea del perdón por este pecado, pero dejaron claro que sigue siendo una afrenta a la vida.
Haydée Jiménez, quien asiste a la iglesia evangélica Renacer dice que “es contrario a la palabra de Dios practicarse un aborto, pero si hay un verdadero arrepentimiento y ojalá una conversión a la fe cristiana, pues se podría perdonar”.
Otra expresión fue la de Betzabé Pérez, una dama joven, que advierte “si la iglesia sigue aceptando todo, hasta dónde vamos a llegar, ahora todo se libera y hay que aceptar de todo. Por qué no formar una familia, un hogar y evitar un aborto”.
Y ya que un embarazo es asunto de dos, entre hombre y mujer, se buscó la opinión de Carlos Mora, quien repartía la revista Atalaya del mes, “coincido con Betzabé, aquí lo que hay que formar es familia, un aborto es quitarle el derecho a nacer a un niño, pero vale la absolución para el arrepentido”.
Por su parte, la iglesia anglicana, en la voz del obispo ordinario, Jylman Red Jurado, en recientes declaraciones considera que “la persona debe guiarse por los valores bíblicos y por la conciencia que detener una vida es detener el plan de Dios”, pero no niega el perdón, si hay un “dolor profundo”.
Esta medida papal, sumadas a otras recientes como la agilización de trámites para anular matrimonios, la no discriminación por homosexualidad y hasta el replanteo de ideas que se consideraban fijas como la declaratoria que no existe el “limbo”, sino que hay cielo o infierno, dan pistas de un papado distinto.
El destacado teólogo brasileño Leonardo Boff se refirió a estos cambios diciendo que “el Papa está inaugurando un nuevo tipo de iglesia, adecuada a la globalización. (…) Con el perdón al aborto se abre una puerta que ya no se cierra. Él dice que la realidad está por encima de todas las doctrinas y lo que importa es el amor y la misericordia, en este año santo”.
Papas más rígidos
“(El aborto) es la injusticia más grave porque suprime la vida humana naciente”, Benedicto XVI
“No puede haber auténtica paz sin respeto a la vida, especialmente de la inocente e indefensa como la de los niños por nacer”, Juan Pablo II
“La anticoncepción lleva a pensar al hombre, que tiene un dominio sin límites sobre su propio cuerpo”, Pablo VI
DesdeLaPlaza.com / Mildred Pineda