A las 7:45 de la mañana de ayer en el Centro de Jóvenes ubicado en Haití y Dr. Santín Carlos Rossi, en el Cerro, había gente esperando que el reloj marcara las 8 para inaugurar la jornada electoral.
Tras votar, Pepe Mujica. el presidente “más pobre del mundo”, como lo llama la prensa internacional, llevó consigo una marea humana que pareció convertirse en avalancha a la salida del centro cuando el piso desnivelado interrumpió el paso. Sin embargo, esto no impidió que los periodistas y militantes acompañaran al primer mandatario hasta la puerta del carro, donde lo esperaba su esposa. Lucía Topolansky sonreía, también con lentes negros, desde el asiento de atrás mientras veía a “Pepe” responderle a los periodistas y saludar a sus seguidores. “El pueblo uruguayo sabrá lo que tiene que hacer”, dijo el presidente. Topolansky transmitió el mismo mensaje de tranquilidad y certeza que su marido. Lo hizo minutos después, al esperar su turno en una fila de más de una decena de personas en el circuito 2416 de la Escuela Nº 159, ubicada en Sanguinetti y O´Higgins. “Confío en la gente”, dijo. Luego explicó que descansaría en la tarde porque la campaña electoral la dejó “muerta”.
Mujica advirtió: “No voy a hablar de política ahora, cada uno debe votar con la conciencia”. Y contó que saludaría a todos los candidatos “pero a la distancia”. “No me meto en los festejos ni en las tristezas”, señaló.
Mujica aclaró que en la noche también debía llamar a “Dilma”, en referencia a Rousseff, la presidenta de Brasil, que a esa hora se jugaba la reelección con el candidato del partido socialdemócrata cristiano Aécio Neves.
Desde la Plaza/El País.UY/AMH