El papa Francisco asintió que, llegado el momento, la Iglesia católica analizará la posibilidad de que sus sacerdotes puedan contraer matrimonio y con ello limitar el celibato a los curas que deseen continuar con este cumplimiento que es uno de los pilares fundacionales del cristianismo que tiene como cabeza a Roma.
“Al no ser un dogma de fe, siempre está la puerta abierta…”, dijo el Papa Francisco a bordo del avión papal a los reporteros que lo acompañaron en su viaje a Tierra Santa el fin de semana.
Ya antes, durante su viaje a Río de Janeiro el año pasado, el Papa Francisco había aceptado que no tenía la autoridad para juzgar a las personas que mantienen una atracción sexual con los de su mismo sexo.
“¿Quién soy yo para juzgar a los gays?”, dijo en 2013 el Papa Francisco, entonces ya convertido en el líder de la Iglesia católica y que mientras despachó en la capital bonaerense se mostró renuente a las uniones entre los homosexuales y lesbianas, hecho que igualmente acentuó sus marcadas diferencias con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
«La Iglesia católica tiene curas casados. Católicos griegos, católicos coptos, hay en el rito oriental. Porque no se debate sobre un dogma, sino sobre una regla de vida que yo aprecio mucho y que es un don para la Iglesia. Al no ser un dogma de fe, siempre está la puerta abierta», dijo quien en su pasaporte se identifica como Jorge Mario Bergoglio.
Esta respuesta derivó cuando la prensa le cuestionó sobre el hecho de que hace pocos días, un grupo de 26 mujeres enamoradas de sacerdotes le enviara al Papa Francisco, una carta solicitándole que la Iglesia católica deje de prohibir “un vínculo tan fuerte y hermoso”.
Desde la Plaza/ El Pais/ AMH