Si en algo ha sido constante y coherente la oposición es en una idea: el chavismo solo existe por el increíble poder de disuasión de Hugo Chávez –primero- y Nicolás Maduro –después-. Entonces, la cuestión es que si llevamos 18 años marchando obligados, firmando obligados, inscribiéndonos en registros obligados, asistiendo a simulacros obligados, ¿cuál es la novedad en pensar que este 30 de julio el chavismo votará obligado?
Y sí, se lo repito firmemente a todo el mundo: yo votaré obligado, el chavismo votará obligado.
¿Y quién nos está obligando a votar? Nos está obligando a votar el fascismo. Nos está obligando a votar la violencia. Nos está obligando a votar el fratricidio. Nos está obligando a votar el injerencismo. Nos está obligando a votar todo aquello que no somos los chavistas, todo aquello que no son nuestros compatriotas opositores y, en fin, todo aquello que no somos los venezolanos.
¿Acaso Venezuela va a amanecer como un país renovado el 31 de julio? No. Seguramente la misma minoría violenta quiera seguir trastocando nuestra cotidianidad. Dólar Today va a querer llevar el dólar paralelo a los 15 mil bolívares. La dirigencia opositora va a seguir en sus desvaríos de paros y trancas en un contexto en el que el país necesita más trabajo que nunca y seguramente el lunes 31 el descontento siga ahí, con o sin razones.
Pero salimos a votar porque nosotros también tenemos derecho a opinar. Salimos a votar porque, quiéranlo o no, el chavismo existe, late y se moviliza desde la conciencia y la necesidad de construir el país. Salimos a votar porque mientras para una minoría “es un derecho” trancar una calle y es su forma de expresar que el gobierno debe entregarse, nosotros expresamos esta vez a través del voto nuestro empeño en seguir adelante. Salimos a votar porque sentimos que la Asamblea Nacional Constituyente nos brinda un aire nuevo en medio de tanta zozobra y desesperanza que quieren sembrar personeros que nos les importan las necesidades del pueblo, sino solo hacerse del poder.
Esta vez nuestro voto va más allá de un número o de un candidato. No se trata solo de votar por el Psuv, o por el Chavismo Bravío, o por Comunidades al Mando o por cualquier relegado de la izquierda. También votamos en contra del enfrentamiento entre hermanos. Votamos en contra del tutelaje que la soberbia imperial nos quiere imponer. Votamos porque por mucho que podamos pelear con nuestro vecino opositor, es con él o ella con quien queremos resolver la crisis y no con la mediación de quienes solo están interesados en nuestros recursos.
Ahora más que nunca votamos, porque nuestro voto vale más que un candidato o un curul. Ahora más que nunca votamos porque vamos a alzar nuestra voz para acallar el ruido de la violencia. El chavismo votará obligado porque Venezuela nos llama, y cuando la madre llama siempre debemos estar ahí presentes en cuerpo, mente y alma.
DesdeLaPlaza.com/Simón Herrera Venegas