Alemania armará a los kurdos del norte de Irak en su lucha contra los yihadistas de la organización terrorista Estado Islámico (EI), venciendo la tradicional resistencia germana a implicarse de modo directo en regiones en conflicto a favor de uno u otro bando. El Bundestag debatió y votó ayer en una sesión especial esta iniciativa del Gobierno de Angela Merkel, en una votación puramente simbólica, no sólo porque la coalición gobernante de democristianos y socialdemócratas posee una mayoría aplastante en la Cámara Baja, sino porque el Ejecutivo sólo precisa autorización parlamentaria para el envío de tropas al exterior, pero no para el envío de material de combate.
Así, Alemania suministrará a los peshmergas de la región autónoma kurda de Irak armamento por valor de 70 millones de euros. Se trata de 30 lanzamisiles antitanque con 500 proyectiles, 16.000 ametralladoras y fusiles de asalto y 8.000 pistolas, además de equipos para retirar minas, gafas de visión nocturna, y tiendas y cocinas de campaña. También destinará 50 millones de euros a ayuda humanitaria; de hecho, ya se había enviado ayuda de este tipo a los kurdos. Está descartado despachar tropas alemanas a la convulsa región.
En su discurso ante el Bundestag, la canciller fue taxativa. «No hay conflicto en el mundo que se solucione solamente por la vía militar, pero hay situaciones en las que sólo los medios militares ayudan para conseguir una solución política«, arguyó Merkel para justificar una decisión controvertida en una sociedad muy pacifista por el recuerdo de dos guerras mundiales devastadoras. Precisamente ayer se cumplían 75 años de la invasión de Polonia por la Alemania nazi, que desencadenó la Segunda Guerra Mundial. Según una reciente encuesta de la televisión pública, el 67% de los ciudadanos se opone a intervenciones como la aprobada ayer.
Desde la Plaza/La Vanguardia/AMH