La desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos, en México, ha generado la movilización de casi todos los sectores de esa nación.
Incluso en la capital mexicana, varias marchas recorrieron las calles, exigiendo justicia por tan abominable crimen. Las manifestaciones de indignación incluyen: cierre de carreteras, jornadas de oración y la suspensión de clases en 115 escuelas y universidades públicas y privadas.
Este hecho, que ha recorrido las páginas de los diarios a nivel mundial, también causó movilizaciones de protesta y solidaridad del combativo movimiento estudiantil de Chile, quienes salieron de nuevo a las calles.
Roberto Dorival del Colectivo 119 de Chile, dijo a un canal de tv local que salieron a las calles para “exigir al Gobierno chileno que, a su vez, exija al gobierno mexicano la aparición con vida de los 43 estudiantes y que termine la represión en México».
Del otro lado del charco, el Parlamento Europeo expresó su condena a lo que calificaron de «inaceptables desapariciones forzosas y crímenes» en Iguala y pidieron a las autoridades de esa nación latinoamericana que «actúen de forma rápida, transparente e imparcial» para detener y juzgar a los responsables.
La resolución del parlamento europeo fue respaldada con 495 votos a favor, 86 en contra y 56 abstenciones.
Silencio suramericano
Llama la atención que los gobiernos progresistas de la región, inmersos cada uno en una coyuntura propia, no hayan emitido siquiera un comunicado de rechazo a la desaparición o respaldo a los familiares de tan espantoso hecho ocurrido en México.
En Argentina la enfermedad y hospitalización de la presidenta Cristina Fernández acapara la atención de la opinión pública.
En Brasil y Bolivia, los recientes triunfos electorales de Dilma y Evo, parecen mantener muy ocupados a sus gobiernos.
Ecuador debate el tema de la posibilidad de reelección de Rafael Correa, quien asegura no querer más el coroto.
Uruguay se encuentra rumbo a la segunda vuelta presidencial del próximo 30 de noviembre.
Y la Venezuela de los comunicados oportunos ha guardado silencio ante la atención a temas como el asesinato del Diputado Robert Serra o la guerra económica.
En remojo
Da la impresión que las cancillerías de los países de la región ven a Iguala como un tema domestico, del cual han hecho caso omiso.
En el caso venezolano, algunos voceros señalaron oportunamente que artistas como Carlos Vives, Gloria Stefan o Juanes que gritaron SOS Venezuela, no dijeron nada sobre lo ocurrido en Iguala Pero lo cierto es que oficialmente nuestro gobierno tampoco ha actuado en consecuencia.
Cuando Colombia padeció el auge paramilitar, los gobiernos lo trataron de igual manera. El caso de Robert Serra demostró, lamentablemente, que debió prestársele más atención a un fenómeno que ocurría allí, cerca de nuestras fronteras. ¿Habrá que esperar que algo así nos ocurra para condenarlo? Ojalá que no.
DesdeLaPlaza / Ernesto J. Navarro