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Control de ganancias y combate al contrabando detonó la violencia guarimbera

Mientras en 2002 el detonante del intento de golpe de Estado fue la legislación contra el latifundio, en 2014 las medidas para controlar la ganancia de la burguesía comercial importadora fue determinante para desatar la violencia callejera de la guarimba.

Esa primera conclusión la aporta Carlos Luis Rivero, sociólogo y analista político, al hacer una revista de las medidas y decisiones legislativas adoptadas por el gobierno de Maduro desde noviembre de 2013.

Ya el 24 de febrero el propio presidente Nicolás Maduro había advertido, en una sesión del Consejo Federal de Gobierno, que lo querían derrocar por causa de la promulgación de la Ley de Precio Justo, la cual ratificaba la voluntad del Gobierno de controlar la tasa de ganancia.
Junto con la norma legal, que formaba parte de un paquete legislativo contenido en una ley habilitante, el Ejecutivo Nacional tomó una serie de medidas de emergencia que llevó a la intervención de cadenas de tiendas dedicadas a la comercialización al detal de bienes importados como vestido, calzado, electrodomésticos y tecnología.

En 2001, el objetivo fue romper con el latifundio, tanto rural como urbano, y rescatar para la sociedad tierras de la nación que acumulaban con fines especulativos las capas más tradicionales de la burguesía venezolana.

Y en 2013 la pretensión ha sido recuperar para los consumidores y usuarios precios con un margen de ganancia limitado por la normativa y no solo por la “mano invisible del mercado”.

Además, en esta oportunidad se trataba de una confrontación con el sector importador, sin duda el más poderoso del país por controlar el comercio externo, los puertos y las redes de distribución.

Contra el contrabando de extracción

El otro factor identificado por Maduro para motivar su salida del poder, es el combate contra el contrabando de extracción.
Al tomar posesión desde abril de 2013, Nicolás Maduro impulsó un programa para reducir la extracción de bienes esenciales, especialmente alimentos.

En ese contexto se profundiza la agresión empresarial y la radicalización de la llamada guerra económica. Eso implicó la aparición de una escasez programada de productos esenciales.

Aquello no hizo retroceder al Gobierno e hizo entender a ese segmento del empresariado que Nicolás Maduro, como el Presidente Chávez, era indomable y no cedería a presiones ni acuerdos.

Pese al reiterado llamado al diálogo, Maduro no se proponía claudicar, sino definir condiciones de transparencia.
Sin embargo eso, hasta ahora, no no sido posible, pues a juicio de Rivero toda la burguesía venezolana responde a la lógica comercial importadora.

Refirió que Empresas Polar, al tiempo que conversaba con el Gobierno, instalaba plantas para procesar maíz en otros países y pedía autorizaciones de divisas para importar ese cereal a Venezuela.

Esa reiteración de seguir dialogando con quienes adversan radicalmente el proyecto chavista, también es una coincidencia con el proceso de 2002.
Lo que sin duda es diferente actualmente es justamente el reconocimiento y respeto que globalmente tiene el país.

Esta vez la OEA no ha sido un factor de perturbación, mientras que la Unasur ha asumido el papel que hace 12 años tuvo el Centro Carter, pero con la rotunda fuerza de un organismo multilateral.

Capas medias y profesionales jóvenes

En 2002, una buena parte de la burocracia petrolera se convirtió en la punta de lanza de la base social del primer intento masivo de acabar con la Revolución Bolivariana en Venezuela.

Esa vanguardia aglutinó a sectores menos orgánicos de las capas medias y de la Fuerza Armada, especialmente del Ejército.
De esa manera, la acción golpista y la conspiración surgió desde el interior del aparato de Gobierno.

Por eso ocurre un golpe militar primero (el 11 de abril) y luego un sabotaje petrolero antes de terminar ese año. De allí la contundencia y éxito que inicialmente tuvieron.

En este plan conspirativo del 2014, la vanguardia de la base social la conforman (o pretendían hacerlo) los llamados estudiantes.

Sin embargo, no se logra visualizar como un bloque sólido y con fuerza institucional, tal como ocurría en 2002 con el movimiento de Gente del Petróleo.

Mientras los huelguistas petroleros se mantenían parados, pero movilizados políticamente, los “estudiantes” se limitaban a impedir las labores de formación en los centros de estudio.

Profesionales jóvenes

El sociólogo Carlos Luis Rivero precisa que, entre los sectores incorporados con firmeza a la rebelión, hay profesionales jóvenes que no se sienten representados por la Revolución Bolivariana.

De la misma forma expresan sentirse algunos componentes de los llamados sectores juveniles, especialmente los vinculados con actividades comerciales, comotrabajadores de tiendas y de franquicias transnacionales.

Destacan también egresados de universidades privadas en carreras de negocios, que prestan sus servicios en empresas multinacionales.

Hijos de familias de la burguesía

Por lo demás llama mucho la atención la participación abierta de jóvenes que forman parte de familias de empresarios y miembros de la burguesía tradicional.

Un caso dramático es el de Roberto Annese, hijo de un empresario naútico del estado Zulia, quien murió a fines de marzo al estallarle un explosivo casero con el que pretendía atacar a la policía.

Asimismo están los hermanos Richard y Chamal Akl, capturados en Santa Fe, quienes realizaban ataques directos contra la policía y la Guardia Nacional Bolivariana. Ellos están relacionados con acaudaladas familias y fueron educados en colegios y universidades considerados como los mejores.

Urbanizaciones cerradas y aisladas

Otro elemento característico de los activistas protestantes es que residen en comunidades consideradas de clase media, aisladas vialmente y cerradas a visitantes.

Es el caso de urbanismos en el sureste de Caracas, los altos mirandinos y ciudades como San Diego y Naguanagua en el estado Carabobo o Cabudare en el estado Lara, entre otras.

Los límites concretos brindan la sensación de exclusividad y se convierten en referencia para definir como agresión cualquier actuación policial.

Perdieron la calle

El movimiento golpista de 2002 fue, innegablemente, de decidida movilización callejera.

Todas sus acciones estuvieron condicionadas por el ejercicio de marchas y concentraciones, más o menos importantes en lo cuantitativo.
Sin la masiva marcha del 11 de abril, y sus víctimas creadas artificialmente, el golpe militar habría sido imposible.

Si a eso se suma la construcción ideológica de una sociedad polarizada o dividida en dos pedazos, más o menos iguales, es inevitable reconocer que esos sectores opositores tenían calle.

Con el revocatorio de 2004, la oposición pierde su capacidad de movilización, hasta que en 2013 el estrecho resultado electoral revive el fantasma de la polarización.

La jornada electoral municipal del 8 de diciembre fue planteada como un plebiscito que decretaría el fin del gobierno de Maduro.
Pero, por el contrario, el evento del 8-D constituyó la reivindicación de Maduro, pues el resultado fue contundente a favor del chavismo.

Despejada la posibilidad de un antichavismo con presencia de callle, y ante la lejanía de otra oportunidad electoral, no le quedaba a la burguesía comercial otra oportunidad.

Y así, todos juntos, se precipitaron por el atajo del golpismo que conocen muy bien.

De la televisión omnipresente a la “inmediatez” de las redes sociales

Con todos los canales de televisión participando en el conflicto político, el golpe de Estado que se inició con una huelga, a principios de abril de 2002, era noticia permanentemente.

Globovisión y RCTV, recuerda la periodista Verónica Díaz Hung, realizaban constantemente transmisiones en vivo con los eventos que ocurrían en dos o tres escenarios preestablecidos en la capital venezolana.

En Chuao o en la plaza de Altamira, la televisión era omnipresente: los periodistas y operadores comían, bebían y dormían allí.
Esa modalidad de abordar los eventos, explica la reportera, desnaturaliza la noticia, pues no tiene inicio ni final. La noticia se hace permanente.

Y de esa manera la información desconcierta en lugar de ofrecer certezas. Crea tensiones en lugar de despejarlas.

En esta oportunidad, la televisión local no ha realizado muchas transmisiones en vivo ni se ha enganchado en la cobertura de alguno de los eventos.
Para Díaz Hung, quien es comunicadora popular, la razón de esa ausencia de cobertura “en directo” es una especie de censura para evitar que se proyecte la violencia que viene ejerciendo la oposición.

“Se quiere impedir que salgan cosas sin filtrar que compromentan el comportamiento de los guarimberos”, puntualiza.

Y ahora redes web 2.0

En 2002 era impensable que desde Internet se pudiera sustituir la inmediatez que ofrecía la televisión.

Ni siquiera habían redes sociales como las conocemos hoy y quizás lo más parecido serían los foros de discusión.

En la actualidad, el papel protagónico lo han adoptado redes como Twitter, principalmente, donde se cuelgan con relativa inmediatez notas, fotos y videos con contenidos informativos que sustituyen la noticia en términos rigorosamente periodísticos.

La mayoría de estos contenidos son elaborados por activistas profesionales o testigos militantes, por lo que la mirada expuesta es interesada, advierte la periodista.

Asimismo destaca el hecho de que fotos y videos muchas veces son editados o intervenidos para censurar lo que no conviene mostrar al público.

Eso ha implicado también que diversos medios ofrezcan noticias sin fuente o basadas en tuits cuya veracidad es cuestionable.
En lo global este manejo informativo ha derivado en un proceso donde se han utilizado imágenes de otros países para decir que corresponden a Venezuela.
Mientras tanto, la cobertura audiovisual se mantiene en manos de canales de noticias extranjeros como CNN en Español y NTN24.
Inevitablemente, la visión externa del país es la que construyen, desde sus intereses económicos y concretos, estos medios.

Escalada y militancia de la violencia

El sociólogo Carlos Luis Rivero dice que en sus 40 años de militancia política nunca había visto tal intensidad de violencia en la rutinaria confrontación social y política.

Ni siquiera en momentos de enfrentamientos declarados como los ocurridos en los años 60 y 70.
Rivero explica que la acción violenta, como la guarimba, no tiene capacidad de derrocar a un gobierno. Pero tiene fuerza para darle publicidad a una causa y ganarle adeptos.

Sin embargo, eso no ocurrió en Venezuela, pues la guarimba se hizo autónoma con su violencia y no se articuló con una estrategia de calle, que además nunca se llegó a definir.

Por otro lado, el uso de armas de fuego largas y de explosivos en jornadas de protesta han dejado muertos y heridos si contar los sustanciales daños materiales.
Mientras que, simultáneamente, se ha certificado la presencia de grupos con óptimo entrenamiento paramilitar, que vienen actuando junto con la guarimba y posiblemente la dirigen como parte de su militancia de la violencia. VHM

Una cosmovisión desde los valores de la burguesía

Una mirada de su entorno, que responde a los intereses de las capas de la burguesía comercial y los referentes de la industrial “cultural” global, es la que asumen los activistas violentos que intervienen en las llamadas guarimbas.

Así lo afirma el psicólogo Pedro León Torres, quien precisa que los constantes mensajes de guerra han causado traumas o heridas psicológicas en las personas expuestas a ese discurso.

Entre esos están los referidos a contenidos de carácter anticomunista como los que advierten sobre la confiscación de bienes, agresiones a niños en las escuelas o anuncios sobre una dictadura militar.

Oportunamente estos son validados con la ocurrencia de eventos concretos que “demuestran” su veracidad.
Por ejemplo, algún caso de alguien que perdió sus bienes o de niños que fueron obligados a cantar el himno nacional junto con el presidente Hugo Chávez.

Ello explicaría la facilidad con que se impusieron los señalamientos sobre torturas y malos tratos por agentes policiales.

Fascismo desde la escuela

Entretanto, Carlos Luis Rivero, sociólogo, advierte sobre el papel de la educación formal en la construcción de esa cosmovisión fascista y anticomunista.

Considera que la supervisión de la actividad educativa no ha sido la más rigurosa y eso ha permitido que se incorporen informalmente contenidos clasistas y excluyentes.

Destaca que luego de las elecciones de octubre de 2012 se pudieron identificar mensajes abiertamente fascistas en las redes sociales.
Por lo tanto, no debería considerarse sorprendente la fuerza que ha evidenciado tener esa cosmovisión y ese discurso fascista.
Esas capas medias no han hecho sino adoptar el discurso y la ideología de la burguesía y de sus patrones, que en muchos casos son compañías multinacionales, refiere.

Además, hay actuaciones expresas de esos sectores, motivadas por esa visión de mundo, tal como viene ocurriendo con el afán de adquirir armas y entrenamiento paramilitar que ha popularizado deportes como el airsoft.

Tomado de la-tabla.blogspot

 

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