El Estado Mayor Conjunto de EEUU (JCS, por sus siglas en inglés) ha subvertido deliberadamente la política de Washington hacia Siria, saboteando los esfuerzos estadounidenses por ayudar a los rebeldes sirios e incluso enviando inteligencia sobre los extremistas islámicos en Siria e Irak al presidente sirio Bashar al Assad, revela Seymour Hersh, ganador del prestigioso premio periodístico Pulitzer.
«La firme convicción de Barack Obama sobre la necesidad de deponer a Assad y de que en el país existen grupos rebeldes moderados capaces de derrotarlo han conducido durante los últimos años al surgimiento de una oposición bastante evidente y por momentos abierta, incluso entre altos representantes del Comité Conjunto de Jefes de Estados Mayores de las Fuerzas Armadas de EEUU», comienza escribiendo Hersh.
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Hersh indica que «para ese momento la CIA ya llevaba más de un año conspirando con sus aliados del Reino Unido, Arabia Saudita y Catar para enviar armas de Libia a Siria, pasando por Turquía, con el objetivo de derrocar a Assad».
Las armas fueron entregadas a todos los grupos de la oposición siria, incluyendo al Frente Al Nusra y al Estado Islámico. Los llamados ‘rebeldes moderados’ se habían «evaporado y el Ejército Libre de Siria se convirtió en un grupo diezmado que se situaba en una base aérea en Turquía», dijo la fuente al periodista. «Las valoraciones eran sombrías, en Siria no existe una oposición moderada vital contra Assad, y EE.UU. está armando a extremistas», destaca.
«El documento contenía las valoraciones más diversas, desde varias señales y datos de satélites hasta informaciones de la inteligencia, y en él se criticaba el empeño de la Administración de Obama en continuar financiando y armando a la llamada oposición moderada», escribe el ganador del Pulitzer.
Tal y como relata el general Michael Flynn, quien encabezó la Dirección de Inteligencia del Pentágono entre 2012 y 2014, citado por el periodista, su departamento envió «en varias ocasiones advertencias secretas a las autoridades civiles sobre las graves consecuencias de deponer a Assad».
El Pentágono se dio cuenta de que desafiar directamente la política de Obama era una estrategia condenada al fracaso, por lo que el entonces presidente del JCS, el general Martin Dempsey, decidió oponerse a los extremistas sin utilizar «canales políticos».
Según el periodista, las críticas por parte del JCS giran en torno al hecho de que el Gobierno de Obama se ha centrado en el aliado fundamental de Assad, Vladímir Putin.
«Según ellos, la Administración es rehén de la mentalidad de los tiempos de la Guerra Fría respecto a Rusia y China, y en cuanto a Siria no considera que Moscú y Pekín compartan las inquietudes de Washington sobre el avance del terrorismo y consideren también que el EI debe ser detenido», indica.
DesdeLaPlaza.com/RT/CJO