Una huelga de conductores de autobuses paralizó este miércoles 60% de la flota de Río de Janeiro, en un segundo día de protesta en el que 14 vehículos también fueron dañados, a 29 días del Mundial.
Según el secretario de Transporte Municipal, Alexander Sansão, dos millones de cariocas -casi un tercio de la población de la ciudad- dependen de buses de compañías tercerizadas por la alcaldía de Río.
Para minimizar el impacto de la huelga, la alcaldía puso en circulación más trenes, vagones de metro e incluso transporte marítimo para cruzar la bahía de Guanabara en Río, tal como ya hizo el martes.
Esta movilización de 48 horas, que comenzó el martes y según la Secretaría de Transportes de Río afectaba a un 60% de la flota, sigue a la huelga del martes, en la cual 158 vehículos fueron dañados, según la organización patronal de las compañías de autobuses de Río.
También ocurre tras una primera huelga el jueves pasado que se saldó con 531 buses dañados o incendiados por los huelguistas y que dejó perjuicios financieros por 17 millones de reales (unos 7,7 millones de dólares).
Los conductores en huelga exigen que su salario sea aumentado a 2.500 reales (1.120 dólares al cambio actual) y el fin de la doble función conductor-cobrador.
«Esta reivindicación no es razonable y viene de un grupo político que quiere paralizar Río durante el Mundial», declaró el vicepresidente de Sintraturb-Río (el sindicato de conductores de buses), Sebastiao José da Silva.
Río de Janeiro acogerá siete partidos del Mundial de fútbol que arranca en menos de un mes en 12 ciudad es brasileñas, incluida la final el 13 de julio.
La justicia decretó el martes que se debe mantener en servicio al menos un 70% de la flota de buses de la ciudad bajo la pena de multas de hasta 50.000 reales (unos 22.700 dólares) por día, pero esto no ha sido respetado.
«Hay más de 40.000 conductores y cobradores de autobús en Río y este movimiento tiene sólo 0,1 % de adhesión. Esto demuestra el oportunismo de estas personas», protestó el miércoles el gobernador de Río, Luiz Fernando Pezao.
La policía militar fue movilizada para mantener el orden y la seguridad de los buses cuando salen de sus garajes.
Desde La Plaza / AFP / JT