La Asamblea General de Naciones Unidas, el órgano que representa a los 193 Estados miembro de la ONU, celebra una vez al año un debate que reúne a los principales dirigentes internacionales y que ha dejado para la historia momentos y frases que trascienden la discusión política.
Este miércoles, arranca el sexuagésimo noveno debate de la Asamblea. Por tradición histórica, será Brasil de nuevo quien abra una ronda de discursos y que, en contenido, estará marcado previsiblemente por la amenaza del terrorismo yihadista y la agenda por el cambio climático.
El discurso más largo
El 26 de septiembre de 1960, Fidel Castro se subió al atril de la Asamblea General por primera vez. Ya entonces, confirmó la que sería una de las características de su desempeño político: los largos discursos.
Fidel tomó la palabra durante cuatro horas y media y aprovechó para denunciar el capitalismo estadounidense y a los entonces candidatos a la Presidencia John F. Kennedy y Richard Nixon. Su discurso aún figura a día de hoy como el más largo de la Asamblea.
Fidel Castro, sin embargo, se quedó sin batir el récord de un diplomático indio que se desplomó tras hablar ocho horas en el Consejo de Seguridad de la ONU. Tras ser atendido por los médicos, aún tuvo fuerza y ganas de hablar una hora más.
Otro de los discursos cubanos más recordados es el pronunciado en 1964 por Ernesto «Che'» Guevara, que aquel año encabezó la delegación del gobierno cubano.
Zapatos y Guerra Fría
El dirigente soviético Nikita Jruschov protagonizó en 1960 una de las imágenes más peculiares de la historia de la Asamblea General. Molesto por las declaraciones de un representante filipino que denunciaba el imperialismo de la Unión Soviética, Jrushchov golpeó la mesa no sólo con sus manos, sino también con uno de sus zapatos.
Las versiones difieren, sin embargo, entre quienes hablan de que Jrushchov ya se había descalzado por comodidad y quienes aseguran que se quitó el zapato expresamente para golpear la mesa como gesto de protesta. En cualquier caso, la imagen es ya un símbolo de la Guerra Fría.
Palestina llega a la ONU
La Organización para la Liberación Palestina habló por primera vez ante la Asamblea General de la ONU en el año 1974, por invitación del Movimiento de Países No Alineados. Yasir Arafat, cubierto con el tradicional pañuelo, denunció desde el atril las políticas de Israel, un año antes de que la organización aprobase la polémica resolución que equiparaba sionismo con racismo.
Casi cuarenta décadas después, en 2012, la Asamblea General aceptó a Palestina como Estado no miembro –estatus similar al de Vaticano– y abrió la puerta a la integración de los palestinos en otros organismos internacionales.
Rambo en la ONU
El año 1987 tuvo entre sus protagonistas al nicaragüense Daniel Ortega, quien para denunciar la política militar de Washington y la presión en Centroamérica mencionó precisamente a un símbolo muy estadounidense. «Presidente Reagan, Rambo sólo existe en las películas», declaró. La delegación estadounidense respondió a estas alusiones con el abandono del plenario.
«Huele a azufre»
La sesión de 2006 ha pasado a la historia por el «huele a azufre» proclamado por el entonces presidente venezolano, Hugo Chávez, que no dudó en comparar al mandatario estadounidense George W. Bush con el demonio en un encendido discurso. Hay quienes afirman que ha sido uno de los mejores discursos de la historia en la Asamblea General, hoy, de hecho, casi todas las agencias que hacen el recuento de las Asambleas Generales de la Organización de Naciones Unidas, acompañan sus notas con la foto del presidente Chávez en esa intervención inolvidable.
«El diablo está en casa. Ayer el diablo vino aquí. En este lugar huele a azufre», dijo Chávez desde el atril, en el marco de una alocución en la que también cargó contra el «terrorismo de la CIA» y llamó al resto del mundo a levantarse contra la hegemonía estadounidense .
El primero de Gadafi
Cuarenta años hicieron falta para que Muammar Al Gadafi hablase en 2009 ante la Asamblea General de la ONU y, tras tanto tiempo de espera, el líder libio no dejó indiferente a nadie. En más de hora y media de discurso desglosó toda clase de conspiraciones y agravios.
«No debería llamarse Consejo de Seguridad, debería llamarse consejo del terror», llegó a decir el dirigente libio, que incluso vinculó al principal órgano de toma de decisiones de la ONU con Al Qaeda.
Fuera de las oficinas de Naciones Unidas, Gadafi tampoco pasó desapercibido, ya que intentó sin éxito instalar su jaima en el área metropolitana de Nueva York. Finalmente, fue el magnate Donald Trump quien le cedió una propiedad privada.
Ahmadineyad
Toda sesión de la Asamblea General de la ONU suele tener su cuota polémica y con Mahmud Ahmadineyad en el atril ésta estaba prácticamente asegurada. Estados Unidos e Israel, habituales dianas de sus críticas, solían ausentarse antes incluso de que tomase la palabra como protesta a sus políticas.
En uno de sus discursos más sonados, el de 2012, Ahmadineyad –presidente de Irán entre 2005 y 2013–, puso en duda la capacidad de Naciones Unidas y cuestionó también los atentados del 11-S y el Holocausto. Esta polémica alocución también sacó de la sala a la mayoría de países europeos.
El fin del mandato de Ahmadineyad y la llegada a la Presidencia de Hasán Rohani han rebajado las tensiones de Irán con la comunidad internacional. Coincidiendo con la Asamblea General de la ONU de 2013, Barack Obama y Rohani mantuvieron una histórica conversación telefónica.
La bomba de Netanyahu
Aunque la mayoría de los presidentes suelen subirse al estrado de la Asamblea General de la ONU con los papeles de su discurso como único apoyo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, optó en 2012 por exponer de forma gráfica la «línea roja» que no dejaría que Irán traspasase.
De esta forma, acompañó su discurso con un dibujo de una bomba –mecha incluida– con la que quería simbolizar la capacidad iraní para obtener armamento atómico.Netanyahu llegó incluso a marcar con un marcador la «línea roja» pronunciada de palabra.
Desde La Plaza/Europa Press-teleSUR/AMH