Joseph Wood, un reo en el estado de Arizona condenado a pena de muerte por un doble asesinato, falleció este jueves casi dos horas después de recibir la inyección letal, lo que promete reabrir el debate sobre el castigo capital en Estados Unidos.
Sus abogados trataron de detener la ejecución en una petición de emergencia en la que alegaron que su cliente había estado agonizante durante más de una hora.
«Solicitamos respetuosamente que este tribunal detenga la ejecución y requiera al Departamento de Correcciones que use las provisiones para salvar vidas en su protocolo», afirmaron los abogados en su solicitud de clemencia. «Todavía está vivo. Esta ejecución viola el derecho del señor Wood garantizado en la Octava Enmienda (de la Constitución) de ser ejecutado sin un castigo cruel o inusual», añadieron los abogados.
Las autoridades penitenciarias de Arizona (ADC) comenzaron la ejecución de Wood, quien asesinó a su exnovia y padre en 1989, a las 13H52. Pero, 57 minutos más tarde reportaron que estaba anestesiado. A las 14H02 comenzó a respirar. 60 segundos después, su boca se movió y continuaba respirando.
El fiscal general del estado declaró muerto al reo antes de que el tribunal se pronunciara sobre la petición de sus letrados.
Wood fue el primer ejecutado de la justicia en Arizona y el número 26 de 2014, en todo el territorio nacional.
El suceso llega tras la polémica ejecución el 29 de abril del preso Clayton Lockett en Oklahoma, que se alargó cuarenta minutos tras la inyección de la combinación letal, lo que prolongó el sufrimiento del reo, que acabó muriendo de un ataque cardíaco. Los problemas surgidos durante la ejecución de Lockett generaron una gran polémica nacional y llevaron al presidente Barack Obama a pedir al secretario de Justicia, Eric Holder, un «análisis» de los métodos con los que se aplica esa sentencia.
Desde la Plaza/Pública/AMH