Es difícil pensar que después de saborear la fama, el dinero, y tener los mejores lujos, de un momento a otro, puedes llegar a no tener nada, no tener a dónde ir, y ni siquiera tener qué comer.
Este es el caso de Carmela de las Mercedes Batista Estévez, nada más y nada menos que la hija del dictador cubano Fulgencio Batista, el mismo que fuera derrocado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el año de 1959, en Cuba.
En un reportaje realizado por el canal 10 de la TV de Fort Lauderdale, se descubrió a Carmela que cumplirá 82 años en julio próximo, junto a su hija adoptiva Ana, un gato y sus maletas y bolsas, en lo que ahora es su hogar: la calle.
Carmela ha quedado en la calle tras perder con el tiempo la millonaria herencia y propiedades que heredó de Batista, gracias a que este huyó de Cuba con una fortuna que robó al pueblo, así lo reseña Cuba Debate.
“Es una larga historia. Siempre he dicho que tengo una vida perfecta. Es por eso que estar aquí, ahora, es como un shock”, respondió al ser entrevistada en el parque donde duerme cada noche.
Luego que Fulgencio Batista abandonará Cuba abruptamente en la madrugada del 1 de enero de 1959 junto a su familia y varias decenas de millones de dólares, voló a un hotel en Nueva York con un tío y un sobrino.
Carmela cuenta que cuando su padre le preguntó dónde ella quería vivir, le dijo que en Fort Lauderdale. Sin preocupaciones financieras debido a la gran suma de dinero que su padre se llevó de la Isla para aquel entonces, se dedicó a dar clases de piano y a ejercer como secretaria en una oficina médica.
Cuando muere Batista en el año de 1973, Carmela y sus otros ochos hermanos fueron convocados a Nueva York, para la lectura del testamento. Carmela confirmó que a ella le tocó más de un millón de dólares, sin revelar el monto exacto.
Con tal cantidad de dinero, compró una casa en el exclusivo barrio de Coral Ridge y un apartamento en Galt Ocean Mile y tuvo un breve matrimonio y a los 53 años adoptó a Ana recién nacida, a la que luego enviaría a las mejores escuelas privadas.
En la ruina
La hija del dictador acumuló 17 mil dólares en gastos de tarjetas de créditos que no pagó a pesar de hipotecar la casa y fue llevada a juicio. Igual le sucedió con la factura del agua. En una ejecución hipotecaria perdió su casa que fue vendida el pasado año en 830 mil dólares.
“Perdí mi dinero con el mercado de valores y tal vez tenía demasiado mano abierta,” dijo Carmela.
Dos años han estado sin hogar Carmela, su hija y el gato, donde en ocasiones viven en vehículos sin uso, en moteles cuando tienen algún dinero y por meses en los bancos de las paradas de ómnibus a lo largo de Oakland Park Boulevard, antes de instalarse en Stranahan Park.
Lleva consigo entre sus pertenencias además, un libro de fotos que incluye una junto a su padre que en la parte de atrás dice: “besos”. En la actualidad duermen ante la puerta techada de la Biblioteca del Condado de Broward.
“A veces lloro, es difícil. Es muy duro”, cuenta.
Ana dijo que le han prometido un trabajo en Orlando, a partir del 8 de julio, pero no tienen dinero para llegar hasta allí.
“Es como si Dios me quiere enseñar algo,” dijo Carmela. “La próxima vez no va a suceder. Es una lección dura, pero se aprende” dijo Carmela.
Hermanos
Fulgencio Batista tuvo nueve hijos, ocho en sus dos matrimonios.Tres en el primero de ellos con Elisa Godínez (1900-1993): Mirtha Caridad (1927-2010), Elisa Aleida (1933) y Fulgencio Rubén Batista (1933-2007). Con Marta Fernández Miranda (1923-2006) nacieron otros cinco: Jorge Luis (1942), Roberto Francisco (1947), Carlos Manuel (1950-1969), José Fulgencio (1953) y Marta María (1957).
Carmela nació en 1935 del romance extramatrimonial de Batista con su madre Marina Estévez.
DesdeLaPlaza.com/Cuba Debate/Rubén Scorche