Parece mentira pensar que a estas alturas de la vida, con los grandes avances de la tecnología, la globalización, y los diversos mecanismos de diplomacia, aún existan países u organizaciones que todavía pretendan interferir en asuntos internos de otras naciones.
Muy claro esto lo tenía el presidente venezolano y comandante de la Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías, cuando se refería a la Organización de Estados Americanos (OEA) como un ente que ‘no servía para nada’, y señalaba que si la mayoría de los países miembros exigen cambios y la OEA no lo hace «hay que acabar con ella».
Con la reciente decisión de Venezuela de retirarse de la OEA, por no respetarse su soberanía y por la consecuente acción de injerecismo en manos de su Secretario General, Luis Almagro, es algo que no debe de extrañarnos, ya que esta fue una clara visión del máximo líder de la Revolución Bolivariana hace algunos años atrás, cuando refería que la instancia ‘no servía para nada’, durante la gestión de su secretario José Miguel Insulza.
Chávez denunció en múltiples ocasiones que el organismo servía para los intereses del imperio norteamericano.
«¿Para qué la Organización de Estados Americanos (OEA)? Vamos a crear nuestros mecanismos en estos espacios geopolíticos de unidad y de integración que están naciendo», expresaba el mandatario desde el Palacio de Miraflores al canal del estado Venezolana de Televisión (VTV), en el año 2012.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y precisamente la Unasur conforma una arquitectura geopolítica que se adapta a la época y a los hechos históricos de nuestros días.
Nos preguntamos entonces, ¿Qué está esperando el Alba, Celac y Unasur, para lograr la gran independencia de los pueblos latinoamericanos y dejar la dependencia de los organismos internacionales?
¿Qué sería del país hoy si Venezuela se hubiera retirado en esa ocasión de la OEA en manos de Chávez?
DesdeLaPlaza.com/Rubén Scorche