Eric Holder dijo el jueves que dejará su cargo como fiscal general de Estados Unidos, dando lugar a un posible conflicto en el Senado para confirmar a un sucesor que pueda abordar una larga lista de desafíos pendientes del Departamento de Justicia.
Holder, una voz liberal franca y uno de los aliados más cercanos del presidente Barack Obama, seguirá en su cargo hasta que su sucesor se presente y se confirme.
Sus casi seis años en el cargo, marcados por avances en los derechos civiles y frecuentes luchas con el Congreso, lo convirtieron en uno de los fiscales generales que ocuparon durante más tiempo el puesto.
«Yo nunca dejaré el trabajo. Continuaré sirviendo«, dijo Holder, con Obama a su lado, durante el breve anuncio de su partida en la Casa Blanca.
El próximo fiscal general se enfrentará a muchos desafíos, incluidos la administración de iniciativas contra el terrorismo dirigidas contra milicianos del Estado Islámico y equilibrar los derechos a la privacidad frente a los esfuerzos de vigilancia del Gobierno.
También deberá decidir si se continúa con los esfuerzos para procesar al ex contratista de la agencia de espionaje Edward Snowden, que ahora vive en Rusia, por revelar secretos de vigilancia.
Un responsable de la Casa Blanca dijo que Obama no ha tomado una decisión sobre el sustituto de Holder.
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