Las palabras pueden encerrar una carga simbólica más fuerte que las propias imágenes. El poder de una narrativa bien estructurada es un instrumento de gran eficacia para convencer a otros de un determinado punto de vista, indistintamente de que esa visión esté soportada en un engaño, verdades a medias o burdas manipulaciones.
El discurso presente en los medios de comunicación es quizás el ejemplo más contundente de cómo se puede falsear la realidad con un retórica amañada, reiterativa, que invierte los hechos de acuerdo con sus oscuros intereses. A poco más de dos meses de una absurda ola violencia, hemos identificado varios elementos discursivos que se repiten hasta el infinito para enmascarar la mentira y justificar la barbarie.
Para que no te cojan por tonto (a), aquí va este glosario extravagante de la guarimba venezolana:
Protesta pacífica: Dícese de aquel tipo de manifestación que comienza calmadamente con banderas, pitos y consignas opositoras, pero que en un determinado momento se torna totalmente violenta. Como en una especie de inexplicable y repentina metamorfosis, al mejor estilo de Jekyll y Mister Hyde, del corazón de las marchas o concentraciones brotan sujetos temibles, con el rostro cubierto, pertrechados con bombas molotov, morteros, miguelitos (niples con múltiples clavos, para volar cauchos), máscaras antigases, escudos, cascos de combate, piedras, metras y frascos con excremento. Una vez que toman el control de la escena, los “violentos-pacíficos” se dedican a levantar barricadas, sitiando a los vecinos de diversas urbanizaciones, queman centros de salud, hospitales, camiones de distribución de alimento, unidades de transporte público, escuelas y liceos, nada ni nadie está a salvo. Esta curiosa forma “pacífica” de expresarse incluye daños severos a las vías de comunicación, el derribamiento de árboles, postes de luz, semáforos y vallas de señalización. La población ha visto consternada cómo en estas protestas “pacíficas” se han producido al menos tres crímenes de odio, dónde se han quemado vivas a dos personas y otro ciudadano fue muerto a golpes por una poblada también “pacífica” en Cabudare, estado Lara. Esta peculiar forma de manifestación se ha prolongado por más de 60 días. Van 65 fallecidos y más de mil heridos. Sin embargo, en todos los medios se repite al unísono e insistentemente que esta es una “lucha heroica por la libertad”, por su puesto totalmente pacífica.
Guardia Nacional Bolivariano y Policía Nacional Bolivariano: Monstruo de represión, cuya crueldad según la prensa, es sólo comparable a la “legión infernal” de José Tomás Boves, los hunos de Atila, los legionarios romanos o los invasores españoles de la conquista. Estas bestias salvajes estarían maquiavélicamente entrenadas para reprimir con sevicia a los manifestantes pacíficos levemente descritos en el párrafo anterior. Tanto guardias como policías han resistido la embestida furiosa de los manifestantes pacíficos, quienes los insultan, les arrojan bombas de excremento, les lanzan objetos contundentes, les disparan con morteros y otras armas caseras. Curiosamente las bestias salvajes efectúan su difícil trabajo de contención de la violencia, sin armas de fuego, sólo con los equipos permitidos para este tipo de tareas según parámetros internacionales como: ballena, rinoceronte, gases lacrimógenos. Tampoco portan rolos ni escopetas de perdigones. En la lógica guarimbero-terrorista a los manifestantes pacíficos se les debe dar espacio libre para matar, destrozar, linchar y sitiar. Ya van tres GNB asesinados y tres PNB han corrido la misma suerte. Estas bestias se redimirían, trocando en héroes si le dan un golpe de estado al Presidente Maduro.
Medio de comunicación: Los manifestantes pacíficos claman por medios de comunicación que transmitan las veinticuatro horas del día sus actos de barbarie. Anhelan el comportamiento cartelizado y abiertamente parcializado de los canales privados para que coja verdadero cuerpo la “protesta pacífica” y poder decir como dijo el señor de Ramo Verde: “gracias Medios de comunicación, gracias Televen, gracias Venevisión, gracias Globovisión, gracias RCTV (…)”. Aunque la línea editorial de las principales televisoras privadas (más de 40 tanto nacionales como regionales), así como más de 400 emisoras de radio FM y casi 90 periódicos (entre nacionales y regionales) es abiertamente opositora, a los manifestantes pacíficos esto no les basta. Exigen una prensa acorde con las necesidades de su esquizofrenia, es decir que les inyecten odio parejo a toda hora, musiquita de Drácula incluida.
Redes sociales: Espacio digital-virtual dónde se hacen realidades todos los sueños del manifestante pacífico. Por allí se vierte odio de munición gruesa, es decir se hace apología del delito, se celebra la masacre de inocentes, se divulgan falsos positivos se endilgan las muertes del fascismo a las “legiones infernales bolivarianas”. Y se proyecta la imagen de que toda Venezuela arde en llamas, cuando en realidad son focos bien delimitados. Los tuits emitidos por gente como Freddy Superlano y don Tulio Hernández han hecho chillar de dolor a la paz.
Balas: forma pacífica de emitir votos.
Dictadura: La democracia ejercida por la oligarquía opositora.
Líderes: Cobardes que desde los medios utilizan a los jóvenes como carne de cañón.
Fiscala: Guabina que se vende al mejor postor, capaz de nadar en agua dulce y salada. Su valor se tasa en dólares norteamericanos.
Imperio: Reino del vasallaje, por el que algunos renuncian a la soberanía de la patria y venden hasta a la propia madre.
DesdeLaPlaza.com/Daniel Córdova Zerpa