La lluvia, el sol y la espera no apaciguó el ánimo del pueblo, que desde tempranas horas de este jueves se acercó a los alrededores del Palacio Legislativo en Caracas, para acompañar en el último adiós al diputado Robert Serra y a su compañera María Herrera.
Hombres y mujeres de todas las edades aguardaron pacientemente por más de siete horas la llegada de los féretros, acompañados del cántico de Alí Primera “los que mueren por la vida no deben llamarse muertos”.
Las lágrimas e indignación eran las constante en los rostros de los asistentes, que clamaban “justicia” a viva voz cada vez que avistaban la llegada de un diputado.
Muchas personas vinieron del interior del país: Barinas, Trujillo, Mérida, Aragua… que al poco tiempo de enterarse de la lamentable notica, decidieron emprender el viaje para asistir a la Capilla Ardiente.
“Yo soy madre e imagino lo que se debe sentir perder un hijo que apenas empezaba a vivir, por eso me vine, para que su familia sepa que el pueblo revolucionario los acompañan en este momento de intenso dolor”, declaró Ángela Aurora Rosales, proveniente del municipio La Ceiba del estado Trujillo.
La juventud también dijo presente. Quienes recordaron a Serra como un joven luchador y ejemplo a seguir, que con tan sólo 26 años logró representar a su partido y comunidad en la Asamblea Nacional. “Venezuela necesita más jóvenes como Robert, su muerte no puede quedar impune”, exclamó Andrés González, estudiante de Comunicación Social de La Universidad Bolivariana de Venezuela.
Desde La Plaza/ABD