No es secreto para nadie que estamos viviendo en nuestro país una crisis productiva, la falta de importación, la extracción y el acaparamiento de lo que se importa o produce ha dejado al descubierto la necesidad de producir alimentos en nuestras tierras, pero no solo se puede pensar en sembrar, criar o pescar, además y bien importante es pensar en procesar, transformar y envasar alimentos de larga duración, que bien podrían asegurar nuestra soberanía alimentaria.
También sabemos que debido a la coyuntura política, este año puede ser más duro aún en cuanto a abastecimiento se refiere, bien sea a causa de la guerra económica que sí existe, aunado a las secuelas de la falta de producción y del poco empeño que se ha puesto para organizar e impulsar al sector productivo, la falta de seguimiento que se hace a quienes se le otorgan créditos para producir y de seguimiento a las políticas que el gobierno propone, la inexistencia de interés de parte de los funcionarios públicos de uniforme o no a quienes se les pone la tarea de supervisar, acompañar y cuidar que las políticas de Estado se cumplan, la corrupción y como aderezo final, la viveza típica del venezolano al que se le presta ayuda para su impulso y que en vez de producir termina gastándose los reales en lujos, que al final es posiblemente el más responsable por no cumplir con su palabra de producir para hacer crecer a su país.
Si queremos sacar este país adelante debemos entender que no es papá Estado el que nos debe decir qué hacer y cómo hacer, ni mucho menos el que tiene que pagarnos los caprichos para ponernos a producir, somos nosotros mismos, los venezolanos los que debemos tomar esa decisión de una buena vez, de a poco o de a mucho, de acuerdo a las posibilidades de cada quien, pero en fin, se debe comenzar este mismo año para que podamos abastecernos y que la crisis no llegue a ser una enfermedad terminal, ni mucho menos que vivamos de la esperanza de que los precios del petróleo aumenten para que salgamos de esta crisis productiva y papá Estado lo vuelva a importar todo de nuevo, tampoco es un prometido cambio de parte de unos que irán a debatir leyes pero que poco se ensuciarán las manos de tierra para sembrar, procesar o producir alimentos, pues los políticos de profesión y con tendencias neoliberales poco saben de producción.
Debemos dejar la quejadera, la holgazanería y la viveza, que solo nos ha llevado al bachaqueo, a la corrupción, y a la desidia, y hemos dejado a un lado lo verdaderamente importante, hacer que nuestro país sea productivo y que nos sintamos orgullosos de ello, es el deber para este año, para que tengamos un feliz 2016 ponernos las pilas, dejarnos de tanta echadera de culpa y actuar corresponsablemente, porque un país no lo construyen o destruyen solo los políticos, sino más bien la actitud de sus ciudadanos dispuestos o no a cumplir con su deber, a dar o no su aporte, y ya es hora de meterle el pecho a esto con seriedad, dejar de ser atenidos esperando que venga otro a solucionarnos los problemas, la solución es asumir con responsabilidad y ponernos a producir alimentos, entre todos, desde las comunidades, el campo, las ciudades, la tarea es de todos.
Hay mucho venezolano serio, responsable y trabajador que puede afrontar esta tarea, esos son los imprescindibles, en cambio los del bachaqueo, los del matraqueo y los de la quejadera, deben ser echados a un lado con toda la seriedad del caso, pues ellos, nos han sumido en un estado de crisis que hasta para ellos mismos ha sido perjudicial, el facilismo, la viveza y la deshonestidad deben ser derrotados, cuéstenos lo que nos cueste, para que podamos hacer crecer nuestro país.
DesdeLaPlaza.com / Rómulo Hidalgo