El martes 12 de junio el presidente Maduro declaró su deseo de hacer “un Gobierno de jóvenes, para jóvenes, con jóvenes”. Aseguró además que al menos la mitad de los viceministros de su nuevo gabinete gozarían de esta condición.
Dos días después anunció los nuevos integrantes de su gabinete en una serie de tuits en los que se insiste en la juventud de varias de las nuevas autoridades.
Independientemente del criterio que se use para definir quién es joven y quién no, y de la edad cronológica de las personas nombradas, parece ser que el presidente reelecto busca refrescar su gabinete y otorgarle la potencia vital y capacidad de innovación propias de la juventud.
Si bien es cierto que el gobierno que preside está “obligado a un nuevo comienzo” y que se hace necesario “renovar profundamente” así sea de forma “parcial” el brazo ejecutivo del poder público, también lo es que el hecho de poner a jóvenes en posiciones de gobierno no garantiza un buen gobierno y ni siquiera una gestión con las características que se le atribuyen a la juventud.
¿Cuáles son los errores comunes de los jóvenes en posiciones de alta responsabilidad? ¿Qué no deben hacer los nóveles ministros?
Apartar o dejar de lado la experiencia de los mayores
Se refiere a excluir a personas valiosas por su edad cronológica o subjetiva. Si bien a los nuevos ministros se les ha nombrado precisamente con base en su juventud, no se trata de un requisito absoluto. Todo lo contrario, la potencia de la juventud se desarrollará de forma plena solo si pueden asimilar y renovar los saberes y vivencias de las personas experimentadas.
Repetir los errores de los mayores o comportarse como “viejos”
Se trata de repetir las costumbres y conductas de sus predecesores: amiguismo, burocratismo, corrupción, ambición desmedida, son hábitos y modos de proceder arraigados en la clase política que deben evitarse. Así, la apuesta por la juventud es una apuesta por nuevas formas de hacer política.
No asesorarse de manera debida
Sea cual sea el grado de instrucción académica y experiencia que tengan las personas nombradas, es necesario que tengan presente que por más sabio que alguien sea siempre debe servirse de fuentes de conocimiento vigentes. Una idea o una política innovadora serán eficaces en la medida en que vengan tamizadas por los saberes más rigurosos.
Creer que se puede hacer borrón y cuenta nueva
Decía Aquiles Nazoa en su Elogio incondicional a la Juventud que los jóvenes tienen que vérselas con un mundo de viejos o, si se prefiere, con un mundo ya hecho. Por más que deseen empezar de cero existe la dura resistencia que opondrá el mundo al cual llegan (en este caso el mundo del alto gobierno). Una oposición frontal suele ser infructuosa, por lo que el arte de renovarlo todo exige capacidad para la adaptación. Hay que buscar la manera de adaptar lo viejo a lo nuevo y no al revés.
Creer en pajaritos preñados o que uno se las sabe todas
Puede ser verdad que al inocente lo protege Dios, pero el mundo de la política es la excepción, en este la inocencia se paga. Los jóvenes deben ir más allá de sus buenos deseos e intenciones y abrir bien los ojos ante la realidad en que se encuentran.
Confiar que ser joven es una licencia para errar
La juventud puede dispensar negligencias y permitir cierta ligereza en el actuar. No obstante, los jóvenes con cargos de alta responsabilidad deben actuar con la conciencia de que si bien la juventud es transitoria, no lo serán las consecuencias de los errores cometidos.
DesdeLaPlaza.com/Tomado de Supuesto Negado