Por: Emanuel Mosquera
El conflicto en Colombia es más complejo de lo que parece. A partir de su fase actual iniciada en la década de 1960 fue in crescendo tras las sucesivas guerras civiles originadas tras el asesinato del candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948, en el período histórico conocido como “La Violencia”, desde aquel entonces ha venido mutando significativamente con el tiempo, y puede quizás ser mejor comprendido si reinterpretamos su contenido como una matriz de conflictos interrelacionados.
Estos sucesos han implicado una homogeneización del espectro político, desde el clásico “izquierda / derecha” hasta el “autoritarismo / democracia”, desatando la controversia ciudadana en un cóctel que mezcla el desplazamiento de campesinos y pueblos indígenas, la escasez de oportunidades económicas, la falta de atención gubernamental hacia las zonas rurales del país y el ominoso saldo dejado por las víctimas de la violencia armada, todo esto frente al narcotráfico y la delincuencia organizada que han logrado frotar sus manos con el paso del tiempo y la pervivencia de la inestabilidad en el país.
En términos excesivamente básicos, los principales protagonistas de la tríada conflictiva han sido; en un vértice, la ciudadanía, las fuerzas gubernamentales y pro-estatales, en el otro, las fuerzas paramilitares, el narcotráfico y las bandas criminales organizadas, y en el último, los grupos guerrilleros en una serie de organizaciones tales como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el extinto Movimiento 19 de abril (M-19). Se trata de un panorama con nociones hasta geopolíticas, una vez confirmada la significativa participación política y militar de los Estados Unidos.
El conflicto colombiano se ha caracterizado por ataques deliberados contra la población civil, en particular, el forzoso desplazamiento de campesinos con tierras valiosas para el cultivo de drogas, todo esto con el fin de activar el control estratégico de las áreas, lo que lleva a una mayor población de desplazados en el hemisferio occidental.
De la “guerra de guerrillas” hasta las primeras conversaciones de paz
En un intento de poner fin a la guerra civil iniciada en 1948, los principales grupos políticos en Colombia (Conservadores y Liberales), intentan fraguar en 1958 un gran Frente Nacional para frenar las más de 250.000 personas muertas en los primeros 10 años del conflicto. Esta decisión traería como consecuencia que en 1964 se formaran el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército de Liberación Popular Maoísta (EPL) como una respuesta a la inactividad de los grupos de izquierda en la resolución del problema nacional y ante el abandono de los gobiernos de turno a las poblaciones campesinas y menos favorecidas económicamente.
En 1966 nacen formalmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) la agrupación guerrillera más grande que se haya establecido en el país cafetero, cuatro años más tarde surgiría la Alianza Popular Nacional, cuya misión central era fungir como una suerte contrapeso de izquierda al Frente Nacional de conservadores y liberales.
El grupo guerrillero M-19 se funda en 1971, y seis años después se incorpora un nuevo elemento al conflicto: el ascenso inminente de los carteles de drogas a los cuáles el gobierno tenía que hacer frente. En 1982 el presidente Belisario Betancur otorga una ley de amnistía a los guerrilleros y presos políticos. Justo en ese momento comienza una campaña de debilitamiento del Estado, que se intensifica cuando los grupos narcotraficantes logran el asesinato del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla.
El 6 de noviembre de 1985, once jueces y otras 90 personas mueren después de que varios guerrilleros del M-19 se abren paso en la toma del Palacio de Justicia Colombiano, ese mismo año se funda el partido Unión Patriótica (UP) un grupo político como parte de una propuesta política legal de varios grupos guerrilleros, entre ellos el Movimiento de Autodefensa Obrera (ADO) y dos frentes desmovilizados del ELN y las FARC-EP, respectivamente. Este intento demuestra que no es la primera vez que los grupos guerrilleros intentan hacerse paso en la política colombiana.
Un año más tarde, los grupos paramilitares comienzan una sistemática campaña de asesinato contra los políticos de la UP, en medio de una continua violencia contra los grupos de izquierda perpetrada por los escuadrones de la muerte dirigidos por carteles de la droga. En 1989 el grupo guerrillero M-19 se convierte en un partido legal después de llegar a un acuerdo de paz con el gobierno. Este período marca una nueva brecha de violencia en Colombia con el asesinato de varios candidatos presidenciales de la UP, el M-19 y hasta el liberal Luis Carlos Galán, en plena campaña electoral. Las fuentes oficiales reseñaron que los asesinatos se trataban de una represalia de los carteles de la droga por la lucha que llevaba a cabo el gobierno con la vigencia de un tratado de extradición que llevaría a los criminales a juicio en los Estados Unidos.
A comienzo de la década de los 90 se aprueba una nueva constitución que prohíbe la extradición de colombianos a juicio en otros países y garantiza los derechos democráticos de los pueblos indígenas, pero sin abordar sus reivindicaciones territoriales. La muerte del capo Pablo Escobar en 1993 no terminaría la ola de crimen y narcotráfico en Colombia ya que luego de la victoria de Ernesto Samper en 1995, este sería acusado de recibir financiamiento de los carteles de la droga en el conocido proceso 8.000. Tuvieron que pasar 38 años de conflicto para que el recién elegido presidente, Andrés Pastrana Arango, comenzara las primeras conversaciones de paz con la guerrilla.
El Plan Colombia, de Uribe a Santos y los diálogos en La Habana
El nuevo milenio trajo para el mundo una nueva reconfiguración del orden mundial, y Colombia no es la excepción. Las conversaciones de paz iniciadas formalmente entre el comandante de las FARC-EP, Manuel «Tirofijo» Marulanda y Andrés Pastrana atraviesan un camino sinuoso que permite dilucidar una solución clara al problema. En Julio del 2000 el “Plan Colombia» arranca con casi US$ 1 mil millones de dólares en ayuda, principalmente con la actividad militar de los EE.UU. para combatir el tráfico de drogas y los rebeldes que se benefician y proteger el comercio de estupefacientes. Ese mismo año el gobierno congela las conversaciones mientras las FARC-EP se niegan a reanudar las conversaciones, acusando a Pastrana de no detener los grupos paramilitares.
En enero de 2002 las FARC-EP acuerdan el alto al fuego tras la firma de acuerdo de San Francisco, en octubre de 2001. Sin embargo, tan sólo un mes después el presidente Pastrana rompe tres años de tortuosas negociaciones de paz con los rebeldes de las FARC-EP, el gobierno declara zona de guerra en el sur del país después de que rebeldes intensifican los ataques con el secuestro de la exsenadora Ingrid Betancourt. Ese mismo año llega a la presidencia Álvaro Uribe quien prometió acabar con los grupos rebeldes en su campaña. Momentos antes de su investidura se registraron una serie de explosiones sospechosas en Bogotá que dejaron 20 personas muertas y obligó al presidente recién electo a convocar a un estado de emergencia.
Los dos mandatos presidenciales de Uribe (2002-2010) estuvieron marcados por hechos fundamentales como la aprehensión en 2004 de Juvenal Ricardo Palmera (FARC-EP), el combatiente de más alto rango jamás capturado, el cual es extraditado y encarcelado en EE.UU. con una pena 60 años; así mismo en 2006 ocurre la desmovilización del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y en 2007 el presidente venezolano Hugo Chávez se incorpora como mediador entre los grupos rebeldes y el gobierno colombiano para mantener conversaciones sobre acuerdo de liberación de rehenes. En enero de 2008, las FARC-EP liberan a dos rehenes de alto perfil, Clara Rojas y Consuelo González, como resultado de la mediación de Chávez, pero en marzo de ese mismo año el gobierno colombiano mata al alto dirigente de las FARC Raúl Reyes en la frontera con Ecuador, lo que desencadena una crisis diplomática con este país y Venezuela.
Tras la muerte de Manuel “Tirofijo” Marulanda en 2008, el Ejército de Colombia rescata en Julio a una de los rehenes de más alto perfil del país, Ingrid Betancourt, quien estuvo en cautiverio durante seis años por las FARC-EP. En diciembre de 2009, los grupos rebeldes FARC-EP y ELN anuncian su intención de dejar de luchar entre sí y concentrarse en atacar a las fuerzas armadas.
En agosto de 2010 se abre un nuevo capítulo para la historia colombiana, llega a la presidencia Juan Manuel Santos (exministro de defensa de Álvaro Uribe), quien responde a una oferta de conversaciones con las FARC-EP al insistir en que el grupo rebelde debe liberar primero a todos los rehenes que aún posee. Tan sólo un mes más tarde de su arribo al poder, en medio de una campaña de violencia, el ejército de Colombia mata al alto comandante de las FARC-EP Víctor “Mono Jojoy” Suárez, en un ataque aéreo en la región de la Macarena.
Tras dos años de intensa actividad armada comienzan una ronda de conversaciones exploratorias en agosto de 2012 con las FARC-EP y el ELN, quienes también han indicado su disposición a hablar. El Congreso colombiano aprueba una ley que prevé las conversaciones de paz en junio. En noviembre de ese año, los rebeldes de las FARC-EP declaran un alto al fuego de dos meses y fija que las conversaciones de paz con el gobierno comiencen en La Habana, Cuba. En enero 2015, el presidente Santos dice que el gobierno está listo para alto el fuego bilateral con las FARC-EP y en diciembre logra firmar un contrato clave en el pago de daños percibidos y la garantía de justicia para las víctimas del conflicto.
El gobierno y las FARC-EP retrasan la firma de un acuerdo final en marzo de 2016, citando diferencias restantes en las conversaciones, pero en junio firman un acuerdo de alto al fuego y desarme definitivo, un precursor de un acuerdo de paz integral. En ese mismo momento el gobierno colombiano indica que está iniciando conversaciones formales de paz con el grupo armado ELN y el 26 de septiembre firman un histórico acuerdo de paz que lleva formalmente a su fin 52 años de conflicto armado y que se someterá a consulta electoral el próximo 2 de octubre. ¿Habrá paz verdadera en Colombia?
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