Alexis Blanco es un experimentado periodista atrincherado en el estado Zulia que ha dedicado su pluma y su oficio periodístico a escribir sobre la cultura y la educación.
Del periodismo hace poesía y verso en sus textos, durante mucho tiempo en el diario Panorama y ahora como free lance, son una referencia obligada. Músicos, escritores, artistas plásticos, actores, artesanos y maestros, han pasado por el tamiz de sus preguntas.
Conoce la zulianidad y no sólo desde su trabajo, vive en la seductora ciudad de Maracaibo.
Con él, de tú a tú, (mejor dicho de vos a vos) hablamos sobre el cierre del paso fronterizo en los 700 kilómetros que el estado Zulia comparte con Colombia.
Alexis, a vos ¿Qué te pareció la decisión de cerrar de las fronteras en Táchira y ahora Zulia?
-Eso era un anhelo muy antiguo, que se ocuparan a profundidad de esa frontera.
Mirá, hace 32 años, el maestro Heberto Camacho en la redacción de Panorama(1), cada vez que escribía sus crónicas sobre la criminalidad, (violencia que siempre estuvo ligada a los paracos aunque antes no recibía ese nombre la delincuencia organizada colombiana); exhalaba con las manos en la máquina de escribir remington y decía: Coño e’ la madre, Tan lejos de dios y tan cerca de Colombia.
Y a pesar de la velocidad y el vértigo con el que se producen los acontecimientos, algo está muy claro: las cartas están sobre la mesa.
Este tema fronterizo transitaba a voces pero soterrado, era de aquello que no se habla, que no se cuenta a nadie: las mafias, los sicarios, las bandas de asesinos. Ahora, cuando el gobierno asume institucionalmente la atención a la frontera con Colombia, obliga también al vecino a poner sus cartas sobre la mesa. Habrá algunas que quedarán escondidas, pero deben jugarlas.
Colombia ha sido propiedad de unos pocos. No lo digo yo, está escrito en su extensa literatura. Basta leer las entrevistas que Plinio Apuleyo Mendoza le hacía a Gabriel García Márquez para descubrir que una cosa es ese grupito bogotano que se apropia del país y otra muy diferente, el resto de Colombia. Leer que la oligarquía bogotana rechazaba (por ejemplo) la forma de vestir del Gabo, es darse cuenta que es el mismo rechazo que esa élite siente por el venezolano. La oligarquía bogotana rechaza igual al costeño que al venezolano. Para ellos, los venezolanos somos una manada de chabacanos, de gente loca.
Retomando, este asunto de la frontera había demorado mucho.
Y ¿Cómo véis la cosa una vez que Venezuela toma la decisión?
-Por lo menos, con la atención del gobierno a las materias más urgentes, el entramado de violencia se pone al descubierto, eso ayuda a todos a tener una visión más concreta para abordar el problema de la frontera.
Observo también, en materia de declaraciones públicas, que los discursos de ambos gobiernos son antagónicos, pero bien definidos.
La medida del cierre de la frontera en el Zulia era más que necesaria. Creo el gobierno de Nicolás Maduro lo hace a tiempo. Pero eso es un alud echado a rodar. Esto apenas comenzó.
También hay que reconocer que el gobierno de Maduro siempre ha trabajado en términos de paz, pero nos ha ofrecido una certeza sobre lo que significan los verdaderos intereses de nuestro país.
En el Zulia, se pide que el decreto se extienda a otros municipios como Catatumbo, donde el tráfico de la gasolina aún tiene un corredor abierto. Cuando el Estado de Excepción se amplíe, se cerrará el cerrojo.
¿Por qué lo decís?
-Porque viéndolo desde la geopolítica y la estrategia militar, esa frontera es un territorio muy grande y se necesita allí, no sólo la presencia de la Fuerza Armada, sino la unión cívico militar. Hay que crear asentamientos que permitan hacer efectivo el sueño bolivariano de retomar el control de ese territorio.
Te cuento una anécdota, yo entrevisté a Pérez Jiménez, quizá una de las últimas entrevistas que se le hizo. Una de las cosas que me dijo fue que antes del desplazamiento de los habitantes originarios de El Saladillo, se había montado una fábrica de cemento.
¿Sabes por qué? Porque el proyecto desarrollista de la dictadura, (que era similar a las dictaduras gorilas del continente. Lo mismo en Argentina, que en Brasil, etc.) era poblar la frontera. Construir asentamientos urbanos en la frontera porque eso es un territorio de nadie, un despoblado.
Por otro lado, entre ambos países hemos tejido una relación socio cultural, una mezcla lógica y eso debe ser manejado con pinzas. Creo que ha sido muy acertada la comunicación constante de Nicolás Maduro con el pueblo.
¿Y esta relación no es contraria al rechazo de la oligarquía colombiana por los venezolanos?
-Fijáte. Tenemos una relación, eso es indudable. Una continuidad hasta genética, desde los días de la Gran Colombia.
Hay zonas de Colombia donde oyen nuestra música llanera, comen arepas. Hay una continuidad cultural que se debe mantener y debe ser bien manejada desde el punto de vista comunicacional. Hay que hablar sobre la nueva realidad, no desde el afán de joder a los colombianos ¡No! Sino para poner las cosas claras. Para lograr un entendimiento de la situación.
Cuando Hugo Chávez le dio cédula de identidad a los millones de colombianos que viven en Venezuela, no los hizo para ganar votos, porque bastantes tenía, sino por razones humanas. Es que nuestras relaciones con Colombia van muchos más allá de la gasolina, la comida y los insumos que se bachaquean.
Por cierto dejáme decirte algo. Yo veo que en los balances que se hacen, jamás mencionan a los vehículos que se llevan los delincuentes y que circulan libremente. En Maicao hay carros oficiales venezolanos robados, que circulan con placas venezolanas, que cuestan vidas a la gente que se los roban y no pasa nada, nadie dice nada.
Alexis, ¿Te parece que el cierre de frontera «atenta contra la hermandad de ambas naciones» como dicen los que adversan el cierre?
-Eso es una manipulación. Una construcción del periodismo amarillista, manipulador, fabricante de falsos positivos. Son unos genios en eso. El periodismo colombiano ha sido experto en eso. Justamente, ese tipo de periodismos ha mantenido el statu quo en Colombia.
Por otro lado, allá (en Colombia) hay una tradición de grandes periodistas, el Gabo por ejemplo, pero también de un montón de jala b… De plumas expertas en el veneno. Esa misma situación interna de violencia en Colombia le costó al buen periodismo que hacía El Espectador: muerte, amenazas, exilios.
Por eso, la mejor manera de desmontar una olla mediática (como decimos acá) es con la verdad y apelando a la confraternidad que nos caracteriza históricamente.
La cobertura mediática es para hablar largo tendido. En Colombia premian constantemente a periodista venezolanos que adversan políticamente al gobierno bolivariano. Eso no es casual. Como el caso de César Batiz, que escribe siempre con una visión muy sesgada sobre los temas nacionales… ¿No? El que se sienta aludido que tire la primera piedra.
Es que hay una tendencia a pagar periodistas venezolanos, que reciben pagos en dólares, para hablar de temas que les apuntan desde fuera del país. Y cuando les dictan un tema lo mismo aparece en El Tiempo que en El Nacional, y van cumpliendo como pautas: hablemos de este tema: de la cartera de Cilia, o de como viste la canciller, o los errores gramaticales del presidente. Eso no es espontáneo.
Muchos van a fotografiarse orgullosos en un bar ubicado en un palco del Yankee Stadium de New York, regentando por JJ. Rendón y otros auto-exiliados. Mira en las redes, todos se fotografían en el mismo palco, orgullosos. En esas conversas, entre Whisky y Whisky, reciben los dictados.
El laboratorio de maldad de ellos es heteróclito.
Y en el caso de la frontera con Colombia se trata de enfrentar mafias que descubrieron que la gasolina y la comida, les dan más dinero que la cocaína.
Con frecuencia se señala a wayú de ser los «dueños» del bachaqueo ¿No huele eso a racismo?
-Históricamente los wayú han sido utilizados. Ellos son como los fenicios. El pueblo condenado a 100 años de soledad.
A los wayú los desplazaron de su territorio y les crearon esa supuesta libertad de ir y venir entre ambos países. Recuerda que ellos se definen como una Nación. Ellos tienen un territorio ubicado entre ambos países, tienen una lengua, tienen sus reglas, su moral sus costumbres.
Pero digo más, acusar a los wayú de ser los responsables de todo el bachaqueo en la frontera: Eso si es un falso positivo. Porque ellos no son el enemigo, han sido configurados para colaborar con el tráfico de mercancías. Entonces se convirtieron en los malos de la película, que hoy se les vincula con el tráfico de gasolina y de alimentos, pero antes eran otras cosas.
El establishment los trató siempre como indos. Ellos, por su parte le han sacado el mejor provecho a eso. Los wayú han sido segregados y obligados históricamente a hacerse los pendejos y ahora los pintan como los malos. Pero son un pueblo igual de jodido y llenos de una cosmogonía fantástica.
No cometamos el error de demonizar a los wayú, sería un falso positivo histórico del cual podríamos arrepentirnos. Más bien exorcicemos a los wayú y devolvámosles sus derechos ¡Es nuestra tarea y obligación!
Pa’ los colombianos los wayú están muy lejos y les sabe a ñoña. Los ven como una vaina exótica que está por allá, por el carajo, y no les paran. Bueno… no le paran a Macondo, menos a Paraguachón.
Le pregunto al periodista ¿Cuál es la valoración que hacéis del manejo comunicacional que Venezuela hace del cierre de la frontera?
-Chico, eso es un tema complejo. Resulta que por razones que debemos entender, de política de gobierno, los medios oficiales se ven obligados acerrar filas ante la guerra mediática.
Eso es bueno para la guerra, pero sesga.
Ahora hablando de la cobertura al cierre de la frontera, creo que los medios oficiales han sido muy ponderados. Hay que resaltar que de inmediato equipos de periodistas se fueron a la frontera, para ver y demostrar la realidad.
Se ha hecho un tratamiento adecuado con la política del Estado. El resto de los medios privados no envían a nadie a la frontera y si los envían parecen más bien medios colombianos.
Está operando una escuela maligna. De un periodismo como el de los tabloides ingleses que ponen a la gente a decir lo que a ellos les da la gana. Y en medio de esa operación uno ve a buenos periodistas como Milagros Socorro, escribiendo estupideces, recogiendo bolas. Son periodistas tarifados.
Pero también observo en nuestros medios oficiales, una tentación a manipular detalles de la información para que el peso caiga de nuestro lado. Creo que eso genera un efecto bumerang. Si dices mentiras, el periodismo te castiga. La única materia prima con la contamos es la credibilidad de uno.
Tenemos que evitar eso, porque hoy más que nunca, la labor del periodismo es recordar siempre que el proyecto original es la construcción del socialismo a nuestra manera. Es lo más hermoso del sueño de Chávez: crear un orden cosas amparados en lo mejor del ser humano.
Pero también, tenemos que darle el frente a la batalla mediática. Los periodistas somos los partisanos enfrentados a la mentira, venga de New York, de Bogotá o de Miami.
Finalmente Alexis ¿Decíme al menos un efecto en la vida diaria de los zulianos, tras el cierre de la frontera?
-A pesar de la ofensiva mediática, uno observa que la gente ha respirado tranquila, y sigue esperando el cierre en los otros municipios.
La gente exhala. Había mucha angustia, pero ahora hay más tranquilidad, aunque la meta y objetivo de la reconstrucción del aparato económico es otro.
En el Zulia, nadie (hablo de los opositores) a podido salir a decir, con argumentos fuertes, algo en contra. ¿Qué van a decir? No tienen armas, porque saben muy bien que la gente ha aplaudido esa vaina. Por fortuna, la mediocridad política de la oposición, ha impedido que haya una reacción más manipulada.
Pero también es justo decir que en Maracaibo se siente, hay un gran agotamiento del ciudadano de a pie, al que le gustaría que bajara el perfil manipulado de confrontación y se impusiera la sindéresis.
A mí me da tristeza ver la desesperación de la gente en las colas. Aunque te digo también: que coraje el del pueblo, que ha resistido esta verga. Hemos resistido con madurez, y es que si no la tuviésemos estaríamos en una guerra civil como Colombia.
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1.- El diario Panorama con más de 100 años de historia es referencia obligada del periodismo zuliano y nacional. Tan arraigado en la cultura del pueblo que “panorama” es sinónimo de periódico. Los zulianos dicen en el kiosko: dame un panorama de Caracas, por ejemplo.
DesdeLaPlaza.com / Ernesto Navarro