Cuando nació la moneda, el respaldo estaba dado por trigo, sal o ámbar. Con el correr de los tiempos se buscó un respaldo que dure más: ese fue el oro. Millones de monedas después, éstas se transformaron en billetes y sin el respaldo del oro.
Hasta que un brillante economista, del gobierno de Nixon, en 1971 se acordó que en el siglo XI en China la dinastía Yuan y Ming se expandieron gracias al dinero fiduciario, es decir, no se respalda por metales preciosos sino por promesas de pago. Entonces ¿Cuánto vale un billete?
Daniela llega a su casa después de trabajar diez horas en un taller clandestino de costura; tiene tres hijos de dos matrimonios con hombres que al final prefirieron tomar cerveza en el bar a trabajar y, cambiar bombachas de mujeres a cambiar pañales.
En su casa la esperan los niños junto a su madre que los cuida a la tarde, desde que salen del colegio. Con gran sacrificio envió a sus hijos a estudiar, con el mismo sacrificio con el cual mantiene su casa y logra tener una vida.
Cuando sus hijos duermen, ella junta los sobres donde guarda los billetes de su sueldo. Cada sobre tiene un destino: comida, alquiler, ropa, impuestos. Antes tenía más sobres y con más plata. La plata de salidas y cine pasó al de comida. El de vacaciones quedó en el de ropa. Cada noche las lágrimas caen por sus mejillas cuando ve que alguno sobres están más flacos. Daniela sabe que esos billetes son ropa, comida, educación, protección y que pueden ser la felicidad de sus hijos. ¿Cuánto vale un billete?
El patrón de Daniela estaba en el banco junto al dueño de la ropa que se hacía en el taller clandestino. Iban a sacar un crédito a nombre del que dirigía el taller y el dueño verdadero salía de garantía. Necesitaban nuevas máquinas para lanzar una costosísima línea de su ropa.
Charlaban amenamente con el gerente, que los conocía muy bien, y sabía que el hombre que iba a tener el crédito a su nombre era un pobre empleado del dueño de la marca. Callaba, callaba por que el dueño era un cliente importante y depositaba mucha plata y sacaba muchos créditos que pagaba puntualmente. El gerente los acompañó hasta la puerta y cada uno se fue para su lado.
El capataz del taller iba pensando que esas nuevas máquinas significarían más empleados y más comisiones para él; además con más ropa, también le puede implicar un aumento del sueldo. Iba contento ese año; pensaba hacer la pileta y cambiar el auto, ya era hora de tener uno cero kilómetro como él se merecía.
El dueño pensó que con esas máquinas iba no sólo a sacar una nueva línea, sino también aumentar la producción de las otras. Sonreía contento pensando en el yate que se iba comprar y los cruceros que iba a realizar por la Polinesia.
El gerente del banco elevó los informes sobre todos los créditos otorgados, sobre toda la plata depositada. Imaginó su ascenso a un puesto de mayor jerarquía que le daría, la tarjeta de crédito a cuenta del banco, un gran aumento de sueldo, secretaria (amante) y otros beneficios. Pero lo que más le gustaba era ocupar el puesto del que lo mandaba y lo traía a maltraer con sus órdenes. Ansiaba el poder que generaba ese puesto.
¿Cuánto vale un billete?
El Ministro de Economía de la Nación se había reunido con el Presidente para analizar los resultados de las políticas crediticias. Con gran alegría el economista le decía al primer mandatario que como estaba planificado, el pago de los acreedores había generado que ingresaran nuevos créditos para el país y eso aportaba nuevas líneas de créditos para las PyMEs y las grandes empresas e industrias. Cuando se retiró el Ministro hacia su despacho cavilaba sobre las ganancias extras que había obtenido por el lobby que hizo para los acreedores y cómo este trabajo iba a beneficiarlo en su consultora, ya que los buenos resultados económicos atraían nuevos clientes. El Presidente se acomodó en su sillón mientras iba sacando cuenta de los beneficios que habían obtenido sus empresas, cuando se estatizó la deuda que tenían con los bancos extranjeros y que ahora eran pagados dentro de la deuda externa del país pero, sobretodo pensaba que el éxito político iba a permitirle ser reelecto en las próximas elecciones.
¿Cuánto vale un billete?
El abogado Mc Gill y su representado Paul Singer caminaban desde el comedor de donde habían cenado hacia la sala de ese importante club neoyorquino. Iban a tomar un café y fumar un cigarro cubano. Charlaban sobre el arreglo acordado y el pago a recibir, que a pesar de haberle quitado unos cuantos miles de millones, era una excelente cifra acorde a las ganancias esperadas. Al abogado sí le importaba, porque eran menos ganancias para su comisión, no se quejaba ya que le permitía escalar posiciones en su trabajo. Igual le comentó a su representado y éste sonriendo, le contestó: ¿Qué son unos cuántos billetes, si te representa tener el poder sobre la economía de los países?
¿Cuánto vale un billete? Quizás la única respuesta sincera y valedera sean las lágrimas de Daniela.
DesdeLaPlaza.com/ Nito Biassi